Desde que Alain Daniel Pico Roque tiene memoria, su vida ha estado rodeada de música. La atracción que siempre sintió por esta manifestación artística fue poco a poco siendo nutrida por su familia hasta que, en 1994, ingresó en el Conservatorio Amadeo Roldán, el kilómetro cero de su carrera.
Cuando se habla de músicos cubanos talentosos hay que hacer referencia al intérprete, nacido en La Habana el 27 de agosto de 1977, quien en más de tres décadas de trayectoria en los escenarios ha logrado que su nombre y su voz se reconozcan alrededor del mundo.
Más que un trabajo en sí, la música se convirtió gradualmente en su razón de ser, aunque actualmente sus intereses y pasiones se han ido encauzando hacia otros rumbos, entre ellos la gestión empresarial, la actuación y la escritura. Esta última lo llevó publicar, en febrero de este año, el libro ¿Eres exitoso?, según él el primero de otros que están por venir.
Antes de crear su propia orquesta, transitó por agrupaciones de prestigio en la escena de la salsa y la música popular cubana como NG la Banda y Bamboleo. Estando en ellas las conformó su personalidad artística y se ganó el cariño del público, que ha sido su gran cómplice en medio del sacrificio y la superación constante.
Hoy en día el músico, quien reside en Estados Unidos desde 2020, sigue abriéndose camino en esta manifestación artística mientras se prueba en otras arenas. Aseguró a OnCuba que a las madrugadas en el palco y a él cada vez les va quedando menos tiempo juntos.
Muchos músicos que comenzaron en tu época se quedaron a mitad de camino. ¿Cuán difícil es mantenerse en esta profesión?
No llegaron porque les faltó talento; prefiero pensar que cambiaron de rumbo por diversos motivos. Algunos no tuvieron la fuerza suficiente para reponerse a las caídas. Este mundo es muy competitivo, muy difícil y, por supuesto, como en la vida misma, hay muchas barreras.
Caerse, en cualquier caso, es la regla, no la excepción. En una respuesta es difícil abarcar todos los motivos por los cuales muchos músicos talentosos de mi generación no continuaron. Hay quien se decepciona y se cansa, hay quien descubre en el camino que este no era su mundo y encuentra una mejor oportunidad en otro. Hay quien tiene otros talentos y, llegado cierto momento, los descubre.
Triunfar en la música es relativamente fácil. Mucho más en esta era digital, en la que la inmediatez y el alcance están garantizados.El solo hecho de no tener que subordinarse a determinadas normas de antaño, ya sea que alguien te diga “esto sí, esto no” y otras, es una gran ventaja. Nada de eso existía cuando yo empecé; en ese entonces era mucho más difícil hacerse notar.
Afortunadamente, hoy la visibilidad es fácil de alcanzar, lo cual era supremamente difícil hace tres décadas. Ahora, mantener eso, y hacerlo con calidad, es el reto. En este camino, como en cualquier otra empresa, lo difícil es mantenerse.
¿Tuviste que madurar más rápido que los jóvenes de tu generación por estar en el sector del arte?
A mí me tocó vivir otra realidad, diferente a la que tienen hoy muchos jóvenes, tanto en el ámbito profesional como en el personal, lo cual me alegra.
También viví un momento distinto del país. Vengo de una familia humilde, de la cual estoy muy orgulloso. Nosotros, como la mayoría de los cubanos, sentimos el impacto cuando Cuba entró en el Período Especial.
En plena adolescencia llegué a no tener zapatos. Tenía un solo par para todo, justo en esa etapa de la vida en la que un muchacho lo mismo quiere ir a jugar con los amigos el fin de semana, que salir con la noviecita, o hacer las cosas que le tocan en ese entonces. No hay que victimizarse por eso. Al contrario, después, cuando uno mira hacia atrás, da gracias a Dios por haber pasado por ese tipo de vivencias. En ese momento no estás consciente del todo, pero esas dificultades te llevan a un siguiente nivel, a buscar algo más, a sacar el extra.
Entonces, más que madurar, te diría que en la música me tuve que imponer más rápido que el resto de mis amigos y conocidos, porque elegí un camino en el cual mi familia no podía ayudarme; tuve que ir a otra velocidad.
Desde que iniciaste hasta la actualidad, ¿hay alguna decisión que no tomarías?
Todo el mundo se equivoca, y yo no soy la excepción. He cometido bastantes errores. En tres décadas de carrera he tenido que tomar decisiones; muchas de ellas no fueron las mejores. Si pudiera, por supuesto que las cambiaría.
