Después de emigrar a Estados Unidos, el joven cantante y compositor cubano Danilo Paris ha seguido forjando su camino. Su voz, dulce y potente, le ha permitido llegar a públicos diversos a través de canciones que combinan sensibilidad lírica y fuerza interpretativa. Con temas como “Cefeidas”, “Coincidencia”, “Destino” y “Elefantes”, estrenó el EP Amanecer, una obra íntima que ha tenido una creciente recepción en plataformas digitales.
“Amanecer fue un álbum muy autoral”, cuenta Danilo a OnCuba. “Surgió de un deseo de hacer la música con la que crecí en casa. Mi padre tocaba son, vieja trova, y quise rendirle tributo a esa música”.
Lejos de perseguir tendencias o cifras, apostó por una creación sincera, sin concesiones comerciales. “No me importó cuántas personas escuchaban el álbum. No perseguía números. Así que me aventuré, y disfruté muchísimo la experiencia”, asegura.
El arte corre por sus venas desde la infancia. “Soy hijo de un músico y cantante. Crecí entre ensayos y presentaciones”, recuerda. Su madre, igualmente influyente, le inculcó desde temprano el amor por el arte. A los seis años, Danilo aprendía sus primeros instrumentos y ganaba su primer festival nacional. Poco después, interpretando “Amanecer”, una canción escrita por su padre, se alzó nuevamente con el primer lugar en el prestigioso festival Cantándole al Sol.
“Nunca escogí ser cantante, soy cantante desde que puedo pensar”, afirma. Su historia no es la de una vocación tardía, sino la de una necesidad vital. En cada nota que compone, en cada interpretación, hay algo más que talento: hay memoria, familia, identidad.
Creciste siendo conocido por tu participación en el programa Alánimo. ¿Cómo crees que esa experiencia formó tu visión artística y tu relación con el público?
Alánimo fue uno de los programas infantiles en los que participé cuando era niño. Es, sin duda, el más recordado de todos. Guardo con mucho cariño esa etapa de mi vida. Crecer frente a las cámaras me dio herramientas valiosas para comunicarme mejor y conectar con quienes hoy me ven a través de una pantalla. Pero lo más bonito es saber que una generación entera de niños creció viéndome por las tardes, y que formé parte de la infancia de muchos hombres y mujeres que aún me recuerdan con nostalgia y afecto.
Tu EP Collage marcó un paso importante en tu carrera. ¿Cuáles fueron los desafíos más grandes que enfrentaste al comenzar como cantante y compositor profesional en una industria tan competitiva como la música cubana?
Desde muy joven ya escribía mis propias canciones. A los 17 años grabé un EP, pero me encontré con la barrera de no tener cómo promoverlo. Las canciones apenas se escucharon. No tuve el apoyo de casi nadie y pasó completamente desapercibido. Aprendí la lección, trabajé más duro y, con la ayuda de las redes sociales, he logrado abrir puertas que en su momento nadie quiso abrirme. Aquel EP contiene canciones muy bonitas que merecen ser relanzadas, y así será, en su debido momento.

Amanecer parece estar marcado por una búsqueda de identidad. ¿Qué significa para ti el proceso de encontrar tu voz artística y qué esperas transmitir con tu música en este nuevo capítulo?
Creo que mis canciones son ventanas a mi alma, a través de las cuales las personas pueden asomarse y ver un poco de lo que hay dentro. No hay en mí una búsqueda deliberada de identidad; eso no me preocupa. Lo que realmente me importa es sentir y lograr que quienes me escuchan también sientan. Se trata de transmitir emociones.
Como compositor, ¿en qué momento sientes que una canción alcanza su “punto perfecto”? ¿Hay alguna canción de tu repertorio que sientas que captura tu esencia más fielmente?
Ese punto perfecto —si es que existe— creo que se alcanza cuando una canción logra ser profunda, pero al mismo tiempo sencilla; cuando es hermosa y poderosa, capaz de emocionarte y hacerte reflexionar. Si además te hace moverte un poco, es ideal, aunque esa última parte es la que menos me importa. De mi repertorio, creo que “Elefantes” y “Nostalgia” son las canciones que más se acercan a lo que soy, aunque tampoco siento que lo logren del todo. Mis canciones solo reflejan una parte de mí. Soy un ser mucho más complejo en emociones y pensamientos que lo que ellas muestran. Lamentablemente, el mercado a veces obliga a ser complaciente y a no explorar todo el potencial creativo que siento que podría desarrollar.
¿Cómo es el proceso de composición para ti? ¿Hay algún tema recurrente o alguna emoción que busques capturar en tu música?
Suelo cantarle al amor en sus distintas fases. Por lo general, no busco componer ni fuerzo las ideas. Escribo cuando tengo algo que decir o cuando un sentimiento se me queda atorado en el pecho y necesito gritarlo. Si la emoción es genuina, las palabras y las melodías brotan solas. Por supuesto, luego viene un proceso casi artesanal: pulir cada nota, moldear las palabras, producir la canción. Eso requiere práctica y conocimiento. Como dice Alejandro Sanz, la música no es mi trabajo, es mi idioma.
Todos los artistas tienen influencias que los marcan. ¿Quiénes han sido tus mayores referentes musicales y de vida, y cómo han moldeado tu identidad artística?
Mi primer referente fue mi padre. Él me enseñó a tocar la guitarra y lo escuchaba cantar desde niño. Después de eso, no podría señalar un referente único. He escuchado demasiada música, y de todos lados aprendo algo. Me gusta el hard rock de Aerosmith y Led Zeppelin, el son y la trova de Miguel Matamoros, la bossa nova de Antonio Carlos Jobim, la bachata de Juan Luis Guerra, el flamenco de Paco de Lucía, el pop de Michael Jackson y Alejandro Sanz. La música es maravillosa, y yo soy un eterno enamorado de ella… aunque a veces sienta que ella no me quiere tanto a mí.

