Palabras es un concierto que necesito volver a disfrutar. Solo en la repetición, en ver de nuevo lo musicalmente propuesto, depararé aún más en los detalles de una estética tejida con las hebras de un pilar de la composición cubana contemporánea, como lo es Marta Valdés, cuya obra motivó a la joven cantante Haydée Milanés para hacer el concierto que este jueves colmó el habanero teatro Mella.
No hubo nada impersonal en cada selección hecha por Haydée. Las canciones de Marta llevan una hondura de experiencias universales, que muy difícilmente dejan de conquistar a quienes las escuchan. Atrapar esa esencia fue siempre un desafío que Milanés tuvo presente y que logró ganar al apropiarse de la vida que hay en esas letras.
La intérprete se embriagó de filin, ese movimiento criollo del que Valdés es parte y que precisamente trascendió por su manera cercana de hablar de distancias amorosas, pasiones únicas, sublimes sentimientos.
Obras nacidas al calor de la intensa década de 1950 y otras que pertenecen a los dos decenios posteriores, fueron interpretadas y se articularon con una sencilla e íntima escenografía y un encomiable trabajo en las luces, elementos que denotaron un dominio de la proyección dramática de la velada del jueves. Ello hizo trascender nuevamente al Festival Leo Brouwer de Música de Cámara, como un evento exquisito, con valores que no solo residen en la calidad interpretativa de los artistas participantes, sino también en un cuidadoso y atractivo repertorio.
A estas piezas se les devolvió la lozanía con orquestaciones ingeniosas, que combinaron formatos e instrumentos diversos. Fueron arreglos musicales de la propia Haydée, Ernán López-Nussa y Nam San Fong basados en las partituras originales de Marta Valdés y enriquecidos por esta última -pues estuvo muy pendiente de cada detalle ya que el resultado final de todo este proyecto fue un disco, y un DVD filmado precisamente ayer, bajo la dirección de Alejandro Gutiérrez y facturado por la disquera Bis Music.
Unas veces Milanés era seguida por el piano, el bajo y la batería, en otras se sumaban las trompetas finamente ubicadas en los números, las congas y las cuerdas del Cuarteto Presto, o el empaste vocal de tres cantoras de la Schola Cantorum Coralina. Lo cierto es que Palabras tuvo esa mirada integral a una manera de componer muy cubana y he ahí su mayor acierto.
En la imaginación (1955), cantada a capella por Haydée, devino opennin perfecto para un recital que, a pesar de no sobrepasar la hora y minutos, dejó una intensidad enorme en el auditorio. Le sucedieron revisitaciones a Tú dominas, Mutis, No te empeñes más y Tengo.
Sensible resultó Pequeña Haydée(2012), pieza que Marta hizo especialmente para la hija de la cantante y que Milanés hizo en un estremecedor dúo con su padre. Con Pablo también regaló Deja que siga sola.
“Es una gran felicidad compartir con mi padre. Es mi maestro y la persona que me enseñó las canciones de Marta”, dijo al público Haydée, mientras el autor de Yolanda y El breve espacio en que no estás aprovechó la oportunidad para también reverenciar a la octogenaria compositora, a la que definió como un aliento único en la música cubana.
Momento especial de la velada fue la interpretación de Tú no sospechas con su autora en la guitarra. Ese tema fue la antesala para que se escuchara Sin ir más lejos, un clásico del filin y que se disfrutó a dúo entre Marta y Haydée.
Para el cierre, el muy esperado Palabras, el cual colmó de aplausos un teatro Mella que, al unísono, apostó por una propuesta musical necesaria, única.
Enorme concierto. Se puso el suero del “filin” en vena, Haydée. Me sorprendio la finura, delicadeza de la entrega de la noche y que los sentimientos los tuviera tan a flor de piel, era transparente casi. De agradecer, y mucho. Ojalá que el disco sea un éxito.
Pablo profetizó: “que la belleza te elija” y se sumplió la profecia.
Por favor cante en Brasil!
digo: se cumplió la profecia
Urge gira por México… Por lo leído se adivina exquisito…