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El pasado 14 de septiembre Bad Bunny terminó su residencia titulada “No me quiero ir de aquí”, en la que realizó 30 conciertos en el coliseo de Puerto Rico, y de la que no se ha parado de hablar desde que iniciara el 11 de julio.
Pero esta semana el boricua ha seguido dando titulares. Se han conocido algunos datos del impacto que ha dejado la residencia en Puerto Rico, al tiempo que el pasado lunes anunció que este sábado 20 de septiembre realizará un concierto adicional a la residencia, bajo el subtítulo de “Una más” y con características especiales: será solo para residentes de Puerto Rico y será transmitido para el mundo por Amazon Music.
Y por si fuera poco, Bad Bunny encabeza la lista de las nominaciones a los Premios Grammy Latino, que fueron dadas a conocer este miércoles, y se prepara para iniciar el próximo 21 de noviembre su gira mundial “Debí tirar más fotos”, que ya cuenta con más de 2 millones de entradas vendidas.

Cuando decimos Bad Bunny, no se habla solo de boom musical. Con este disco y esta residencia, el artista se ha convertido en una voz global de su gente, su nación, sus tradiciones, sus problemáticas y, por supuesto, su cultura.
Benito está creando y convirtiendo su arte en un llamado social y político, en una oportunidad para su isla. El concierto solo para su gente de este 20 de septiembre coincide con el octavo aniversario del paso por Puerto Rico del huracán María, que dejó muchos de los males presentes hasta hoy, entre ellos prolongados apagones.
“Yo de verdad siempre he soñado con que en Puerto Rico la gente se dé cuenta de lo grandes que somos, lo inteligentes, talentosos, de lo capaces que somos. Y yo solamente quiero un país digno, con un gobierno digno, sin corrupción, donde no se vaya la luz todos los días; donde tengamos los servicios esenciales, donde la educación sea primordial y no cierren escuelas; donde los niños y las niñas que están naciendo hoy día, puedan quedarse ahí y cumplir sus sueños. Eso es lo que yo quiero para Puerto Rico”, dijo Benito a Telemundo 47.

Más de 600 mil personas asistieron a la residencia. Todo este despliegue se ha convertido en “un fenómeno económico sin precedentes”, según la prensa local. Las miles de personas que han viajado a la isla para asistir a los conciertos han traído beneficios al turismo, la gastronomía, el comercio, el transporte y otros sectores. Se estima que la actividad impulsó el Producto Interno Bruto entre un 5 y un 7 % en este período.
Pero el nivel cultural y artístico de lo que ha hecho Benito en estos conciertos y lo que representa para la cultura boricua y latina en general es de igual importancia que su impacto económico.
El trovador puertorriqueño Julio César Sanabria comentó para OnCuba que “esta residencia ha dejado ver ante el mundo que, aunque somos un país geográficamente pequeño, tenemos un corazón que no nos cabe en el pecho. Tenemos muchos jóvenes, tanto en la salsa, en lo urbano, en la plena, en la trova, que cuando ven este tipo de escenario mundial, toman ideas para seguir trabajando en pro de nuestra música puertorriqueña.”

Por su parte, el productor musical cubano, Alden González Díaz, comentó desde mi visión como defensor de las tradiciones caribeñas, que le parecía “muy loable lo que está haciendo y lo que viene pasando con sus actuaciones que están llenas de referencias a la tradición del Caribe”.
“Ese rescate, a mi modo de ver, es muy importante. Desde el punto de vista industrial, hay muchas cosas que han cambiado gracias a él. Hay mucha gente fijándose en la música latina, gracias a él. Y desde el punto de vista comercial, de mercadeo, tanto él como su equipo de trabajo están dando lecciones. Esta residencia en el Coliseo de Puerto Rico es de las acciones comerciales en música más relevantes de la historia reciente, no solamente de la música latina”, considera González.

Bad Bunny no hizo conciertos, sino que construyó toda una experiencia para su público, una oportunidad para su gente y tal vez ha venido a cambiar reglas del juego, a recordarnos que sí, que la música y el arte pueden ser generadores de conciencias, de cambios, de crecimientos. Y que también todo esto es posible desde géneros en tendencia, desde lo tradicional, del disfrute y explotando a la industria.
Bad Bunny se ha convertido en una voz artística que muchos países desearían tener en su patria.