Usted puede encontrarse a El Diablo caminando por las calles de Santa Clara, Placetas, Cabaiguán, Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos u otros pueblos de la zona central de Cuba. Sobrepasa los ochenta años, pero su andar es firme. Tiene la mente clara, los recuerdos nítidos y la “cachimba” entera.
Su nombre, en realidad, es Rafael Díaz. Pero El Diablo es su sobrenombre desde hace más de cincuenta años. Cuando le llaman así, responde con rostro tranquilo y buenos modales, el hombre que nunca le ha hecho daño a nadie.
Pero la historia del apodo comenzó a fines de la década del cincuenta.
“Yo andaba por La Habana fleteando con Gustavo Rodríguez y otros músicos de Santa Clara, más o menos jóvenes. La cosa estaba dura. No era fácil encontrar trabajo. Yo me había hecho amigo de Fernando Álvarez. Iba a verlo cantar siempre con la banda del Benny Moré. Entonces una noche, al final del show, Fernando me llama para conversar conmigo y me dice que quiere comenzar a trabajar de solista, pero que el Benny le pidió que para irse de la banda tenía que buscar un suplente.
“Cuando Fernando me dice eso yo pienso que me estaba pidiendo que le recomendara a alguien, pero enseguida me espetó: ‘mañana te llevo al ensayo para que el Benny te oiga’. Cantar con el Benny y su orquesta era un sueño. A mí me temblaban los pies cuando iba llegando al ensayo. Pero cuando cogí el micrófono y canté, lo hice como si toda la vida yo hubiera estado cantando con La Banda Gigante.
“Cuando terminé de cantar los números que me pidió, el Benny vino hasta donde yo estaba y me dijo: ‘Compadre, usted tiene una voz del diablo’. A partir de ese día me quedé en la orquesta. Y a partir de ese día soy la voz del Diablo. Ese apodo es un orgullo”.
El repertorio del Diablo está formado básicamente por los principales éxitos de Benny Moré, sus sones, mambos, guarachas y especialmente los boleros.
“Cuando el Benny murió, yo prometí que iba a estar cantando sus canciones hasta el día de mi muerte. Y lo voy a cumplir. Me cuido la voz. Y como podrán escuchar tengo ‘la cachimba’ entera. Yo voy a morirme cantando. Y cantando una canción del Benny”.
Pero Rafael también incluye entre su repertorio algunas canciones actuales, pero “cosas serias, no virulillas de esas que la gente canta por ahí. Nunca voy a cantar algo que el Benny me lo pudiera criticar”.
No bebe alcohol hace tiempo. Pero disfruta haciendo el mismo ritual que hacía El Bárbaro del Ritmo: pone un chorrito de ron entre sus manos, las restriega y luego se las acerca a la nariz.
“El Benny sufría cuando hacía esto. Lo hacía porque no le quedaba más remedio y porque le habían prohibido beber alcohol. Yo, con el tiempo, aprendí a disfrutarlo. Me lo impuse para cuidarme la salud y la voz, pero es también una manera de recordarle. Cuando él murió, la orquesta también empezó a morirse ”, dice El Diablo.
Rafael ahora es miembro del Movimiento de Artistas Aficionados. Tiene su peña en la Casa de la Cultura “Juan Marinello”, de Santa Clara, pero no se detiene en un mismo lugar porque, “no me gusta descansar el zapato, afirma.
“Voy a donde me llamen. Colaboro con el proyecto El Patio de Tila, en Cabaiguán, donde tengo muy buenos amigos. Ellos me ayudan con los back grounds y otras cosas que hacen falta para trabajar. Aquí en Santa Clara también”.
En Santa Clara, El Diablo colabora con los proyectos culturales comunitarios Arte y Parte, Jardín de Versos, Misarte y La Piedra Lunar.
“Hay quienes me llaman para cantar y me preguntan cuánto cobro. Yo me jubilé y empecé con los aficionados. Nunca he cobrado desde entonces. Yo canto por placer”.
Usted puede encontrarse al Diablo acompañado de un cartapacio de fotos, recuerdos de su esplendente juventud en los bares y shows de La Habana, junto a las grandes estrellas de la música cubana de entonces. Fotos que él conserva tan incólumes como su voz.
“Todos los años, el día del nacimiento del Benny, voy a Santa Isabel de las Lajas. Allá nos encontramos algunos de los que le conocimos y cantamos con él. También muchos músicos y cantantes de ahora que van a rendirle homenaje al Bárbaro del Ritmo. Cantar junto a la tumba del Benny es siempre una gran emoción”.
Se llama Rafael Díaz. Benny Moré lo apodó como La voz del Diablo. Ahora algunos simplemente le llaman El Diablo. Usted puede encontrarle por las calles de Santa Clara, Placetas, Cabaiguán, Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos u otros pueblos de la zona central de Cuba, con su carpeta de fotos bajo del brazo.
Acompáñelo a su peña, o a cualquier otro lugar a donde se dirija, a colaborar con la cultura, y a cumplir aquella promesa que hizo el día que murió Benny Moré.
Él canta porque quiere cantar.
Porque es un hombre de palabra.
Porque es un diablo bueno.
“Rafael ahora es miembro del Movimiento de Artistas Aficionados”.. ¿Es un chiste?.. Bueno ¿Porque asombrarse? en la tierra son especialistas en la ambiguedad de las clasificaciones… o ¿Será que es artista aficionado para no pagarle por sus presentaciones?…Me da mucha pena con esas personas mayores que trabajan por amor al arte y por quienes el estado no muestra nada de amor mientras viven. Cuando mueren le ponen el nonbre a la casa de la cultura de un municipio y mision cumplida.
Rafael dice en este texto: “Yo me jubilé y empecé con los aficionados. Nunca he cobrado desde entonces. Yo canto por placer”.
Rafael es jubilado. Tiene familia, vive con ellos. Tiene amigos y gente que le cuida. Es feliz.
La cachimba vieja! A ver, babies! Hasta en Holanda se canta y se recuerdo a Benny.
Qué maravilla recordar al Benny a través de la memoria del Diablo. Hay que preservar los recuerdos de los que se han ido: sólo así permanecen con nosotros. ¡Y que el Diablo siga cantando!
Tengo el placer de haber escuchado cantar al Diablo, es una de las voces con más fuerza y brillo de todas las que he podido escuchar. Además es un placer escuchar sus historias del tiempo del Benny y otros grandes como este. Homenaje merecido.
Qué ironía!!! ahora Rafael vuelve a ser aficionado, si el bárbaro del ritmo se entera, seguro vuelve a cantar. Gracias Lore.
Hermoso trabajo Lorenzo, cuantos “Diablos” se van cada día sin que nos acordemos de lo mucho que hemos recibido de ellos.Solo cuando alguien los rescata del olvido reconocemos lo que hemos perdido.
El pasado viernes 4 de agosto, en la Peña de poesía y música tradicional cubana, Sóngoro cosongo, que se realiza en el sitio de Artex de Santa Clara, El Cubo D Luz, se leyó esta crónica en presencia de Rafael. El Diablo cantó junto a sus amigos. Esa tarde tenía la cachimba encendida.
Vecino mío en la Calle Martí número doscientos y pico (Este) entre Unión y San Isidro….en Sta. Clara.
Buena crónica….