Con un multitudinario concierto de la orquesta Los Van Van en la Plaza de la Revolución Calixto García, cerró este miércoles en Holguín la edición 32 de las Romerías de Mayo, el mayor festival de arte joven en Cuba y una de las celebraciones culturales más singulares del Caribe.
Durante una semana, la urbe holguinera se transformó en un hervidero de música, tradición y diálogo entre generaciones, para reafirmar su condición de capital del arte joven y renovar el legado de una fiesta que nació hace más de dos siglos como peregrinación religiosa.
Miles de holguineros y visitantes de otras provincias y países se congregaron en la emblemática plaza para bailar y corear los éxitos del “Tren de la música cubana”, que ofreció un recorrido por lo más relevante de su repertorio.
“Tengo las mejores impresiones del evento. El trabajo a veces nos hace imposible venir, pero ahora aprovechamos y disfrutamos junto al pueblo este festival”, expresó Samuel Formell, director de la orquesta, visiblemente emocionado por la energía del público.
Antes del concierto de cierre, la agrupación Agranel y El Kíkiri de Cisneros animaron la antesala, y como es tradición, se realizó el ascenso simbólico del Hacha de Holguín —símbolo de la ciudad— hasta la cima de uno de los edificios más altos, un gesto que representa la renovación y el espíritu de la fiesta que une tradición y modernidad.
Con ese acto, se lanzó la convocatoria para la próxima edición de las Romerías, en 2026.
Una semana de arte, trova y diversidad cultural
La edición de 2025 de las Romerías de Mayo desplegó una programación amplia y diversa, consolidando a Holguín como una plaza musical y cultural de referencia.
Más de 500 actividades y 20 eventos diferentes se desarrollaron del 2 al 8 de mayo, incluyendo conciertos, exposiciones, talleres, presentaciones de libros, performances urbanos y debates sobre la industria cultural y el arte joven, de acuerdo con el programa compartido por la prensa.
El festival reunió a unos 120 artistas internacionales de 18 países —entre ellos Canadá, México, Argentina, Perú y Venezuela— y a cerca de 350 creadores cubanos, y promovió el intercambio y la colaboración entre generaciones y culturas.
Entre los artistas que participaron estuvieron figuras como Gerardo Alfonso, Raúl Paz, Marta Campos, David Blanco y Augusto Enríquez, así como creadores noveles y agrupaciones emergentes.
Uno de los conciertos más esperados fue el de Raúl Paz en la Plaza de la Marqueta, donde cientos de personas corearon sus canciones y celebraron la fusión entre tradición y modernidad.
“Siempre es muy bonito venir a Romerías, el público holguinero es muy cálido y abierto a mucha cultura”, declaró el cantautor, quien compartió escenario con el dramaturgo Yasser Vázquez en una interpretación memorable de “Tú y yo”.
La trova cubana, mezcla de poesía, guitarra y rebeldía, mantuvo su protagonismo en la cita. Espacios como “Destrabando la Trova” y “Quiero una canción” demostraron que el género no es una reliquia, sino un diálogo vivo entre voces consagradas y emergentes.
Bajo la conducción de Fernando Cabreja, el público participó en conversaciones musicales y descargas colectivas donde los aplausos interrumpían los versos, confirmando que la trova sigue reinventando su lenguaje sin perder su esencia.
“Las Romerías de Mayo, más que un festival, son un termómetro. Este año dejaron claro que la trova no sobrevive por nostalgia, sino porque reinventa su lenguaje sin perder su esencia”, resumió la periodista Yudit Almeida Pérez.
Orígenes religiosos y evolución cultural
Las Romerías de Mayo tienen un origen religioso que se remonta al siglo XVIII. En 1790, el fraile franciscano Antonio Joseph Alegre colocó una cruz de madera en la cima del cerro Bayado (hoy Loma de la Cruz), siguiendo la tradición española de proteger las ciudades con símbolos sagrados en sus puntos más altos.
Desde entonces, cada 3 de mayo —Día de la Santa Cruz—, los holguineros peregrinaban hasta la cima para participar en una misa, encender velas y pedir protección contra epidemias y calamidades.
La procesión partía de la Iglesia de San Isidoro y reunía a autoridades, fieles y vecinos, quienes, tras la ceremonia religiosa, celebraban con banquetes, música y bailes populares en las inmediaciones de la loma. Así, combinó devoción y fiesta, en una mezcla de espiritualidad y alegría popular que perdura hasta hoy.
Con el paso del tiempo, la romería fue adquiriendo un carácter más secular y popular. En 1994, la Asociación Hermanos Saíz revitalizó la tradición y transformó la antigua peregrinación religiosa en un festival que promueve el arte joven, el intercambio internacional y la participación comunitaria.
Desde entonces, Holguín se convierte cada mayo en la “Capital del Arte Joven” y sede del Festival Mundial de Juventudes Artísticas.
El programa contemporáneo de las Romerías incluye todas las manifestaciones del arte: música, danza, teatro, artes plásticas, literatura, cine, debates y actividades comunitarias.

El ascenso a la Loma de la Cruz y el desfile inaugural siguen siendo momentos centrales, pero a ellos se suman conciertos multitudinarios, exposiciones y encuentros que reflejan la vitalidad y el dinamismo de la cultura cubana actual.
Entre los símbolos más reconocidos de las Romerías está el ascenso del Hacha de Holguín, que representa la fuerza y la identidad de la ciudad, y la tradicional subida a la Loma de la Cruz, donde aún se venera la cruz original y se celebra la unión entre pasado y presente.
Lejos de cualquier formalidad, esos rituales son vividos por los holguineros como expresiones de pertenencia y tradición.