A diez años de su segundo disco, Haydée Milanés en vivo, la artista celebró nuevamente sobre un escenario. La sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba fue el escogido.
A piano y voz hizo “Nubes negras” y “En el muro del malecón”; pero Haydée no haría la memoria del aniversario sola: la acompañaron nada menos que Omara Portuondo, Kelvis Ochoa, Aldo López-Gavilán y Jorge Aragón; además del guitarrista Raúl Verdecia, el bajista Ernesto Ermida, el baterista José Carlos Sánchez y el percusionista José Angel Blanco.
Canciones nuevas y viejas conformaron un repertorio de jazz, filin, bolero… y, habida cuenta de la influencia brasileña en su formación, no fue raro que llegaran “Amor até o fim” y “Upa Neguinho”, de Elis Regina.
Refiriéndose a lo que sería esta presentación, evocando la de una década atrás, Marta Valdés había dicho:
“Es una conmemoración de otro similar que hace diez años quedó registrado en un disco y es, de todos sus trabajos, uno de mis favoritos por el alto nivel de creación e interpretación vocal e instrumental. En diez años no ha envejecido. Yo creo que ni ella ni aquellos cómplices se lo imaginaron. Esta vez faltará Santiaguito a quien, seguramente, se le rendirá tributo. Algo muy especial sucedió en aquel y fue el momento en que Haydée compartió con Omara una composición suya de corte tan original que me pareció fuera de serie y creo que este dúo va a repetirse ahora. Están invitados Kelvis Ochoa y Aldo López-Gavilán. Músicos, como siempre, de primera y esa Haydée que crece y crece, cuya mayor ilusión está siempre cifrada en la sensación de que quienes la siguen están, igual que ella, repletos de ganas hacia la música. Ese día cumple años mi canción “Sin ir más lejos” y yo me voy al concierto con más razón todavía para celebrar, lista para esperar el año que ya está ahí mismo, con el alma –como diría Mirta Aguirre–‘limpia para el saludo'”.
La artista homenajeó la obra de autores como la propia Marta Valdés, Julio Gutiérrez, Carlos Varela, Santiago Feliú y, por supuesto, Pablo Milanés, su padre, con quien acaba de grabar el disco Amor.
La investigadora y musicógrafa Rosa Marquetti también tuvo comentarios halagüeños para “la pequeña Haydée” –como la llamara Omara antes de cantar “Nada son mis brazos”:
Haydée se establece como música y cantante madura sin perder una candidez casi adolescente. Como compositora e intérprete la avalan una discografía de siete fonogramas marcados por su sello personal dentro de la cancionística cubana, y sus ya memorables apariciones en vivo.