Recién graduados de la Escuela Nacional de Arte en 2013, un grupo de jóvenes ha escogido el improbable camino del jazz en Cuba, para desarrollar su carrera musical.
3.85, nombre de la agrupación, realizó su primera producción discográfica, Buscando lo imposible, en febrero de 2013 bajo la tutela del arreglista Germán Velazco, lo que resultó una excelente carta de presentación, imposible de obviar por la multiplicidad de sonoridades que conjuga y su gran factura.
Con un nombre poco común, aunque eso sí, con variadas lecturas, comienzan su andar y la búsqueda de un espacio propio dentro de la música cubana. “Casi todo el mundo pregunta por qué 3.85. Algunos lo asocian con el precio más económico del Havana Club, y podría ser; pero en realidad el nombre surge porque 385 son los kilómetros que separan a La Habana de Sancti Spíritus, mi ciudad natal y porque es una combinación de los meses de nacimiento de algunos de los fundadores del grupo”, asegura su director Juan Armando Díaz, sentado en el patio de su casa tras concluir el ensayo.
Ahora, luego de audicionar ante un jurado integrado por Julito Padrón, Yissi, William Roblejo y a cargo de Jorge Reyes, estos noveles jazzistas esperan por los documentos que debe emitir el Centro Nacional de la Música, los cuales los acreditarán como un grupo profesional.
“Estamos esperando con mucha expectativa. Es el único requisito que necesitamos hoy mismo para comenzar a trabajar. Ya tuvimos experiencias en algunos sitios emblemáticas del jazz en La Habana como el Jazz Café y La Zorra y el Cuervo, y allí tenemos las puertas abiertas para presentarnos”, explica Juan Armando.
¿Por qué escoger el jazz en Cuba?
La tradición de este género en la isla es fuerte. Antecedentes como Bebo, Chucho, Irakere, Robertico Fonseca y otros tantos, pone el listón muy alto para quienes decidan lanzarse de lleno en esta aventura. Así, para estos muchachos la música pasa a ser un reto, entonces ¿por qué no desafiarlo?
“En nuestro caso preferimos el jazz por las posibilidades de interpretación e improvisación que brinda. Quizás ningún otro tipo de música permita tales libertades a los intérpretes. Aunque 3.85 no pretende convertirse en un grupo de élite ni mucho menos. Queremos hacer un estilo más comercial del jazz, uno que sea asequible para la mayor parte del público sin renunciar a las esencias del género”, confirma Juan Armando.
“Podemos hacer música para los músicos, y lo disfrutamos muchísimo. Pero esa clase de ejecuciones, repletas de complejidades armónicas y que muchas veces son más para el disfrute del intérprete, no son para todos los espacios ni para todos los públicos”.
Sin distanciarse de las pautas del jazz y su visión de la música, 3.85 tiene su propia mirada de lo que puede ser este género en Cuba. Mezclado con ritmos afrocubanos y foráneos, con letras en español y arreglos de gran calidad, la propuesta de esta agrupación resulta en extremo atractiva. Heredera del más puro Latin Jazz.
Actualmente la agrupación está compuesta por la vocalista Sheila Gretel Cabriales, cuya melodiosa y fina voz compensa durante sus interpretaciones la fuerza sonara de los arreglos; Hansel Woo en el trombón; Alejandro Carbonell en el piano; Mario Gabriel Mesa en la percusión, dueño absoluto de la tumbadora que imprime un sello distintivo a la propuesta de 3.85; Rafael Aldama en el bajo y Juan Armando, que hace temblar la tierra bajo sus pies cuando golpea la batería.
A pesar de la juventud de sus integrantes, los galardones no faltan entre ellos. Rafael fue premiado como solista en el pasado JoJazz, mientras Hansel y Mario Gabriel eran reconocidos como agrupación.
Estos chicos no solo versionan grandes temas del jazz, sino que cinco de los seis temas que presentaron en su primer disco son de su autoría, cuatro de Juan Armando y otro de Alejandro, quienes llevan la mayor parte en cuanto a arreglos y letra se refiere.
“En Buscando… tenemos la suerte de que el maestro Velazco nos acompañe en la versión que realizamos de Chameleon y haga allí un solo magnífico, pero también nos gusta mucho la balada Tratando, a cargo de un saxofonista y la orquesta”.
Todo a punto
“Estamos listos para trabajar hoy mismo”, me asegura Juan Armando mientras en el patio el resto del grupo termina de desarmar los instrumentos. “Estamos ensayando constantemente porque en cualquier momento nos otorgan ya el permiso y eso no puede tomarnos por sorpresa”.
En los últimos tiempos han sido invitados a algunos espacios, pero esperan que a partir de que les llegue la documentación completa puedan establecerse en un sitio fijo. “Por ahora lo más próximo es el último jueves de enero, en La Pérgola, allá en el Pabellón Cuba; un espacio en el cual ya hemos participado y que nos parece genial, a pesar de que no es el habitual para hacer el jazz”.
Escucharlos es todo un placer. Un verdadero disfrute para quienes amen la mezcla de virtuosismo, fuerza y ritmo que posee el jazz.
“¿Por qué escoger el jazz en Cuba?”Me parece que este periodista o bien no es cubano,o no conoce la basta tradición jazzistica que hay en nuestro pais,y cuantos músicos cubanos de ese género hay triunfando alrrededor del mundo.No entiendo cómo se le ocurre hacer una pregunta como esa.
En nuestro país queremos rescatar las raices, y este género por el deterioro social y la falta de promoción va quedando detrás, que bueno que jóvenes con formación academica y talentosos tengan ese reto, he escuchado su música y tiene mucha calidad, el triunfo debe ser primero en nuestro patio.
Le vi el día 6 de enero en el Meliá Habana, y me gustaron mucho, son muy jóvenes pero tiene mucha calidad y talento