Lo dijo Herbie Hancock sin adulación o petulancia: “Cuba es el lugar perfecto para celebrar el jazz”.
La frase puede parecer hecha. Generosa. Obligada por la cortesía. Pero el merecedor de catorce premios Grammy no necesita abaratar palabras. Que no está en La Habana de vacaciones.
Herbie Hancock viajó a Cuba como promotor del Día Internacional del Jazz. Como embajador de Buena Voluntad de la Unesco. Como leyenda que es de un género que ha sacudido la cultura global por más de un siglo.
En ese escenario de libertad suprema que es el jazz, Hancock no necesita presentaciones. Camaleónico, feraz, respetuoso y a la vez irreverente, ha experimentado prácticamente todos los estilos jazzísticos de las últimas décadas, desde el hard y post bop hasta el jazz funk y electrónico. Como tecladista, ha fundado un estilo único, un feudo armónico inigualable.
Este miércoles estuvo en un homenaje de la Unesco a la Casa de la Cultura de Plaza, en el Vedado. Hace más de tres décadas fue creado allí el Festival Jazz Plaza, el evento estrella del jazz en Cuba.
El nacido en Chicago hace 77 años no tocó en la velada, no puso sus manos sobre el piano como sí lo hizo, por ejemplo, el cubano Alejandro Falcón. En cambio sí fue pródigo con las palabras. Pródigo pero preciso.
“Todo aquel que aprecia el jazz sabe que es el tipo de música que sirve como puente para conectar culturas; es un camino para fomentar el diálogo y la cooperación”, dijo.
La celebración del Día Internacional del Jazz en la Isla, comentó, busca crear “una conexión más profunda sin importar las diferencias, una conexión que nos impacte y llegue a nuestros corazones”. La música, bien lo sabe Hancock, tiene ese poder.
Como un símbolo de esas distancias que difumina el jazz, se unió al cubano Bobby Carcassés para desvelar la placa dedicada por la Unesco a la Casa de la Cultura de Plaza. Ambos regalaron a los asistentes un abrazo. Su abrazo. Un abrazo del jazz.
En los días que faltan hasta el domingo, llegarán de seguro nuevos saludos, nuevas conjuras musicales, programadas y también espontáneas, improvisadas y democráticas como el espíritu del jazz, la más libre de las músicas.
Más de cincuenta artistas de Cuba y el mundo seguirán compartiendo conciertos, talleres y presentaciones. También lo harán estudiantes de conservatorios cubanos y del Instituto estadounidense Thelonious Monk.
En el colofón, este 30 de abril en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, Herbie Hancock volverá al escenario. Junto a él estará nuevamente Bobby Carcassés, y también Chucho Valdés, Quincy Jones, Marcus Miller, Richard Bona, Marc Antoine, Takuya Kuroda, Ivan Lins…
Artistas de todos los continentes, de credos y orígenes distintos, de generaciones diferentes. Todos hablando el mismo lenguaje: el jazz, idioma único, universal… en Cuba.
Excelente Eric, como simpre!!! Y tampoco soy generosa!!! Un abrazo y a ver cuándo nos tomamos otro café? Ledy