Eran los míticos años 90. El “boom” de la salsa estremecía la geografía insular y las noches habaneras eran más cálidas cuando el son contemporáneo, esa timba resonante y pegajosa, se hacía dueña de muchos escenarios capitalinos.
Enclavada en el barrio de Miramar, la primera Casa de la Música de la Egrem se fundó en 1995. Fue, junto al Palacio de la Salsa y al cabaret Copa Room del Hotel Riviera, un espacio netamente para aquellas inquietudes creativas de un grupo de artistas, gestores de una nueva tendencia en el son.
El estreno del establecimiento de Miramar fue por todo lo alto, recuerda José Luis Cortés. “Fue con Chucho Valdés acompañado del brasileño Iván Lins. Hicieron dos conciertos por invitación. Luego Chucho repitió con otra actuación y después necesitaron allí de una programación y NG La Banda fue de las primeras orquestas”.
Veinte años después, en ese mismo escenario, casi una decena de agrupaciones celebraron desde las 6:00 de la tarde del jueves 7 de mayo y hasta las 7:00 de la mañana del viernes de ayer, las dos décadas de ese establecimiento. En un concentrado de ocho programas, la Televisión Cubana trasmitirá desde este 24 de mayo, esas 13 horas ininterrumpidas de música en las que intervinieron casi una decena de orquestas.
Un “cajón espiritual” para el buen augurio esperó a los bailadores y artistas. El oficio corrió a cargo de la agrupación folclórica Nsila Cheche. Luego, se rompieron los cronómetros y con una secuencia de 40 minutos, se sucedieron NG La Banda, El niño y la verdad, Azúcar Negra, el Trabuco, La Revé, Salsa Mayor, Havana D’ Primera, y Bamboleo con Tania Pantoja como invitada especial.
Motivados por el peso de estos espacios en el disfrute del son cubano, OnCuba indagó con los músicos participantes en los festejos acerca del impacto que para el pujante movimiento salsero, ha tenido ese sitio y otros ubicados en ciudades de un alto valor turístico como Varadero, Trinidad, Holguín y Santiago de Cuba.
“Cuba siempre ha tenido muchísimos lugares para bailar. Todos los círculos de la playa, las sociedades de los mulatos, negros… fueron parte de ese movimiento bailable de La Habana, explicó José Luis Cortés, uno de los puntales del movimiento timbero y comandante de NG La Banda.
“Las casas de la música han sido un oxígeno -junto al Salón Rosado, Los Jardines y La Polar en La Tropical-, en el rescate de los espacios para que la gente disfrute del son. Han tomado mucho auge en el país”, aseguró El Tosco.
De los primeros en sumarse a la cartelera de las casas de la música, Elito Revé, timonel del Charangón, rememoró los años 90. “Junto al Palacio de la Salsa y a la Casa de la Música de Galiano, la de Miramar fue de los espacios por excelencia para la música popular bailable. Han sido decenios intensos de trabajo y estamos muy contentos por celebrar este cumpleaños”. Revé recordó que que temas populares del repertorio de su agrupación como “Esa soy yo” y “El nombrecito” fueron “probados” ante el público que asiste a sus presentaciones allí.
Vitrina para el son cubano
La Casa de la Música de Miramar también vio nacer a Havana D’ Primera, liderada por el trompetista y cantante Alexander Abreu. Una agrupación joven dentro del espectro sonoro insular, pero con una fuerza de consagrada.
Abreu vivió los años 90 de un modo acelerado. Acompañó a Paulo FG y a otros músicos en proyectos cimeros del género. Ahora, con Havana D’ Primera, encontró el laboratorio perfecto para presentar su repertorio allí donde “todas las personas, a lo largo de 20 años, han podido recibir toda la energía positiva de esta sonoridad.
“A nosotros nos toca de cerca, porque hemos hecho carrera aquí en los últimos ocho años. Tenemos nuestra matinée y de cerca lo percibí el jueves último, ya que no importa que sean las 6:00 de la mañana, el público espera”, destacó Abreu, aclamado esta madrugada cuando hizo sonar “El paso de la bailarina”, uno de sus éxitos más sonados del disco Pasaporte.
Su colega, Manolito Simonet, director del Trabuco, y autor de “Control” y “Se rompieron los termómetros” sostuvo que Miramar es una vitrina para exponer esa obra amansada en largas jornadas dedicadas a la creación. “Muchos piensan que nuestras obras pueden ser populares cuando se ponen a consideración en la escena, pero creo que es mucho antes, en los ensayos donde se perfecciona nuestro trabajo. En estos lugares uno viene a presentarlo. Son espacios formidables para ello y no solo para el público extranjero, sino para el cubano, para todos los que le gusta nuestra música y especialmente para aquellos que descubren, cuando vienen aquí, que verdaderamente les gusta nuestro ritmo”.
Y eso precisamente hizo en la madrugada del viernes Azúcar Negra, en esa maratónica jornada de actuación, cuando movió a decenas de personas con el “Son del Capitolio”, “Se acabó el pescao”, “Maltratando la tela”, y la versión salsera de “Flor pálida”, de Polo Montañés.
Leonel Limonta, su líder, señaló que tocan allí desde el nacimiento de su grupo, en 1998. “Hemos estado aquí por 17 años. Somos hijos ilustres de este lugar y eso es ya bastante. Nos presentamos tres veces en el mes porque la gente lo demanda”.
Los nuevos que llegan
Maykel Blanco y Salsa Mayor es de esas orquestas surgidas al calor de los años 2000. Sus integrantes eran la adolescencia cuando los maestros consagraban el boom timbero de de los 90. Sin embargo, ellos han sido seducidos por ese movimiento que ha sobrevivido y permanece en el 2015.
Según Blanco los cubanos son las personas más bailadoras del mundo. “Nos gustan las fiestas y las casas de la música tienen una particularidad: trabajan todos los días. En la semana, en uno solo de estos establecimientos, trabajan 14 agrupaciones”, opinó el autor de “Tremenda pinta” y “Bembé”.
“Para los músicos cubanos representa mucho. Es un lugar de acercamiento para aquellas personas que buscan nuestra cultura”.
¿Cuánto cuesta bailar?
Aún siguen siendo muy altos los costos de las reservas para a este tipo de recinto de la música. Algunas paleativos han beneficiado a los nacionales, para quienes se realizan matinées vespertinas; también existen las ofertas para los estudiantes. Pero siguen siendo sitios cuya concurrencia está muy matizada por la posibilidad de usar divisas
Por su parte, Dayron Ortega, guitarrista Maykel Blanco y su Salsa Mayor asegura que se sentirá “mucho más contento cuando un trabajador del puerto de La Habana venga a bailar con nosotros sin tener que emplear el equivalente a buena parte de su salario del mes. Porque estamos seguros de que ellos también quieren venir y disfrutar nuestra música, que es de las personas humildes. Algún día llegará.