Un sencillo encogerse de hombros despeja toda sospecha de envanecimiento, al comentarle que por ahí la llaman diva del hip hop cubano, reina del rap en español o la nueva revelación de la canción alternativa.
Quien la escucha pasear los matices de su voz, moverse naturalmente entre el jazz, el reggae, el funk, el hip hop y la música tradicional cubana, no imagina que la primera vez que pisó un escenario, con la precocidad de 15 años, tuvo que cantar de espaldas al público, de puro nervio.
Tampoco adivina uno que semejante talento estuvo a la zaga, mientras ella era secretaria de un hospital o trabajaba en una farmacia. Suerte que la vida tiene la caprichosa manía de enderezarse por sí sola, sobre todo para quienes trabajan hasta sacar Polvo de la humedad. No por casualidad así se llama su primer disco.
Danay empezó como seguidora del rap, de peña en peña, entre el Almendares y La Madriguera. Casi sin darse cuenta comenzó a hacer coros y a colaborar con Los Aldeanos, Papá Humbertico, Raudel, Anónimo Consejo, Krudas, DJ Lápiz y otros reconocidos exponentes del género. Escribir sus propios temas y grabarlos, caminata mediante hasta el estudio de Real 70, fue el bautismo para convertirse en parte del movimiento underground. “Me fui disolviendo como azúcar en agua”.
Sus canciones la proyectan, la revelan con honestidad de espejo. Baste oír Individual y Yo aprendí, sendas declaraciones de principios. “Soy como muy primitiva para componer, no sé, me desmenuzo por dentro”. Aún así, ella prefiere desmarcarse un poco de lo personal, con inquietudes que frecuentan temas sociales. “Sin obligar a nadie al mensaje, trato de equilibrar lo que me toca muy cerca con lo que pueda tocar a otra persona, hacer que coincidan ahí”.
Dos años como solista en la Ópera de la calle, más afluencias musicales con X Alfonso y Robertico Carcasés, ayudaron a curtir un estilo mestizo, fuerte como el rap, sentido como el filin. “Las etiquetas me molestan un poco. No me gusta decir que soy rapera, porque el hip hop es más que un género, es como un medio de vida: ahí están mis amigos, están valores que considero muy importantes. Tampoco quiero que me vean como una voz de jazz o de R&B, aunque lo pueda parecer. Lo que tengo más que todo es una necesidad de expresión”.
Tal impulso se ha nutrido escuchando. “Es increíble, pero nunca tengo temas de rap en mi reproductor. Oigo más bien música tradicional, del mundo, cosas que me van llegando y me interesan. No tengo muchas carpetas, porque la música que no me gusta, no me gusta, no quiero tenerla ni para aprender ni para nada, creo que soy muy virgen en ese sentido”.
El multifacético proyecto Havana Cultura colocó el nombre de Danay Suárez en París, Londres, Berlín, Amsterdam, Estambul, Valencia… Era el 2010, y el productor británico Gilles Peterson se refería a ella como la cantante más increíble con la que había trabajado en los últimos cinco años.
De esa experiencia nació un disco, durante unos ensayos con los músicos de Temperamento, mientras todos se soltaban a improvisar sin saber que los estaban grabando. Esto propició el encuentro con Roberto Fonseca, amigo y mentor. “Sí, porque ese es el ‘látigo’ mío”, agrega sonriendo.
Aunque Danay no viene de cuna artística, los de casa son fundamentales en su obra. “Estoy muy orgullosa de mi familia, porque somos como hormigas, vamos juntos a la labor. Cuando estoy en el escenario, los mando a que se sienten lejos, dispersos, ¡porque me ponen unas caraaas!… que me desconcentran. Pero siempre están ahí, no concibo un gran momento de mi vida sin ellos”.
Los conocimientos de graduada en informática no cayeron en saco roto, sino que se empastan ahora con su verdadera vocación. “Me gusta hacer producción musical, aprender los programas. Me encanta grabar la voz de una persona, descubrirla, y tener la sensibilidad para darle el matiz y ‘la cosa’ que lleva esa persona, y luego que se sienta contenta. Me gusta, si te voy a decorar la casa, saber un poco de ti y saber que vas sentirte cómoda después con eso”.
En la Isla ya cuenta con una hoja de ruta significativa: mejor banda de música alternativa en Cuerda Viva 2011, ese mismo año obtuvo el premio Lucas al mejor video clip de hip hop, y en la sala de su casa cuatro manos cerradas en yeso indican sus triunfos en el festival Puños Arriba. A ello súmesele un público que la sigue de Casa de las Américas al teatro del Museo de Bellas Artes.
Con presentaciones programadas para los días 26 y 29 en el Blackbird Ordinary (Miami) y The New Parish (Oakland), respectivamente, Danay anda ahora acercando distancias y terminando su disco Palabras manuales, producido por Roberto Fonseca.
“Es un trabajo diferente, aunque el sonido no se despega de todo lo que he estado haciendo de hip hop con reggae, con un poco de jazz. El mensaje está justo ahí, cada canción es un pasaje, creo que se puede ver una película: el realizador de cualquiera de los videos clip que podamos hacer, tendrá clara la idea de principio a fin. Fonseca ha pensado cada detalle musical, ha sido una labor de artesanía”.