Habana Compás Dance es el nombre de una compañía que conjuga la danza y la percusión de manera sabia y creativa, con el propósito de marcar la diferencia, crear tendencias o azuzar la crítica popular.
Creada en el 2004, esta agrupación salió a la luz con solamente cuatro bailarinas que decidieron emprender un camino independiente al que habían llevado hasta entonces en otros conjuntos danzarios. Se propusieron buscar un sello que las separara de lo rutinario y pretendieron atraer a un público fresco, ávido de nuevas tendencias culturales.
Al principio vinieron los tanteos, los rejuegos y la búsqueda de un camino propio que tomó inicialmente el flamenco como base de su propuesta. Cinco años después, en el 2009, la agrupación ya se componía de 14 muchachas y tenía definido un nuevo modo de hacer arte: unir la percusión y la danza con un estilo muy peculiar y revolucionario dentro de las corrientes artísticas cubanas.
En declaraciones a OnCuba, Liliet Rivera, directora general de Habana Compás Dance, manifestó que desde el principio comenzaron a buscar un distanciamiento de lo archiconocido. Querían diseñar algo nuevo que impusiese desafíos e ideas sugerentes.
“Comenzamos un proceso creativo, lento y difícil, a partir de las propuestas de Eduardo Córdoba, director musical de la compañía, con el propósito de imbricar lo africano con lo español en una sola cosa que definimos como cubanía.
“Hasta el momento hemos logrado poco a poco hacer algo distinto, y creo que somos la única compañía en Cuba y en el mundo con este tipo de trabajo. Normalmente, las agrupaciones danzan o percuten. Nosotros hacemos ambas cosas e impregnamos el taburete en nuestro estilo”, resaltó.
Para Rivera no fue fácil lanzarse a hacer algo original, en tanto tenía incorporado un estilo adquirido anteriormente en el ballet Lizt Alfonso. Tuvo que separarse totalmente de su rutina profesional para no repetirse o copiar de nadie. Su propia imaginación sería entonces su carta de presentación.
“La ayuda de Córdoba fue muy útil porque él sí visualizaba que podíamos hacer algo diferente. Yo no sabía cómo imbricar la percusión y tenía muchas dudas. Ya existían Los Papines, pero yo no me conformaba con la imagen repetitiva. ¡Quería hacer otra cosa!”, aseguró Rivera.
En efecto, Córdoba fue el alma gemela de la directora en la búsqueda de nuevos horizontes que hicieran estremecer las tablas. Para el director musical y artista de la plástica, las jóvenes de la compañía tenían muy buenas condiciones naturales para la percusión, y el sabor afrocubano podía ser un elemento de importancia.
“Me di cuenta de que podíamos hacer un trabajo maravilloso: comencé a impartir técnicas y rudimentos de percusión, controles de baqueta y ejercicios de polirritmia. Yo hacía la percusión y Liliet incorporaba el movimiento. A partir de ahí el trabajo empezó a florecer alrededor del taburete, que ha devenido elemento utilitario, decorativo, e instrumento musical”, precisó el artista.
Una vez trazada la ruta, la compañía decidió conformar un grupo musical que tocara en vivo y lograse ajustar los sonidos tradicionales a las tendencias musicales más contemporáneas, sin obviar los ritmos netamente cubanos como el son o la rumba.
Hasta el momento, Habana Compás Dance ha brillado en diferentes teatros cubanos, centros turísticos del país y festivales internacionales. Ha realizado, además, giras por diversos países como México, Turquía, Chile, Saint Kitts y Nevis y Corea del Sur.
Actualmente la compañía está enfrascada en el diseño de un nuevo espectáculo denominado Fusión y Pasión, que incorpora propuestas atrevidas y una técnica más pulida. Esta entrega tendrá el propósito de arrancar aplausos en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica durante el 2016.
“El próximo 22 de abril nos presentaremos en Tampa y tenemos propuestas de trabajo en Washington D.C. Creemos que es muy importante tener la posibilidad de explorar ese mercado tan amplio y aspiramos a que nuestra oferta sea de mucho agrado”, señaló la directora de la agrupación.