Cuando vives a la velocidad que te impone esta carrera, no escapas de ser injusto con algunas personas, de dar a alguien una respuesta que no se merecía, que no era la ideal o la correcta. No escapas a los errores, y tu tiempo suele ser diferente al de la mayoría de las personas. No quiero que suene a justificación, pero nosotros, los músicos, podemos estar hoy en Japón y en Las Tunas al día siguiente, y eso tiene un impacto en la forma de relacionarse.
Regresas a la casa, descansas un poco y, cuando vienes a ver, ya estás camino a otro lugar. Entonces, lo mismo estás en un avión, en una carretera, en un programa de televisión, durmiendo unas horas, con la familia, que grabando o en un show. Si tuviera superpoderes, cambiaría muchas cosas.
¿Qué es lo más osado que has hecho? ¿Cuál es la mayor lección que has aprendido en este viaje de la música?
Es difícil saberlo, son 30 años de carrera y algunos atrevimientos me he permitido. Pero te diría que haber interpretado a un personaje LGBT, el Lorenzo de la obra teatral “Farándula”, bajo la dirección de Jazz Vilá, fue bastante osado. El público cubano me tenía encasillado en personajes negativos que he interpretado en teleseries y telenovelas, con directores que me enfocan de esa manera.
Lorenzo me hizo trascender ese perfil, en términos de imagen y publicidad. Hicimos una temporada a teatro lleno, función tras función, todos los fines de semana, durante meses. Lo hice de la manera más respetuosa posible, y encima en una comedia, lo cual añade más contraste. Creo que fue bastante osado.
¿Qué hace a la agrupación de Alain Daniel diferente del resto de proyectos musicales que hay en Cuba?
Para esa respuesta hay que remontarse a la pandemia, el momento en que decidí mudarme a Estados Unidos. Hasta ese minuto mi agrupación tenía 15 años de éxito, un recorrido de aprendizaje, de ensayo y error. Habíamos logrado una sonoridad, una solidez y posición en el mercado que nunca imaginé; superó mis expectativas.
Hablar de un factor diferenciador sería un poco pretencioso de mi parte. Creo que sería mucho mejor que el público hablara por mí. Pero, bueno, como tengo que responderte yo, te diría que nos distingue la disciplina férrea que siempre he aplicado a todo en mi carrera.
No por ser parte de la farándula y del mundo de la noche llevo de manera desordenada mi banda o mi profesión en general. Todo lo contrario, mi agrupación heredó la misma disciplina que siempre me exigí; creo que ahí está uno de los factores que nos hacen diferentes al resto.
Se debate en muchos espacios el tema de la acogida, por parte de los músicos cubanos, de géneros cuyos mensajes laceran la imagen de las mujeres y de otros grupos de la sociedad, como es el caso del reguetón. ¿Consideras que el público de la isla es musicalmente menos culto que décadas atrás?
Es cierto que en los últimos años se ha llegado a un nivel inédito en cuanto al mensaje musical explícito; nunca antes se fue tan literal, pero eso no significa que esos artistas no sean relevantes para su público, porque, si no, no tendrían seguidores ni alcanzarían buenos resultados.
Mirar el fenómeno sólo desde el punto de vista del artista y del público sería limitarse; para encontrar respuestas hay que ir más allá. ¿Qué está pasando en la sociedad? ¿Cuál es el nivel de degradación social al que llegamos?
El arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es expresión de su tiempo. Las creaciones van contando su contexto.
Lo que está pasando en la música no quiere decir que el público cubano sea menos culto, sino de que esos artistas que cultivan dichos géneros tienen delante un grupo de personas que consumen ese tipo de mensajes, y tienen resultados en ese segmento.
Cada generación trae consigo su música, sus artistas, es inevitable. Ha sido así desde que el mundo es mundo y lo seguirá siendo. Además, tiene lógica; no puedes pretender que a tus hijos y nietos les tenga que gustar lo que te gustó a ti o a tus padres. Una cosa es que lo respeten, y que esas sonoridades les evoquen momentos, otra es que las consuman y las tengan en su lista de reproducción.
Ahora, es muy difícil que una persona intelectualmente preparada consuma mensajes tan explícitos como los que vemos hoy en el reguetón, pero puede darse el caso, aunque serían excepciones, no la regla.
No juzgo ni doy consejos, pero insisto en que el desarrollo intelectual y la superación deben formar parte del día a día de un músico. Hay que pensar siempre en el mañana. La imagen y proyección escénica van cambiando con el tiempo, así como las ambiciones y prioridades.
