En el Salón Rosado Benny Moré de La Tropical, la noche promete. La legendaria Orquesta Aragón ofrece su música sobre el escenario, mientras la Original de Manzanillo (OM), invitada de honor, aguarda su momento. En el marco del 39º Festival Jazz Plaza que se celebra en la capital cubana, tuvimos ocasión de conversar con una integrante de la orquesta invitada.
Acercarse a Katia Naranjo Alarcón fue una empresa sencilla, por la nobleza y humildad de esta mujer; herencia familiar. Katia es hija del Premio Nacional de Música (2011), fundador de la orquesta —el único aún activo— e ilustre maestro manzanillero Wilfredo Pachy Naranjo, alto exponente de la música tradicional y fiel defensor de la música popular bailable.
Fue una entrevista complicada, con poca luz y poco silencio —afortunadamente al ritmo de la Aragón—; no obstante, se improvisó rápidamente, un espacio, unas sillas y listos.
Repasamos las principales novedades de la llamada orquesta de la familia cubana, su renovación con la incorporación de jóvenes músicos, su nueva dirección en manos de Karelia Naranjo, la hija menor de Pachy, así como los proyectos que cocinan para este año.
Conversamos sobre la violenta agresión con una botella sufrida por Katia en un escenario de la ciudad de Morón, centro del país, el pasado agosto, que puso en peligro la vida de la artista y comprometió su carrera. El suceso conmocionó a la opinión pública cubana. Fueron miles las personas que expresaron su rechazo a través de las redes sociales.
Katia es miembro de la OM desde hace casi siete años. Como hija de un fundador, cabría pensar que sería miembro de la orquesta desde muy joven, como ocurre con tantos que ingresan como miembros activos a edades muy tempranas. Sin embargo, la realidad de nuestra entrevistada resultó ser distinta.
Katia se ganó su puesto trabajando duro, recibió formación profesional en el Conservatorio de Música José María Ochoa de Holguín. Su mayor deseo siempre fue formar parte de la orquesta:
“Crecí formándome en esta orquesta, escuchando la música que hacían. Siempre fue mi anhelo formar parte de la OM, lo veía como un sueño, como una meta… Me gradué y no sucedió como otros hijos de directores de orquestas, no entré a la OM. No, comencé a trabajar en cumplimiento del Servicio Social. Trabajé con otras agrupaciones, a las que les estoy muy agradecida pues contribuyeron a mi formación profesional, a mi maduración como artista. Aprendí a trabajar para el público, enfrentarme al público en un escenario. Esta etapa fue muy importante en mi crecimiento, pero siempre mi mayor objetivo fue formar parte de la OM. En 2017 logré ese sueño. Fue muchos años después de graduarme que pude formar parte de la orquesta. Siempre recuerdo que mi papá me decía: ‘Algún día, algún día’, y ese día llegó. No llegó porque fuera hija del director; sino porque ya tenía un trabajo realizado, había recorrido un camino”.
Con su sueño convertido en realidad, comenzó haciendo coros. Por primera vez en casi sesenta años había una voz femenina en la orquesta.
Existe un proceso de renovación. Es visible; ya no se encuentran músicos que hasta hace unos años eran figuras clave en la OM. ¿Qué puedes decir al respecto?
La OM en 2023 vivió un proceso de cambio en su plantilla. Como parte de un proceso de renovación que diera continuidad al proyecto, mi padre decidió nombrar directora de la orquesta a Karelia Naranjo, mi hermana, que también es tecladista. Algunos miembros no estuvieron de acuerdo con la decisión y resolvieron marcharse. Inmediatamente se decidió aprovechar el momento para renovar la orquesta con nuevos músicos.
Buscamos músicos, primero que todo que fueran buenos músicos, pero que también fueran buenas personas. Jóvenes que sienten amor por el trabajo de la orquesta, que saben de la trayectoria musical, del valor musical que tiene la obra de la OM.
Algunos son graduados de las escuelas de arte y otros tienen talento innato. Son, como digo yo, graduados de la calle. Conocen la obra de la OM y siempre tuvieron el anhelo de formar parte de la agrupación. Afrontan el trabajo con mucha humildad, amor y compromiso por lo que está sucediendo y lo que sucederá con la orquesta en un futuro. Cada uno aporta sonoridad y nuevas formas de hacer música pero siempre respetando el sello que ha caracterizado a la a la orquesta durante sesenta años y eso es muy importante, que se sienta el respeto y el amor por esa obra del Maestro Pachy Naranjo y que se continúe pero con aire joven y con la energía que le impregnan los jóvenes.
La OM asume la nueva etapa para mantenerse en la preferencia del bailador, buscando enganchar con el público joven. “Soy así”, un tema musical de reciente estreno, compuesto por Marbiel Tejeda Marcané (integrante de la Charanga Habanera) e interpretado por Katia.