Por otra parte, el video clip Atómico, protagonizado por la compañía y dirigido por los realizadores audiovisuales Esteban Vázquez y Armel Villasol, logró dos premios Lucas en la pasada edición de este certamen: el primero como mejor video de música instrumental y el segundo como mejor clip coreográfico.
Recientemente hicieron un nuevo video bajo el nombre Somos diferentes, junto con Los Van Van, en el que hacen un uso extensivo del taburete, y los tambores forman parte de la escenografía.
Se aceptan chicos
Habana Compás Dance se compone de 25 integrantes, de los cuales 18 son bailarines: 15 mujeres y tres hombres. Inicialmente no se concebía la inclusión de la figura masculina, pero una gira a Corea del Sur supuso la incorporación de muchachos.
“En el 2013 se hizo por primera vez un festival de la cultura cubana en ese país y nos pidieron la presencia masculina para hacer algo más afrocubano. Me gustó la idea y proyectamos la percusión corporal con los hombres. Eso fue algo accidental que llegó para quedarse, porque yo siempre pensé que las mujeres podían vestirse y bailar como hombres”, destacó Rivera.
Para Michel Morejón, bailarín de la compañía, fue algo nuevo vincularse al trabajo de la agrupación. Sin embargo, le resultó bastante fácil porque su trabajo tenía mucho que ver con lo que hacían las muchachas con el flamenco.
“Aquí me he superado como bailarín y como artista en general. Cuando me incorporé a este lugar lo único que sabía era bailar, no había tocado nunca un instrumento de percusión. Aquí he aprendido a hacerlo y ha sido una experiencia fenomenal. Hay personas que ven la danza y la percusión como formas separadas de arte; pero la verdad es que ambas manifestaciones se interrelacionan muchísimo”, indicó el joven.
Habana Compás Dance posee también una escuela con alrededor de 300 niños y adolescentes, entre cinco y 18 años. Se trata de un trabajo comunitario cuyo objetivo es dejar un legado para la posteridad y lograr que se reconozca el esfuerzo de la agrupación por rescatar la música tradicional asida a lo contemporáneo. Las clases son gratuitas, los padres ayudan con donaciones, y se hacen tres presentaciones anuales en distintos escenarios de la capital cubana.
Ruth Díaz es una de las maestras de la escuela. Ella fue, en su momento, una de las alumnas del taller hasta que se incorporó al grupo de muchachas que ampliaron el cuarteto inicial que conformaba la compañía.
“Yo disfruto mucho el trabajo que hacemos. Me gusta mucho enseñar y ver cómo los niños van alcanzando habilidades. Los varones imparten cursos de verano en julio y enseñan el estilo afro y danzas populares.
“Pienso que el mayor desafío de pertenecer a esta agrupación es lograr ser bueno en ambas cosas: la percusión y la danza. A veces tenemos poco tiempo para conseguirlo, pero el resultado se nota porque al público le gusta lo que hacemos. Sin embargo, creo que no podemos decaer. A veces pensamos que estamos en un nivel alto y nos descuidamos”, subrayó Díaz.
Más allá de los logros y las aspiraciones de la compañía, para la directora de Habana Compás Dance estar al frente de una agrupación de este tipo en Cuba es muy difícil debido a las limitaciones económicas.
“Por ejemplo, nuestra sede en Marianao estaba llena de arbustos hace dos años y se encontraba totalmente inhabitable. La Dirección de Cultura en el municipio nos cedió el local y ya luce otra cosa.
“Nosotros no somos subvencionados. Agradecemos el apoyo que nos ha dado el Ministerio de Cultura, pero la realidad es que dependemos económicamente de nosotros mismos y de nuestro propio esfuerzo. Con mucho sacrificio hemos llegado hasta donde nos encontramos actualmente y aspiramos a seguir dando lo mejor de nosotros. A pesar de todo, estamos orgullosos de lo que hacemos y continuaremos adelante”, concluyó Rivera.
Vienen a Los Angeles, California