No creo que ningún artista sea bueno o malo por el género que cultiva; todo depende del gusto de cada cual. En la música hay un diapasón inmenso de públicos y de propuestas.
¿El éxito de una agrupación depende del desempeño del cantante principal o influyen también otros factores?
Depende del tipo de agrupación. Por ejemplo, si hablamos de una orquesta como la mía, que es personalizada, centrada en una sola figura, en este caso Alain Daniel, el éxito sí depende en gran medida de mi desempeño. No estoy hablando solo de la ejecución de la figura principal de la banda como intérprete o creadora, sino de su gestión, porque muchos confunden las cosas.
Esta carrera es un negocio, una empresa que pertenece a una industria, y, como tal, hay que manejarla más allá de ciertas pasiones.
En una empresa todo tiene que funcionar bien para que las cosas fluyan. Hay muchas familias que dependen de ello, y como líder, tienes que saber manejar economía: salarios, publicidad, estrategias, etc. Bien manejado, por supuesto, traerá bienestar para todo el mundo; mal manejado será un desastre.
Otras agrupaciones tienen diferentes intérpretes. En estos casos, el éxito que tendrán dependerá no solo de la ejecución y desempeño de dichas figuras, sino, insisto, de la gestión que hagan de la empresa. El éxito es una ecuación, es la suma de muchos factores.
¿Qué canción te ha sorprendido por la recepción que ha tenido en el público?
Las canciones son una cosa muy curiosa, puedes interpretar la que para ti es la mejor y no conectar con la gente. Puedes gastarte una fortuna en publicidad, en buenos videos y producción, porque le tienes mucha fe, y que pase inadvertida.
Eso sucede mucho en esta carrera; lo contrario también, y es una maravilla. Puedes hacer una canción a la que no le tienes mucha fe, que para ti no tiene trascendencia y, sin embargo, que se convierta en un éxito tremendo.
Me sucedió, por ejemplo, cuando escribí “El Zorreo”. La escribí sin pretensión alguna, porque me habían convocado al estudio para hacer otra cosa, y venía con la idea, tarareando.
Nunca pensé que aquello iba a ser un éxito porque musicalmente era una cosa muy básica; de repente me cambió la vida.
¿El que mejor canta es el que más éxito tiene?
No siempre, pero ese es un fenómeno que va mucho más allá de la música. El éxito no puede ser visto únicamente desde la perspectiva de quién es mejor que quién. Para medirlo no se puede ser tan estrecho; hace falta considerar muchas cosas, porque de lo contrario se cae en la superficialidad. Y, ¿cómo se puede medir el éxito si solo miramos el hoy?
Hay que analizarlo a largo plazo, en una escala progresiva. Si lo miráramos en una gráfica, habría que ver tu tendencia profesional, si es ascendente o descendente. La popularidad es una suma de factores y estrategias versus resultados. El secreto no está sólo en el quién canta mejor que quién, quién es mejor que quién o quién está pegado y quién no.
El éxito, al menos para mí, es una ecuación mucho más grande. ¿Acaso siempre quien dirige una institución, una empresa, es el más calificado para hacerlo? Esto es aplicable a todo.
En la banda sonora de tu vida, ¿cuál es el tema principal?
Esa es una respuesta que ha ido cambiando con los años. El tiempo pasa, nuestras visiones se renuevan y con ello nuestras prioridades. Hoy, la banda sonora de mi vida está enfocada en un orden de prioridad diferente al que tenía hace una década o dos.
A mi carrera le debo todo, pero hoy en día es una más dentro de un grupo de empresas. Forma parte de cosas importantes, pero ya no tiene el protagonismo de antes.
Un artista tiene que saber expandirse a otras áreas y cuándo hacerlo, tiene que diversificarse, porque de lo contrario vendrán malas noticias. Lo digo sin temor a equivocarme.
¿Consideras que hay un resurgir de la salsa en Cuba?
Hablar de un resurgir de la salsa cubana es complejo. Desde hace mucho tiempo vengo diciendo que en Cuba hay un talento impresionante, tanto entre los instrumentistas como entre los creadores. Sin embargo, creo que se necesita revisar la creación y replantear las fórmulas. Hay que innovar en las sonoridades y actualizar las propuestas para no quedar relegados a un público cada vez más pequeño.
En la salsa tenemos exponentes sobresalientes, como Alexander Abreu, que está haciendo un trabajo excelente. No obstante, hay otros que han dejado de hacerlo, se han acomodado, o ya no les interesa como antes. En mi caso particular, la salsa también dejó de ser una prioridad.