“Hicimos un estreno en todas las plataformas digitales y el público que lo escucha lo acoge con mucho cariño, con mucho amor. Este tema es una conga que tiene algo de reparto, la música que escucha la juventud ahora. El público seguidor de la OM se identificó y nos han reconocido que se mantiene el sello de la orquesta”.
Verdaderamente, la canción tiene fuerza, la voz de Katia es fuerte, diáfana, y tiene una sonoridad contemporánea.
Suceso de Morón
Aquella madrugada en Morón fue un día memorable, hermoso. Según relata Katia, la plaza estaba abarrotada de bailadores que venían a divertirse. No era la primera vez que la OM se presentaba en aquel lugar, pero había pasado mucho tiempo desde la última vez.
Se ha escrito mucho sobre el incidente. Las redes sociales ardieron, al unísono los cubanos condenaron el suceso. Exigían explicaciones, algunos se preguntaban por qué a la única mujer vocalista de la banda, ¿fue casualidad o el agresor la eligió en un arrebato de misoginia? Son misterios aún por descifrar. Para Katia recordar el incidente es doloroso, sus ojos se humedecieron:
“Fue un momento muy triste. Algo inesperado, estábamos en un concierto maravilloso en Morón. No se veía el final del público, la cantidad de personas era asombrosa, y de momento sucedió lo imprevisto. Fue impactante. Yo no fui consciente por un instante de lo que me había sucedido. Con el impacto de la botella, caí y, por unos segundos, perdí el conocimiento. Fue un hecho lamentable, para mí, para mi familia, mi padre que estaba en el escenario en ese momento. Muy difícil para mi familia verme en esas condiciones. Durante la recuperación tuve grandes muestras de apoyo por parte los seguidores de la orquesta. Me escribieron miles de personas brindándonos apoyo y mucho aliento a mí y a mi familia para que pudiéramos salir de ese angustioso momento”.
¿En algún momento pensaste que no volverías a cantar?
No, para nada. Algo que me ayudó mucho fue el deseo de volver a los escenarios. Al mes ya estaba haciendo coro, y a los dos meses estaba estrenando un tema. Me quedan algunas secuelas en los dientes pero no me impide cantar, ya mi labio va cediendo, ablandándose un poco. Me siento bien de ánimo, muy feliz y agradecida con todas las personas que se acercaron a mi casa, que llamaban por teléfono, que nos escribían a mí, a mí esposo, a mis padres…
Hay Katia para rato. “Seguro que sí”, dice mientras muestra una espléndida sonrisa. Es una mujer digna de la más pura tradición de resistencia; venció el miedo, la zozobra del momento. Sobre el escenario se yergue segura de sí.
En cuanto a su agresor, está en prisión esperando juicio y “que sea lo que Dios quiera”, comenta la artista.
La invitación especial de la OM al festival Jazz Plaza es sin duda memorable. La vivacidad rítmica de nuestra música está hoy presente en el jazz que se hace a nivel internacional. Sin duda la obra de sesenta años de quehacer artístico de la OM tiene un nombre: Wilfredo Pachy Naranjo, una institución de la música cubana. Durante el tiempo que estuvimos conversando, Pachy estuvo cerca. Sobre la obra de su padre, Katia responde: “Inmensa”.
“Es una persona maravillosa. Su sencillez, su bondad, están plasmadas en su obra. La música de la OM no es una música complicada, es una música que está hecha con el corazón, con transparencia para que todo se escuche, para que cada instrumento tenga su función y muestre su importancia. Realmente la OM —que es decir Pachy Naranjo— ha marcado muy fuertemente la música popular cubana. Ha sido una charanga que no se quedó solo en el formato tradicional de los violines y la flauta. Fue buscando nuevas sonoridades, alternativas para incorporar nuevos instrumentos mediante la tecnología, el sintetizador, la organeta, la máquina de ritmo; eso le dio una amplitud sonora muy grande. Eso y mucho más es parte de la gran obra del Maestro Pachy Naranjo”.
La OM tendrá su agenda bien cubierta este año. Además de su incansable recorrido por las fiestas populares del país —en especial en la región oriental—, tendrá presentaciones en La Habana. Inicialmente fue el Jazz Plaza, y para febrero se espera la participación por primera vez en la 8va edición del Festival de la Salsa, evento único de su tipo en la isla en el que se espera estén presentes más de veinte orquestas nacionales e internacionales. Será sin duda una oportunidad para asistir y disfrutar de la poderosa música que hace la OM.
Con el tiempo agotado (Katia tenía que prepararse para salir a cantar), nos despedimos. Queda la invitación para un próximo encuentro.
Ella sube al escenario, luce su proyección escénica; voz cálida, agradable al oído, el público disfruta la sonoridad distinguible de la orquesta, donde ahora destaca un potente timbre femenino.
Un abrazo enorme Katia, para ti y tu hermosa familia. Les queremos!!!