“Todos tenemos chance”, dice Eduardo Sandoval . Con 30 años, un ya largo camino en la música y muchos deseos de probar las riquezas de un instrumento que a algunos les resulta grotesco.
Nacido en La Habana, el trombonista se regocija como un padre estrenado con su ópera prima fonográfica Caminos abiertos. Su compacto, acabado de presentar, era un disco anhelado y que el público podrá apreciar en su concierto de estreno, previsto para los primeros días de marzo en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. La primicia nos la dejó Eduardo en la mañana en que visitó la sede de OnCuba y escogió nuestras oficinas para regalar notas sensibles de temas ya legendarios del repertorio cubano.
Sandoval contó entonces de aquella ocasión en el club La zorra y el cuervo en la que un melómano disfrutó de las dos tandas de la jornada, y en el intermedio de ambas, se le acercó para comentarle cuánto le había impactado Habana Jazz. Ante una pregunta del desconocido relacionada con su discografía, Eduardo le comentó que hasta esa fecha todavía no tenían y el hombre muy interesado se ofreció a financiarle esa ópera prima, como muestra de regocijo ante el impacto que el grupo le había causado. Era nada menos que Omar Pascual, director del Centro Atlántico de Arte Moderno de Gran Canaria, España.
Dispuesto a hacer más confesiones, recordó que fue su papá quien lo convidó a que estudiara trompeta y su mamá le llegó a comprar una, “pero cuando llegué a la escuela, el profesor me dijo: «Moreno, estás enredado. Tienes la boca a pululu y pienso que es mejor que estudies trombón». Le hice caso y me empezó a gustar.
Eduardo bebió un sorbo de café para despejar una madrugada de trabajo y aclaró que su disco “es parte de un sueño que tenía desde hace mucho tiempo, desde que asumí toda esta onda del jazz y la improvisación. Me hizo meterme más adentro del estudio del trombón. No tenía la música ni la disquera, ni mi grupo Habana Jazz todavía, pero tocaba con muchos jazzistas, timberos y reguetoneros. Ello me fue nutriendo para hoy tener mi primer fonograma”.
¿Por qué Caminos abiertos?
“Escuché siempre que todo tiene que tener un hilo conductor y las discografías más grandes en el mundo lo llevan. Primero, cuando le pones nombre al álbum es como hacerlo a un hijo, pues es un sello para toda la vida”.
“El disco cuenta con nueve temas y es el resultado de tres años de trabajo. Allí están junto a mí músicos estelares y que hoy me acompañan en mis presentaciones, como el pianista Roger Riso, el baterista Alain Ladrón de Guevara, el bajista Rafael Aldama, y David Hernández en la tumbadora. El productor del CD fue Michel Herrera, quien es muy importante para mí, porque fue la primera persona que confió en mí y me adentró en este mundo del jazz.
“Tuve invitados de lujo, porque a mis 30 años he tenido la suerte de colaborar con muchos artistas. Acá aparecen los cantantes Beatriz Márquez y Emilio Frías de El niño y la verdad, orquesta con la que hoy trabajo, los pianistas Alejandro Falcón y Rolando Luna y el grupo Osaín del Monte”.
Hay un recuerdo grato que Eduardo evoca sobre esa agrupación rumbera. Verdaderamente lo sorprendió. Supo de Osaín del Monte por el pianista Wilfredo Naranjo junior quien lo convidó a escuchar el álbum de esos artistas. Tanto le impactó a Eduardo que quiso hacer un tema para rendir homenaje al trombonista Juan Pablo Torres y los invitó.
¿Esperas que trascienda en los melómanos no solo de la Isla?
Pretendo que le guste a las personas. Que se puedan levantar en la mañana escuchándolo y vayan relajados para sus trabajos. Es un CD de jazz para el público y no para los músicos. No quiero que me malinterpreten, pero la gente es la que te levanta. Los músicos te critican. Por eso quiero que todos lo disfruten y si puede trascender, para mí será espectacular.
En Cuba hay un movimiento de noveles músicos que traen un empuje tremendo, y ahora, con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington, el mercado también se puede abrir a ellos. ¿Crees que los jóvenes como tú tienen posibilidades en la industria musical internacional?
No solo los jóvenes. Todos tenemos un chance. Es algo que hace mucho tiempo debería haber pasado. Hay tres países que trascienden en el mundo de la música: Brasil, Cuba y Estados Unidos. Pienso que nosotros debemos nutrirnos de todas esas esencias musicales. Y también creo que hay un movimiento súper bueno en la Isla que nos da a todos la oportunidad de desarrollarnos.
“Una de las cosas que yo quiero con mi disco Caminos abiertos es cambiar la óptica del trombón y la sensación que se tiene de su sonido. Lo toco dulce, como yo que soy empalagoso. Quiero cambiar esa óptica de lo grotesco que lleva el instrumento. Soy un seguidor de Juan Pablo Torres, el trombonista más grande que ha dado esta isla, grabó alrededor de diez discos y dirigió la disquera EGREM por muchos años. Tocó con Arturo Sandoval y muchos otros. Su último concierto fue en Miami y estuvo acompañado del propio Arturo y de Ihosvany Hidalgo. Las ganancias de esa presentación, por cierto, fueron para ayudar a sufragar una operación que nunca pudo hacerse, porque murió en Estados Unidos.
“Mi música no es nada más que una recapitulación de lo que él dejó. Ahora mismo, yo soy el único que lo hace, aunque hay trombonistas haciendo muy buenos trabajos. Los tenemos de estudio de grabación o sesión y en la práctica diaria. En Havana D’ Primera están dos grandes: Carlos Álvarez y Amaury Pérez; en el Trabuco al maestro Batista; en los Van Van Hugo Morejón y Álvaro Collado; a Juan Carlos Marín que es un jazzista excelente; a Antonio Leal, quien tocó con Benny Moré…
¿Con quisieras actuar y cuál es tu sueño a cumplir antes de dejar este mundo?
Con Marc Anthony. Lo admiro y tiene mucho ángel. Es un excelente cantante y su música me encanta. Estando en Miami acompañando a Raúl Paz, tuve la suerte, gracias a Willian Paredes un trombonista que está superconectado allá y que graba con productores como Sergio George; me llegó la posibilidad de tocar con Marc Anthony en tres conciertos y llorando dije que no, porque ya estábamos con muchos compromisos. Lo mismo me pasó con Oscar D’ León, y tampoco pude.
“Pienso que estar allá te permite todas esas cosas. Sucede lo mismo que aquí en La Habana. Si estás conectado con todo este mundo, puedes llegar a actuar con nuestros mejores músicos. Y creo que si viviera allá, para mí sería un sueño tocar con los Van Van.
“Pero sabes qué quisiera también, tocar con Pablo Milanés. Sé que no es difícil, lo que hace falta es que inserte una cuerda de metales y me llame. También me gustaría estar en un escenario con Silvio Rodríguez. Porque aunque soy joven, he tenido la suerte de grabar los últimos discos de Van Van y de Isacc Delgado, así como he estado en las placas discográficas de Omara Portuondo y he tocado con Alain Pérez. Estoy complacido y espero que la vida me siga dando esas oportunidades. Estudio mucho para lograrlo”.
https://www.youtube.com/watch?v=JLwl8xhN_Ys