El auge de este género ocurrió antes de la era de la inmediatez y las herramientas digitales que tenemos hoy. Pero esto no significa que debamos justificar la falta de innovación o de actualización en la creación musical bajo esta premisa.
No veo un resurgir de la salsa en Cuba, al menos no de una salsa de calidad a nivel masivo. Existen excepciones, nuevos talentos y buenas propuestas, pero no se puede hablar de un fenómeno significativo.
Cuba sigue siendo un país musical en el que siempre habrá talento, pero para hablar de un resurgir auténtico se necesita mucho más que eso; se necesita innovación y actualización constante.
¿Cómo ha sido tu nueva etapa en los Estados Unidos? ¿Has podido vivir de la música?
Desde hace 23 años vengo a Estados Unidos. En la última década venía principalmente a Miami, por cercanía, y porque casi todo lo tenía aquí.
Mi nueva etapa en este país empieza en plena pandemia. Nos mudamos para acá, no comparto eso de que “fulano se quedó”. Me causa mucha gracia, lo he dicho en otras entrevistas, y además bromeo con eso, pero es una broma muy seria.
Siempre que alguien me dice, “fulano se quedó”, o “te quedaste”, digo que nadie se queda en ninguna parte, eso no está bien enfocado.
Nadie se queda en ningún lugar, ni se va del todo. Está el que no regresa y está el que sí. ¿Messi se quedó? ¿Cristiano Ronaldo se quedó?
En función de mis prioridades, mi familia y yo decidimos mudarnos para acá en 2020. Antes de esta etapa pasé muchísimo tiempo viniendo, pasando temporadas aquí y, por supuesto, vivía de mi música. Es perfectamente posible para los artistas cubanos vivir de la música en Estados Unidos. La mayoría de los que residen aquí así lo hacen. Además, muchos empiezan a diversificarse, a abrirse hacia otras empresas e inversiones. En mi caso, tengo una fábrica, una mediana empresa.
No vine con esa intención. Me pasé la pandemia entera estudiando, saldé una deuda que tenía conmigo de concluir formaciones que había empezado anteriormente en otros lugares y que por falta de tiempo no había podido terminar. Pasé por algunos cursos en España y Colombia, enfocados en la administración de empresas y el marketing digital; a partir de ellos nacieron otras cosas.
Gracias a todo eso, empiezo en septiembre de 2024 un máster en Redacción optimizada para SEO en la Universidad Miguel de Cervantes, de España. Todo ha sido posible porque me dediqué al estudio; una de las formaciones que hice en esa etapa me dio un nivel superior.
Tengo adicción por el estudio y la información. Esa adicción ha sido criticada hasta por gente muy querida. A veces me catalogan de soñador, y lo entiendo, pero es mi manera de ver y asumir las cosas. Si te soy sincero, me ha ido muy bien. En la mitad de mi carrera, cuando decidí irme de Bamboleo, todo el mundo me dijo que estaba loco, incluso mis seres queridos. Bueno, tú me dirás lo que pasó después.
Dios y la vida me han dado una oportunidad. Se puede idealizar mucho y no hacer realidad nada. Yo soy un soñador que ha pasado tres décadas de su vida haciendo realidad cada uno de sus sueños.
Cuba cuenta con grandes músicos, sin embargo no suelen tener la misma visibilidad que algunos colegas de la región. ¿Qué factor ha frenado la proyección internacional de nuestros artistas?
Cuba cuenta con grandísimos músicos. En el pasado no tenían la misma visibilidad que los colegas de otros países debido a diversos factores. Hasta el año 2014 o 2015 los músicos cubanos estábamos prácticamente cerrados al mercado internacional en términos de acceso a disqueras importantes y exposición mediática. Esto no se debía a los artistas en sí, sino a temas políticos y a muchas restricciones que derivan de ello.
Televisoras y cadenas de radio de importancia internacional no transmitían nada relacionado con artistas cubanos, y las grandes disqueras tenían cláusulas que les prohibían trabajar con músicos residentes en la isla.
Esto cambió a raíz de la colaboración internacional de Gente de Zona con Enrique Iglesias y Descemer Bueno en “Bailando”. Este éxito coincidió con un cambio en la industria, así como también con la democratización del mercado gracias a las plataformas digitales y las redes sociales.
