Alden González ganó dos Grammy Latinos, tres premios Cubadisco, estuvo nominado cinco veces al Grammy Latino, una al Americano y le dio la vuelta al mundo junto al Septeto Santiaguero desde que en 2010 se sumó a su nómina como manager. La dupla junto a Fernando Dewar parecía infalible.
Sin moverse a la capital, el Septeto Santiaguero había logrado lo que pocos en Cuba. Las colaboraciones que conseguía González como manager eran sostenidas por el tres, los arreglos, la visión musical con que Dewar capturaba cada momento y cuando hablamos de las colaboraciones del Septeto Santiaguero hay que mencionar nombres como los de Gilberto Santa Rosa, José Alberto “El canario”, Pancho Céspedes, Alexander Abreu, Rubén Blades y una nómina sostenida de calidad y carreras altísimas.
Sin embargo, luego del segundo Grammy Latino, se acabó la historia. Alden González no estaría más con el Septeto que le diera reconocimiento y camino en la música cubana. El periodista, investigador, productor y manager seguiría su rumbo de manera independiente.
Yo no hubiera querido salir nunca del El Septeto Santiaguero aunque realmente estoy afrontando esta nueva etapa haciendo lo que más disfruté del trabajo con El Septeto que es producir, desarrollar proyectos discográficos. Pero no me fui porque quise; me fui por una situación inusitada….
¿Te fuiste o…?
Ni me fui, ni me botaron, no se puede decir ni una cosa ni la otra. Sucedió algo inesperado y ya no podíamos seguir trabajando juntos, pero aquí no cabe eso de que me fui o me botaron. Es simple, hubo una discusión entre Fernando y yo de esas que son irreversibles, por el tono.
Pero fue por un asunto nimio, la verdad, no tuvo que ver con dinero. Hay muchos rumores que giran en torno a eso, a desencuentros por el tema monetario, pero nada más alejado de la realidad. Hasta ese instante no había diferencias de ninguna índole entre nosotros. Lo que está claro es que yo no me quería ir, ni tenía ningún plan que no fuera el de trabajar con el Septeto Santiaguero de por vida.
El grupo era parte esencial de mi cotidianidad; no me imaginaba la vida sin hacer ese trabajo que disfrutaba tanto. Al Septeto Santiaguero y a Fernando Dewar le debo demasiado. Si alguien me hubiera sugerido cinco minutos antes de la discusión que eso iba a suceder le hubiera dicho que estaba loco, pues nunca imaginé que eso pudiera pasar.
Hablamos en la cafetería de los estudios Siboney de la disquera EGREM, en Santiago de Cuba. De pronto, el productor Geovanis Alcántara entra y pregunta alguna cosa. Graban el disco A romper el coco, un homenaje a los conjuntos. Suena el teléfono, Alden pide permiso, habla con algún músico habanero (lo delatan palabras que no logramos evitar: disco/cuatro temas/trompetas/EGREM). Así es su vida de ahora. Le pregunto si se sentía en un segundo plano; la respuesta es casi obvia.
Absolutamente no. Fernando siempre me dio luz verde para hacer esta labor como se debe hacer y un poco más. Cuando el director te da la posibilidad de hacer bien tu trabajo se pueden lograr muchas cosas. Ahí está el ejemplos de Américo Miranda, quien hizo época con Los Van Van y es la referencia del gremio. También los de Carlos Barrios, Pepe Carrillo, Sergio Hernández y Guillermo, el de Gente de Zona, que ejemplifican que cuando hay talento se puede querer y que cuando se quiere se puede. Todo depende siempre del ímpetu que se le ponga al trabajo.
En mi caso con el septeto, sin el apoyo incondicional de Fernando Dewar hubiera sido imposible. A veces los directores no entienden que el trabajo de un manager puede ser tan importante como el de la creación musical; ponen ataduras y las cosas no fluyen. No fue mi caso. Le debo mucho a la confianza que Fernando depositó en mí. Creo que logramos hacer un magnífico trabajo de equipo y que sin su visión jamás hubiéramos llegado a lo que alcanzamos. Realmente hay muy pocos directores con los que hubiera desarrollado este trabajo.
El manager es una especie de asesor principal del director, hasta dónde puede llegar depende de su creatividad, de la pericia que pueda tener para enfrentar ciertas cosas. Te reitero el agradecimiento a Fernando por permitirme ir más allá. De hecho, el atrevimiento de producir es exactamente gracias a su impulso y confianza absoluta.
Pedimos una cerveza Cristal a la muchacha de negro y blanco detrás de la barra. Alden bebe, habla pero de vez en vez sigue contestando el teléfono. Habla sobre el nuevo proyecto. A romper el coco suena ya en el estudio. Es su nueva criatura y se ve feliz, me lo ha dicho varias veces.
La idea es muy buena, al igual que los músicos que ya graban en Santiago, y a ellos se suman las voces privilegiadas de Alain Pérez, Alexander Abreu y Mayito Rivera. Alden González es un hombre con muchos planes.
Por ahora voy a dedicarme solo a la producción, a desarrollar proyectos, no tengo el management ni el booking como prioridad, al menos en los dos años siguientes. Tengo que agradecer a la EGREM por su inestimable apoyo.
Como productor no solo haré junto a Geovanis Alcántara A romper el coco; también el disco de Carlos Javier Alcántara, ganador de la Banda Gigante que es música contemporánea, latin jazz. Junto a Armando Machado, director del grupo Los Guanches, estoy preparando una serie dedicada a rescatar joyas poco divulgadas de la vieja trova santiaguera. Y hay sorpresas, muchas sorpresas, apaga la grabadora que te voy a decir…