El secreto de los milenios no es todavía un libro. Al menos en el sentido tradicional de la palabra. No es una sucesión de páginas impresas, con carátula e ilustraciones, ni espera aún por sus lectores en alguna librería.
Pero su autor, el cubano Glauber Adrián Senarega, está cada vez más cerca de lograrlo.
Glauber tiene apenas 20 años –nació en el barrio habanero de Fontanar en 1997– y desde los 14 comenzó a escribir esta novela. La suya es una historia fantástica, nacida de su fértil imaginación de adolescente.
“Un día mis dos mejores amigos y yo salimos temprano de la escuela y nos envolvió una ráfaga de aire frío, demasiado frío para aquella tarde –rememora seis años después. Notamos que soplaba desde el interior de un callejón oscuro, pero lo único que hicimos fue compartir una mirada recelosa. Ese suceso me dio ideas para el primer capítulo de mi historia y ya no pude parar de escribir.”
Tres –como Glauber y sus amigos– son los protagonistas de la novela. Daniel, Evelyn y Miguel ven sacudida su rutina diaria a partir de una serie de hechos inesperados que los obligan a viajar a otro mundo. En sus aventuras, tropezarán con enigmas y misterios que, durante siglos, han fascinado a la humanidad y se verán obligados a descifrar la relación entre ambos mundos y descubrir un increíble secreto.
Para Glauber –que con solo 17 años cursó el taller de técnicas narrativas que dirige en La Habana el Premio Nacional de Literatura Eduardo Heras León– contar esta historia le permitió evadir la realidad más pedestre y subyugante, salir por el camino de la imaginación de lo que él mismo describe como la “asfixiante” Habana.
“Tenía muchos sueños; me interesaba mucho el mundo (o los mundos) más allá de la rutina que conocía –dice a OnCuba. La novela fue una manera de escapar a través de las aventuras de los personajes de una monótona realidad y enfrentarme con ellos a mis propios miedos y prejuicios.”
Más que un ejercicio de autoflagelación o exorcismo, la escritura de El secreto de los milenios resultaría entonces un viaje cautivador y perspicaz que mucho puede atraer a los lectores. En particular, a los más jóvenes y curiosos.
Quienes lean sus páginas podrán encontrar la sempiterna lucha de la luz contra las sombras, de la inteligencia contra la brutalidad, y también la exploración de mitos de antiguas civilizaciones y religiones ancestrales, de enigmas como la existencia de la Atlántida o el Triángulo de las Bermudas.
Descrito así pudiera parecer que la novela desanda caminos trillados. Que poco o nada tiene que aportar a un género que cuenta en Cuba con autores tan significativos como Daína Chaviano y Agustín de Rojas. Pero un escritor del prestigio de Amir Valle tiene una opinión muy diferente.
El cubano residente en Berlín es una de las figuras más reconocidas de la literatura cubana fuera de la Isla, con títulos como Habana Babilonia y Las palabras y los muertos, Premio Internacional de Novela Mario Vargas Llosa. El prólogo de El secreto de los milenios es suyo.
Una novela original, un escritor de futuro
Aun cuando los prólogos suelen ser laudatorios, Amir Valle no suele dispensar palabras por mero entusiasmo. Su examen de la novela parte de la propia juventud de Senarega, como un posible aspecto conflictivo para sus lectores.
Sin embargo, apenas en el primer párrafo del prólogo Amir es directo y tranquilizador. “El secreto de los milenios –escribe– es, sin dudas, una primera novela marcada por el sello de la originalidad; una muestra de la precocidad y madurez literaria de su autor (…) y, sobre todo, un anuncio de la excelencia que, me atrevo a asegurarlo, podría alcanzar su obra futura”.
Para él, “lo primero que salta a la vista, como aportación de El secreto de los milenios, es la intención de universalizar la historia narrada, una historia cubana en toda regla, protagonizada por típicos jóvenes cubanos que descubren que su existencia –al igual que sucede en otras novelas y relatos de la poderosa literatura fantástica anglosajona– puede encontrarse de pronto en ese punto de confluencias culturales, históricas, e incluso geográficas, que le conceden universalidad a la aventura narrada.”
En este sentido, confiere a la obra de Glauber vasos comunicantes, no solo con la literatura fantástica y de ciencia ficción producida en la Isla, sino con otros referentes de carácter universal.
En su opinión, la novela “posee efluvios de esa majestuosidad subyugante de libros como El señor de los anillos, de Tolkien o La historia interminable de Michael Ende (…). Pero tiene también ese juego de espejos que va del humor a la tragedia, de lo risible a lo terrible, de la mansedumbre a la rebeldía, presente en cualquiera de las obras de la saga escrita por J.K. Rowling al crear a su ya inolvidable Harry Potter”.