Las trasnacionales ya no tienen tanto poder como antes, o no está concentrado solo en ellas. Hoy en día los artistas podemos alcanzar el éxito sin la mediación de una disquera necesariamente, que ahora incluso precisan más de los creadores para sobrevivir que al contrario. Esto ha permitido que artistas cubanos colaboren con grandes figuras internacionales y tengan un mayor nivel de exposición mediática.
¿Dónde se unen y dónde se diferencian la música y la actuación, estas facetas que conviven dentro de ti?
He tenido el privilegio de vivir tres décadas haciendo lo que soñé. La música y la actuación se unen en mí a través de la pasión, del rigor y de la seriedad con que siempre las asumo. Se diferencian en que a la actuación todavía le puede quedar más camino conmigo. Aunque hoy tengo menos tiempo, si mañana me llega el personaje que sueño lo haré con la misma dedicación y disciplina de siempre.
En el caso de la música, que es mi eterna compañera de viaje, mi alma y mi vida, va mutando a otra faceta; creo que a las madrugadas y a mí nos va quedando menos juntos.
Todo se lo debo a mi carrera, pero repito: mis prioridades e intereses cambiaron. No me estoy despidiendo, la música nunca se va a ir de mí, pero creo que ya será en actuaciones, discos y grabaciones muy definidos, tal vez dúos y colaboraciones puntuales; hoy lo veo así.
No me interesa estar arriba de un escenario con 70 años; nunca me vi así, al menos para hacer espectáculos en vivo. Escribiendo sí, que es otra de mis pasiones, una faceta que me ilusiona mucho. No estoy buscando nada lucrativo ni comercial, más bien un desahogo, pero eso no tiene fecha de vencimiento.
¿Qué te motivó a escribir el libro ¿Eres exitoso?
¿Eres exitoso? no es más que una puerta que abro para explorar una nueva arista. He contado mis historias fundamentalmente a través de la música, pero ahora también las escribo.
Este libro nació para compartir de manera resumida algunas de mis visiones y experiencias; ha sido un privilegio. He tenido el honor de que el profesor Manuel Calviño, una persona muy querida y admirada por mí, escribiera el prólogo. Estoy escribiendo mucho y tengo un par de cosas sobre diversos temas en el tintero.
Desde hace un año no estrenas temas en tu canal de YouTube. ¿Por qué la música de Alain Daniel no llega a nuestros oídos de la manera en que lo están haciendo otros intérpretes?
Efectivamente, hace un año exactamente que no estreno. La razón principal es que hay música grabada que no se ha podido sacar debido a temas de contratos. Es decir, son colaboraciones con otros artistas que tienen contratos y ha habido un par de retrasos con los permisos. Eso, por una parte. Por otra, he estado muy enfocado en todo lo que te he contado anteriormente. La combinación de estos dos factores ha hecho que no estrene cosas que ya debían haber salido.
¿Te has adaptado a la forma de presentar la música actualmente, a través de singles, o prefieres el concepto del disco?
Adaptarse es obligatorio, no una opción. Aunque la gente sabe que soy más conservador, siempre he intentado mantener mi estilo. Soy de la vieja escuela, aunque eso no necesariamente significa que esté de acuerdo con todo lo que esa escuela predica.
O te adaptas, o pereces. En mi caso, como no estoy ejerciendo con la misma intensidad de antes, veo la adaptación de una manera muy subjetiva en este momento.
Si mañana se terminara el mundo y solo tuvieras tiempo de hacer una cosa, ¿qué sería?
Le pediría a Dios la oportunidad de despedirme de las personas que amo, decirles cuánto las quiero y pedirles perdón por tantas veces que tuve que ausentarme.
Muy buena e interesante la entrevista. La leí completa pues, además de que admiro a Alain, pues mi hermano fue saxo en Bamboleo en el mismo tiempo q Alain y hasta después.
Ahora, la mejor parte de la entrevista, para mí, fue la última pregunta porque sería mi respuesta si me la hicieran. Muy bonita y sincera.
Saludos Alain y que la vida te siga protegiendo en todos los sentidos.
Por dios q manera de tomarle el pelo a la gente, ctas mentiras, uber es lo mejor q puede hacer
Saludos, para quien te escribe , las personas de prestigio como UD , deben aplicar la predica Martina :: “‘ toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz y quitarte todas las personas que quieren hacer dinero con UD y su familia. Cómo expresan las personas mayores :: “” vive feliz, vive contento, !! Pero vive hacia adentro para ser mejor persona para ti y tu familia!! !!! Y tumba todo lo otro, que te da tremendo Osorbo !!