Cuba, 2022. Festival Habana Clásica. Entre urgencias y carencias, podría parecer una quimera que muchas personas se interesasen por esta música, pero lo cierto es que se llenan aún las salas de concierto.
Alguien como Daiana García Siverio, le sigue dedicando su vida. A pesar de su juventud, su currículum es tan extenso que no cabe en una entrevista. Baste decir que es actualmente directora de la Orquesta de Cámara de La Habana y directora adjunta de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, y ha dirigido todas las orquestas sinfónicas provinciales.
De estos y muchos otros temas fuimos conversando con ella en estos días vía Whatsapp, entre ensayos, conciertos y momentos de descanso.
Los comienzos y el camino
“Mi inicio en la música fue bastante casual, fortuito, una cosa fue llevando a la otra hasta que me di cuenta que ya no me podía desligar nunca más de ese mundo.
La escuela donde estudiaba la primaria estaba adjunta al conservatorio Manuel Saumell, y cada año entonces hacían una selección a los niños de segundo grado para ver quiénes tenían aptitudes y actitudes artísticas. Fueron y me escogieron sin que mi mamá supiera nada, y luego llegó un telegrama a mi casa que decía que me debía presentar a la segunda prueba y ella no entendía, porque yo le había dicho solo que había tenido una clase de educación musical. No sabía en qué estaba participando, era muy pequeña. Así entre con 7 años al Conservatorio, a estudiar piano.
Luego me incliné por los coros e ingresé al conservatorio Amadeo Roldán en Dirección coral y ya en último año me di cuenta que en realidad lo que quería era dirigir algo más grande y comencé a prepararme para ingresar al ISA en Dirección de orquesta. Me gradué bajo la tutela del maestro Guido López Gavilán.”
Cómo sobrevivir con la música
“Vivir de la música clásica, no solo en Cuba, en muchísimos países, es muy complicado. A veces nosotros corremos con más facilidad en algún sentido. Por lo general montamos los repertorios que queremos, aunque ahora estamos atravesando una situación muy difícil con las salas de conciertos, que se han reducido muchísimo después de la pandemia, sobre todo por mantenimiento. Pero antes podíamos decidir montar este o aquel repertorio en tal lugar y por lo menos contábamos con esa libertad artística.
Tenemos miles de obstáculos, como que no hay transporte y a veces lo tiene que pagar uno para trasladar sus instrumentos; para conseguir vestuario, para imprimir las partituras y los programas de mano. Todo eso corre a nuestro cargo.
Hay que tener dos, tres y hasta cuatro trabajos, la gente en las orquestas tocan en varias y muchos son profesores además. Yo también. A veces, tocan, además, en conjuntos de música cubana, de los que abordan la música de forma más profesional, pero tienen que tocar en bares, en eventos privados para poder subsistir.”
Familia musical
“Mis niñas Adriana y Andrea tienen 14 años y son gemelas. Son toda la luz y el motor que me impulsa a ser cada día mejor, para que tengan el mejor referente posible, como mujer, como madre, como profesional.
Eso significa desdoblarse todo el tiempo en músico, directora, líder de proyecto y mamá. Significa llegar de un ensayo y ocuparme también de las niñas, la casa, de todo lo que haya que resolver.
Pero tengo una contraparte espectacular que me apoya en todo y estamos siempre compensándonos en dependencia de quién tenga la semana más cargada, quién tenga un concierto en los próximos días: mi esposo, Aldito López Gavilán, también es músico. Sin él me fuera bastante más difícil.
Las niñas también están en el mundo de la música ya. Adriana toca el piano, la guitarra y está incursionando en el bajo eléctrico. Andrea toca el piano y la flauta y ambas ya han conocido el rigor de conciertos y concursos en los que han sido premiadas, lo que hace muy fácil el respeto al momento en que mamá tiene que estudiar, y ellas deben asumir alguna pequeña tarea, preparase algo o calentarse la comida.
Sin ellos, sin su colaboración, su comprensión, me hubiera sido mucho más difícil. A la vez que su trabajo me motiva también a mí, en el caso de Aldito siempre estoy aprendiendo algo nuevo y con las niñas también, enseñándolas una también aprende.”