Además, Valle pondera el toque historicista “mezcla sutilmente lograda entre la mítica y lo científico” y su capacidad para la intriga. Todo esto, dice, “en una amalgama tan bien asimilada, tan cuidadosamente estructurada (…) con personajes de tan exquisita configuración (…) que la historia adquiere esa existencia propia, esa independencia, esa originalidad que tipifica las mejores obras del género”.
No es poca cosa.
Acerca del argumento de empaque juvenil que propone Senarega, el autor de Entre el miedo y las sombras considera que es “de principio a fin”, una búsqueda de las verdades que aún hacen incomprensible el universo en que vivimos. Las de este escritor cubano son, asegura, “preguntas que, curiosamente, asaltan casi siempre con más fuerza la cotidianidad de los jóvenes, quizás porque en ese momento aún se conserva el espíritu rebelde de querer entenderlo todo”.
“La maravilla de hacerse preguntas, de ir a la caza de las respuestas, de lanzarse a fondo en aventuras de final desconocido superando los miedos que la sociedad y la familia nos han inculcado, es una de las virtudes de este libro”, confirma Valle.
Y va más allá. En opinión del prologuista, El secreto de los milenios “se mueve por mundos no explorados por la actual literatura fantástica y de ciencia ficción en Cuba” y “marca un debut de excelencia” para Senarega, un nombre de que, afirma Amir Valle, “escucharemos mucho en el futuro de las letras cubanas y de la lengua española”.
Para revelar (finalmente) el secreto
Como para muchos escritores dentro y fuera de Cuba, para Glauber Adrián Senarega publicar su novela no ha resultado fácil. El mundo editorial sigue el ritmo del mercado y, en consecuencia, suele ser esquivo a los autores inéditos, a nuevas voces como la suya.
“Tras muchos intentos comprendí que las grandes editoriales no suelen arriesgarse con escritores jóvenes y desconocidos. En Cuba tampoco hubo mucha suerte”, cuenta Glauber, quien en estos momentos vive en Moscú y estudia el segundo año de Arte y Humanidades en la Universidad RUDN.
Apostó entonces por lo que llama un “camino alternativo”.
“Llegué a un acuerdo con la editorial luso-española Chiado para la publicación –explica a OnCuba. Ya el manuscrito está en proceso de maquetación, pero el contrato implica la compra previa de 110 ejemplares por parte del autor. Para mí no es fácil pues soy estudiante y financiar esto por mí mismo es imposible.”
El joven cubano lanzó una campaña de crowdfunding para la preventa del libro en Verkami, la mayor plataforma de su tipo en Europa, con un elevado porcentaje de éxito. Quienes la respalden podrán optar –en dependencia de la cuantía de lo donado– por recompensas como el libro digital o impreso, incluso dedicado, un encuentro con el autor y una obra exclusiva del artista cubano Mario Cruz Moscoso.
El dinero recaudado se empleará no solo en la impresión de 500 ejemplares y el trabajo previo de corrección, maquetación y diseño de la portada, sino también para recompensas adicionales para los mecenas, los gastos de envío y las comisiones necesarias. Además, prevé la participación del autor en el lanzamiento del libro en España.
“Tengo muchas esperanzas de que con el apoyo de la gente sea posible”, dice Senarega.
En menos de un mes el escritor había conseguido el respaldo de una treintena de donantes, con una recaudación superior a la tercera parte de los 2,500 euros previstos inicialmente. Su meta de 40 días (quedan 25) no parece imposible si consigue mantener el ritmo de las donaciones.
El tiempo dirá si su secreto literario puede ser finalmente revelado a los lectores. Si, como predice Amir Valle en su prólogo, la novela marca un “debut de excelencia” como muestra de “talento, madurez y entrega al oficio de la literatura”. Que así sea.
Le deseo todo el éxito del mundo, más si de paso está sacando adelante su carrera universitaria fuera de Cuba, en Arte y Humanidades. La fantasía épica, supongo que por ahí anda la novela, no es un género precisamente bien visto en el “campo intelectual cubano”. Y mucho menos en el mundo editorial insular. Literatura menor plantean. Tampoco es que sean muchos ni muy talentosos los autores que trabajan la temática ahora mismo. Por lo menos de los que conseguido leer algo. Y es verdad que el riesgo de seguir los trillos de lo habitual es muy grande. Si lo avala Amir Valle con un prólogo, algo raro para un autor tan joven e inédito, quizás haya que leerla, o no. La idea de auto gestionar la edición del libro me parece fantástica. Por lo menos logró eludir la trampa de los editores caníbales que te ofrecen publicarla pero prácticamente cediendo, hasta perder, los derechos de autor del texto. Ojalá consiga recaudar el dinero necesario y que pueda salir publicada. Ojalá que no le pase como a la inmensa mayoría de los egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, que ya somos varios cientos, y que han tenido engavetados sus proyectos durante años, por falta de talento suficiente por un lado (es mi caso) y también por la incapacidad sistémica para absorber y promover la publicación de cientos o miles de cuentos y novelas, la mayoría de los textos relativamente interesantes y otros francamente trascendentes.