Todo ocurrió muy rápido y sin previa coordinación, Juan de Marcos González llegó a La Habana en 1996 y reunió a un grupo de grandes estrellas de la música cubana para realizar una serie de grabaciones en los estudios Areito de la EGREM.
De aquellas sesiones de estudio salieron tres placas de incuestionable calidad: Buena Vista Social Club, A toda Cuba le gusta y Presentando a Rubén González. La primera fue todo un suceso cuando en 1998 se alzó con el Premio Grammy en la categoría de Música Tradicional y el documental que la acompañó con la nominación al Oscar, lo que a la larga constituyó el renacimiento a nivel global de la música tradicional cubana.
Ahora, casi 19 años después, una decena de discos grabados de los que se han vendido millones de copias y un sinnúmero de conciertos en los cinco continentes, el Buena Vista Social Club, que anunció a principios del pasado año su gira de despedida, sacará al mercado un nuevo fonograma titulado Lost and Found (Perdido y Encontrado).
El nuevo material debe su nombre a que la mayoría de los títulos que lo conforman fueron grabados en aquellas sesiones de estudio de mediados de los 90, en los orígenes de la mítica agrupación, y traen a la vuelta del tiempo aquellas joyas que entre tantas nunca fueron incluidas en los compactos de la orquesta.
Lost and Found vuelve a poner a disposición de los seguidores de la buena música cubana el talento de Compay Segundo al interpretar el armónico, la voz inmaculada de Ibrahim Ferrer, y las descomunales descargas de bajo de Orlando López “Cachaito”.
El sello británico World Circuit, productor de todos los discos del Buena Vista Social Club, anunció en su sitio web que el nuevo álbum saldrá al mercado el 23 de este mes, en medio de una intensa gira de la agrupación programada como parte del Adiós Tour, que solo para este año contempla más de 60 conciertos.
Sería bueno –tras las buena nueva y partiendo de las inquietudes de los propios integrantes del Buena Vista y de muchos de sus seguidores en la Isla– tener en cuenta dos cuestiones de vital importancia a partir de una serie de factores, como son por ejemplo el anunciado fin del proyecto y el inevitable paso del tiempo que ha hecho que muchos de sus fundadores ya no estén entre nosotros.
A pesar del impacto mediático a nivel global del Buena Vista, la calidad de su música, la millonarias ventas de sus discos y la duración del proyecto, en Cuba es una odisea acceder por alguna vía a esas grabaciones, y en sus tantos años de trabajo continuo apenas se han presentado en los escenarios del país, salvo el espacio fijo que tienen en el Habana Café del Hotel Meliá Cohíba desde septiembre de 2014.
Parecería ridículo, pero es cierto. En tiempos donde tanto se debate sobre consumo cultural y los esfuerzos que realizan las instituciones del país para ofrecer al pueblo productos con verdaderos valores artísticos, llama la atención que los cubanos no puedan tener cualquiera de los tantos discos del Buena Vista Social Club, para muchos el all star de la música de nuestro país más importante de todos los tiempos, o disfrutar de alguno de sus conciertos en cualquier punto de nuestra geografía.
Fuentes del Instituto Cubano de la Música aseguran que una gira nacional del Buena Vista Social Club es un sueño en el que trabajan desde hace ya un tiempo, pero que la intensa agenda de trabajo de la agrupación y los proyectos personales de sus integrantes han malogrado cada intento. Pero valdría la pena preguntar ¿en tantos años no ha sido posible un solo concierto en el Karl Marx o en la Escalinata Universitaria, tal y como comentó a la prensa hace unos días Eliades Ochoa?
En cuanto a los discos, bueno eso es harina de otro costal. Durante la presentación de Lost and Found en La Habana algunos de sus protagonistas hicieron alusión al beneplácito de World Circuit de licenciar la discografía del Buena Vista con algún sello de la Isla, intención que derivó en conversaciones que hasta ahora no han llevado a lugar alguno.
Lo cierto es que el tiempo pasa y cobra factura. En la nómina del Buena Vista Social Club ya no están Rubén González, Ibrahim Ferrer, Compay Segundo, Cachaíto, Pío Leyva y otros grandes, y uno de los más acariciados sueños de los que quedan es poder presentarse ante sus compatriotas, antes de que el proyecto diga adiós a los escenarios.
Gran parte del reconocimiento reciente que disfruta la música cubana a nivel mundial se debe al Buena Vista Social Club, y dentro de unos años será de obligatoria referencia para entender la identidad del país. Ahora es el momento de saldar esa deuda, que los más jóvenes, y los que no también, conozcan de primera mano el trabajo de esos que han sabido poner el nombre de Cuba en mayúsculas.
Excelente artículo, muy interesante lo del Buena Vista eso de que nunca se han presentado en Cuba. Siempre he querido tener sus discos, y los que tengo me han llegado por amigos, nunca los he visto en tienda alguna aqui. Espero las personas indicadas lean este texto y emprendan alguna inicativa para que l.os albumes del Buena Vista esten al alcance de los cubano.
Buen texto, reflexiones interesantes como estas debieran verse reflejadas en los medios nacionales. Por suerte en OnCuba hay espacio para este tipo de trabajo periodístico. Saludos Hernán.
Interesante y oportuno este comentario. en Cuba el Buena Vista no se ha presentado nunca, desde finales del año pasado solo en melia Café del Cohiba. Tanto que se habla de consumo cultural, no entiendo como las autoridade culturales no han resuelto hacer u concierto de ellos y presentar en Cuba alguno de sus muchos discos en tantos años que lleva ese proyecto. Olivia tiene razón, el tiempo pasa y cada vez quedan menos de los músicos fundacionales de la orquesta. Repito, interesante y oportuno este comentario, ojalá lo lean las personas que tiene en sus manos el poder de hacer realidad este sueño de muchos cubanos.