¿Cuáles han sido los mayores aprendizajes que has tenido como artista desde que comenzaste a trabajar en un entorno internacional?
Aprendí que el talento, sin trabajo, no vale nada. Aprendí que el trabajo, sin una estrategia, puede volverse contraproducente. También entendí que quienes están dispuestos a traicionar sus principios muchas veces avanzan más rápido; por eso elegí el camino largo. Por eso, a pesar de haber recibido ofertas, jamás he firmado con nadie. Aprendí que el apoyo de la familia lo es todo. La familia es, sin duda, lo más importante en este mundo.
El arte cubano ha jugado un papel crucial en la diáspora. ¿Cómo crees que los músicos cubanos, como tú, pueden mantener viva la esencia de la cultura cubana, sin perder de vista las oportunidades y los desafíos que ofrece el mercado internacional?
Es una pregunta difícil. No sé cuál es la esencia de la música cubana en la actualidad. Si me preguntas, no sabría qué decirte. Ahora mismo, casi todo lo que escucho me parece vulgar y pobre. Solo veo a Leoni Torres y a algún que otro valiente intentando defender la buena música de Pablo Milanés y Polo Montañez, de Benny Moré y Miguel Matamoros, de Ernesto Lecuona y Ñico Rojas Cervantes. Me niego a creer que nuestra esencia sea la que algunos exponentes actuales están mostrando al mundo. Si eso es cubanía, me declaro apátrida.
Nuestra cultura es mucho más rica y, por mi parte, siempre intentaré rendir homenaje a esos grandes cubanos que me precedieron. Mantener vivas las canciones de María Teresa Vera, Los Zafiros, Polo Montañez, entre otros, es una obligación moral para quienes nos hemos nutrido de su música.
https://www.youtube.com/watch?v=Q3AKPh2bGo8
Si pudieras definir tu música en una palabra o concepto, ¿cómo lo harías? ¿Qué quieres que el oyente sienta o piense cuando escucha tus canciones?
¿Una palabra? Alma. Como te dije, quiero que mis canciones sean ventanas a mi alma. Si soy sincero, hay algunas canciones de las que no me siento orgulloso porque creo que no tienen alma, y eso es precisamente porque en otras he dejado toda la mía. Quiero que, cuando las personas escuchen mis canciones, sientan algo parecido a lo que yo experimento al escribirlas o cantarlas. Afortunadamente, creo que ese milagro ha ocurrido. Cuando recibo esa emoción de vuelta —las lágrimas, las risas, los silencios elocuentes— sé que el éxito ha llegado. No sé si algún día llenaré estadios, pero ya me considero exitoso porque sé que mi música ha acariciado más de un alma.

Has demostrado tener una gran versatilidad en la música. ¿Sientes que hay algún género o estilo musical que aún no has explorado, pero que te gustaría abordar en un futuro?
Sí, me encanta toda la música, y hay muchos géneros e idiomas en los que me gustaría aventurarme. Todo lleva un proceso, y demasiada experimentación puede ser negativa para una carrera que aún no está consolidada. Como te dije antes, el mercado obliga a ser complaciente, y no puedo ignorar por completo las tendencias que funcionan hoy en día. Pero a medida que vaya creciendo, iré dando rienda suelta a esa creatividad que aún tengo contenida.
***
Danilo Paris se define como un artista genuino que no planifica ni calcula sus pasos con excesiva anticipación. Su música es honesta y refleja quién es realmente y quién ha querido ser a lo largo de su vida. Aunque la cubanía puede estar más o menos presente en su obra, lo que verdaderamente le importa es que su arte capture su esencia, y en esa esencia, Cuba siempre tendrá un lugar fundamental.
Actualmente, atraviesa una etapa muy activa en su carrera. Pronto lanzará una colaboración que ha soñado durante mucho tiempo, con un cantante al que admira y quiere profundamente. Además, tiene preparados varios sencillos y anunciará las fechas de sus próximos conciertos, lo que promete un periodo lleno de creatividad y proyección para este joven talento cubano.
Al reflexionar sobre su trayectoria, Danilo comparte un consejo para su yo más joven, aquel niño que comenzó en el programa infantil Alánimo: “le diría que no desesperara, que fuera paciente y constante, porque con disciplina e imaginación, todo llega”.