Música clásica vs. banalización
“La música llamada clásica, la música académica, siempre ha tenido un público más elitista. Pero al mismo tiempo nos da mucho placer ver cómo la gente joven se va sumando cada vez más a ese público, al contrario de lo que se pudiera pensar por la banalización, la comercialización, la decadencia auditiva, la contaminación sonora que estamos viendo.
Siempre es muy reconfortante ver que las salas de concierto tienen muy buena asistencia de público, incluso aunque no se abarroten como sí ocurre en este tipo de festivales grandes –como Habana Clásica– que tienen un alcance y una promoción más fuertes.”
El apoyo que falta
“El dinero para apoyar los proyectos musicales está muchas veces en manos de personas poco cultivadas, o que no tienen la sensibilidad para llevar a cabo políticas justas y ponerlo en buenos proyectos. Prefieren priorizar otros más elementales que van encaminados a un público que cada vez piensa menos, y es un círculo vicioso.
Es necesario encaminar desde la infancia a los niños por un gusto cultural, darles música de mayor calidad, acercarlos a las artes y llevarle eso a las escuelas. No dejarlos solos con un teléfono en la mano, porque acabarán escuchando solo lo que los mayores o la moda les va imponiendo.
Creo que se deben evitar las aristas que conducen a la violencia, a códigos estéticos vulgares, a una degradación de la mujer y su sexualidad, y compensarles mucho con otras manifestaciones del arte. Es muy difícil después de que se cumplen 17 o 20 años, empezar a imponer ya ciertos códigos si no han sido alentados antes. La educación artística debería estar presente desde el círculo infantil de una manera amena, potable.”
Fusión de géneros
“La Orquesta de Cámara de La Habana no escatima en participar en diferentes proyectos de diferente índole, géneros y con artistas de estilos distintos. Hemos estado en festivales de jazz, de música electrónica, haciendo colaboraciones con trovadores. Nuestro espectro es amplio siempre que el proyecto al que nos inviten tenga un contenido elaborado, serio, bien planteado, que haga lucir a la orquesta y crecerse.
Ese diapasón, que tratamos siempre de ampliar, hace también que muchas personas nos conozcan en otros ámbitos, por otras músicas, estilos que les son más afines, y a partir de ahí también siguen a la orquesta en el trabajo que le es más habitual. Así hemos ido también ganando en público.”
Festival y mucho más
“Habana Clásica ha ido creciendo en múltiples sentidos. Esta edición ha sido mucho más abarcadora, más integral; no sólo por los músicos participantes –nacionales y extranjeros–, que han aumentado considerablemente en cantidad y por consiguiente se ha diversificado las propuestas de conciertos y repertorios, sino que además ha incluido esta vez el teatro como una nueva manifestación dentro de su programa y se mantiene la danza que desde la edición anterior fue incorporada.
Al mismo tiempo una de las aristas que se ampliado este año es la labor didáctica, pues casi la totalidad de los músicos que nos visitan han ofrecido clases magistrales, muchas de las cuales han salido del entorno del Casco Histórico para llegar a conservatorios del Nivel Elemental y trabajar directamente con los niños y las niñas que se inician en la música, y que muchas veces no tienen el acceso o la información necesaria para llegar a los lugares donde se ofrecen estas clases, pues en esta oportunidad han podido trabajar directamente con estos grandes maestros. Así mismo, se ha incrementado la labor social y comunitaria, con visitas a hospitales, barrios y centros que acogen personas vulnerables, para llevar el arte a los más necesitados. Por todo esto Habana Clásica 2022 ha sido, hasta el momento, la edición más amplia, diversa y que ha logrado mayor alcance en todos los sentidos. No obstante, estamos seguros de que la próxima la va a superar.”
El oxígeno de la música
“Es un reto hacer esta música, pero a la vez es tan oxigenante estar enfrascados en nuestro trabajo. La música hace que salgamos también un poco de esos obstáculos con los que a diario tenemos que lidiar en los momentos difíciles actuales. Reporta sobre todo elevación, salir de lo cotidiano y llevarnos a ese otro mundo paralelo menos terrenal que existe en el arte, sobre todo en la música.”