Después de ocho años de ausencia, el festival MatamoroSon volverá las calles de Santiago de Cuba del 5 al 9 de mayo recordando el Día del Son Cubano y al maestro Adalberto Álvarez.
El evento potenciará la presentación de los septetos soneros de Santiago, una de sus fortalezas musicales, que llegarán también a comunidades distantes de la ciudad.
Entre los participantes sobresalen los septetos Santiaguero, Turquino, Ecos del Tivolí, Morena Son, Moneda Nacional, Son Chévere, Sol y Son, Sones de Oriente, y las orquestas Suena Cubano, Los Karachi y Sonora Santiaguera, de los catálogos de excelencia de las empresas de la música en el territorio.
La jornada inicial la animarán los parques Dolores, Serrano y Céspedes, en el casco histórico, y durante noche gala inaugural se efectuará en la Plaza de Marte, dedicada al Caballero del Son, Adalberto Álvarez.
Como escenarios principales figuran la calle Heredia, el patio Sandunga de la sucursal Artex, las plazas Aguilera y Ferreiro, la Alameda, la Claqueta-Bar, los salones del Son y los Grandes, y las explanadas de Trocha y Carretera del Morro, del Bloque J del distrito José Martí y la situada en el Micro-3 del reparto Abel Santamaría.
Asimismo, se hará el coloquio “Son santiagueros”, organizado por especialistas del Museo de la Música “Pablo Hernández Balaguer”, y el encuentro y competencia de treseros con la participación de profesionales, aficionados y estudiantes del conservatorio local.
El 8 de mayo, Día del Son Cubano, se depositarán ofrendas florales en el cementerio Santa Ifigenia ante las tumbas de Miguel Matamoros, Electo Rosell (Chepín) y Francisco Repilado (Compay Segundo).
El evento saludará el centenario de “Son de la loma”, del Trío Matamoros, y de la creación de los septetos como formaciones musicales, con un ritmo y sonoridad singulares en la interpretación del género que alcanzó su esplendor en esta localidad suroriental.
El Festival del Son, surgido en los años 80 por iniciativa del musicólogo santiaguero Danilo Orozco y el apoyo de los Estudios Siboney para realzar a la figura de Miguel Matamoros, fue la génesis de este evento, que en 1994 cobró carácter internacional con el auspicio del Ministerio de Cultura y la labor de Adalberto Álvarez.