Dos grandes nombres del jazz cubano de diferentes generaciones, Chucho Valdés y Gonzalo Rubalcaba, cruzan sus teclados para ofrecer a cuatro manos y dos pianos un concierto en San Cugat (Barcelona), donde Chucho Valdés llega en plena forma y cargado de proyectos, según dijo en una entrevista con Efe.
“Me siento como en una segunda adolescencia”, ha bromeado el maestro de 76 años, que mañana aterrizará en el Teatre-Auditori de Sant Cugat junto a Rubalcaba, en una gira que compagina con otras muchas colaboraciones, como la que mantiene con Arturo O’Farrill o la que le ha llevado a editar un disco con Patricia Sosa.
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Chucho Valdés lleva tocando el piano desde que tenía tres años, influenciado por su padre, el grandísimo Bebo Valdés, y ha dedicado toda su vida al instrumento, pero no se cansa y está más activo que nunca, y siempre abierto a investigar en nuevos campos y abrirse a otros géneros.
En esta ocasión, Chucho comparte escenario con otro nombre relevante del jazz latino, que representa una generación más joven, la que ahora tiene 50 años.
“Recuerdo a Rubalcaba de cuando empezaba, entonces yo era su referente, pero después él ha encontrado su propio camino y eso nos une”, dijo Valdés, que asegura que ahora la admiración es mutua y le impresiona “el virtuosismo y el talento interpretativo” de su compañero de escenario.
El concierto “no será un combate de pianos -ha aclarado-, sino un diálogo sin competencia, un intercambio entre dos historias, dos etapas”.
El repertorio incluirá piezas propias de cada uno de los dos y versiones de grandes del jazz, en un recorrido cronológico por la historia del piano.
También habrán incursiones en otros géneros, como la música clásica, un terreno que Chucho Valdés ha pisado en muchas ocasiones, como cuando ofreció aquel histórico recital junto a Lang Lang y la Sinfónica Nacional de Cuba en la Plaza de la Catedral de La Habana.
“Habrá algún clásico cubano y algún clásico clásico, como Chopin, pero a mi manera, yo lo africanizo y lo meto al jazz”, dijo.
Rubalcaba comparte con Chucho Valdés la mirada abierta sobre el jazz, las raíces cubanas y el lugar de residencia, pues ambos viven en Florida (Estados Unidos).
“Tengo la residencia en Florida, pero yo realmente vivo en el avión”, asegura el pianista, que también tiene casa en Málaga y en Cuba y se considera ciudadano del mundo.
Respecto a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, prefiere no hablar, pero reconoce que “para la cultura es mejor que las relaciones sean buenas. Esto es como la marea -añade-, sube y baja, es cíclico”.
Valdés ya ha vivido varias mareas y ha conseguido mantener un pie en Estados Unidos y otro en Cuba, una fórmula que, en su opinión, es la mejor, musicalmente hablando.
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“En Estados Unidos hay mucho trabajo, desde allí salen los contratos, incluso para Europa, así que es bueno vivir allí; pero Cuba está muy bien también, allí la educación musical es muy buena, mis hijos se han formado allí y tengo una nieta que estudia nivel medio de violín y tiene grandísimos profesores”, dice.
En Cuba “hay músicos jóvenes increíbles, pero después hay que moverse, la música es así”, concluye.
De todas maneras, el país que más le ha impresionado recientemente ha sido Corea, donde tocó “en un lugar al aire libre, lloviendo, y nadie se movió, todo el mundo se quedó escuchando, fue espectacular”.
El mundo se le queda pequeño a este artista, un hombre convencido de que “la música es capaz de llegar allí donde no llega nada más”
Chucho Valdés, de 75 años, fue el fundador del grupo Irakere, una suerte de la big band que surgió en La Habana en 1973 y que tuvo en sus filas a célebres músicos cubanos como Arturo Sandoval y Paquito D’Rivera. En su carrera de más de medio siglo ha ganado seis premios Grammy y tres Grammy Latinos.
Chucho ha impartido conferencias magistrales en la Universidad de Banff en Canadá, la Real Academia de Música de Londres, Centro de Altos Estudios de los Ángeles y San Francisco en el estado norteamericano de California. Entre sus composiciones más famosas figuran “Misa Negra”, 1968; “Contradanza”(dedicada a María Cervantes), 1968; “Cien años de juventud” (danzón), 1979; “Las Margaritas”, 1981; “Crisol of Havana” con Roy Hargrove; “Latin Jazz” (obtuvo premio Grammy 1997); “Homenaje a Peruchín”, 1990, “Live at village” vanguard (obtuvo Grammy 2000).
En 2016 fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Efe / OnCuba
“pero Cuba está muy bien también, allí la educación musical es muy buena, mis hijos se han formado allí y tengo una nieta que estudia nivel medio de violín y tiene grandísimos profesores”..desmintiendo lo que dijo un reguetonero “de renombre” hace un tiempo en Miami..