Tunero de nacimiento, pero pinero por convicción Kelvis Ochoa es una de las figuras más populares de la música cubana actual. Su obra goza de gran aceptación entre los públicos más jóvenes por la calidad de su propuesta, que se aprecia original, variada y sin límites de estilos o géneros.
Resultado de una larga búsqueda de su yo musical, Kelvis disfruta hoy de una madurez musical excepcional palpable en sus más recientes grabaciones, proyectos y anhelos futuros.
Parte de una generación que ha puesto bien en alto la música cubana dentro y fuera de Cuba, Kelvis Ochoa no puede recoger en pocas cuartillas el itinerario artístico recorrido desde su adolescencia, cuando comenzó su relación con la guitarra, su estancia en España, el retorno a su patria querida y la cantidad de retos por asumir.
No obstante, en complicidad con una concienzuda labor de síntesis, conversó con OnCuba sobre algunos de los momentos críticos de su vida que le han convertido en quien es hoy, su más reciente producción discográfica y otras en las que ya trabaja.
De las Tunas fuiste a Isla de Pinos y de ahí a la Habana a estudiar en una escuela taller, sin embargo terminaste atado a las cuerdas de una guitarra…
La secundaria la termine en la Isla y vine para la capital a estudiar en una escuela taller, pero termine con la guitarra gracias a un amigo que me enseñó par de canciones de Silvio y algunos lugares importantes de la cuidad por los conciertos que acogían como la Escalinata de la Universidad y el Teatro Karl Marx.
Luego regresé a la Isla pero con la guitarra como algo inseparable, y comenzó una época que marcó el resto de mi vida. En aquella etapa conocí a otras que serían futuros artistas como Javier Guerra y Alexis Leyva, Kcho, entro otros.
Gracias a la Asociación Hermanos Saíz abro mis horizontes por las visitas y conciertos de Santiago Feliú, Vanito Caballero, y otros trovadores llegados de la capital.
Así que en cuanto termino el Servicio Militar regreso a La Habana, y hago mi primer concierto en la Casa del Joven Creador en diciembre del 92, y es a partir de allí que comienza la batalla por defender canciones verdaderamente mías.
¿Cómo se sucedieron las cosas de Kelvis y Cuatro Gatos en adelante?
Fue una etapa que recuerdo con mucho cariño, todo comenzó porque gracias a una amiga resolvimos un local en la Casa de la FEU para ensayar y comenzamos lo que sería Cuatro Gatos.
Imaginar que por allí pasaron Arnaldo Rodríguez, el del Talismán, Humbertico como bajista, Nan San Font, y en el 95 entramos en el proyecto Habana Oculta, que dirigían Pavel Urquiza y Gema Corredera, al estar Vanito y Alejandro Gutiérrez haciendo Lucha Almada con Bis Music, por lo que no podían entrar.
Es gracias a Habana… que comienza la etapa en Madrid al año siguiente con la ayuda del sello Nube Negra que nos programó una serie de conciertos en España.
¿Cuán importante fue esta etapa en tu carrera artística?
Los azares de aquella etapa unieron a una serie de músicos cubanos que estábamos allá (el trompetista Lulo Pérez, el tresero Cotán y otros) y presentándonos en diferentes lugares fuimos contratados por Manolo Aguilar para BMG Ariola y es cuando comenzamos a grabar el CD Habana Abierta, que sale en el 97.
Este disco y el que le siguió nos catapultaron, tuvimos cantidad de propuestas de trabajo y presentaciones por toda España, además de lo que significó como artistas.
En lo personal fue crecer como músico y ser humano, me creó la necesidad de saber más de lo mío, de lo cubano, de mi música originaria, Además me fogueó como artista, como creador y me dio luces para muchas cosas que quería hacer.
El regreso a Cuba…
Regreso a Cuba en 2001 y ofrezco un concierto en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, con Robertico Carcassés y Oliver Valdés como invitados, luego en ese mismo año participo en el Festival del Caribe, en Santiago de Cuba, y luego poco a poco nos vamos reuniendo en La Habana todos los que integramos el proyecto Habana Abierta.
Participé en varios conciertos en Cuba y fue muy lindo ver como a pesar de estar alejado tantos años de mi país la gente me conocía, se sabía mis canciones y nos seguía a las diferentes presentaciones.
Recuerdo el gran concierto que Habana Abierta ofreció en 2003 en la Tropical, era la primera vez que estábamos todos juntos en una presentación en Cuba y es algo que nunca se borrará de mi memoria.
Tu obra está presente en una extensa discografía y también en bandas sonoras para el cine…
Desde que me fui a España y hasta el momento he grabado unos cuantos materiales, sobre todo discos que están signados por colaboraciones. Ya sean como parte de Habana abierta, con quien grabé los CDs Habana Abierta, Veinticuatro horas y Boomerang, o de conjunto con otros artistas como Descemer Bueno y otros músicos.
En solitario trabaje en el álbum Kelvis y yo por mi cuenta y Curandera, este último nunca salió, pero del que se conocen varios temas porque fueron incluidos en una colección del sello Putumayo.
También he trabajado para la banda sonora de varias películas. El boom fue con Habana Blues, de Benito Zambrano, pero en México junto a Descemer hice la música de Corazón del tiempo, además compuse parte de la banda sonora de Lisanka, de Daniel Díaz Torres, luego para una película titulada Habana Muda.
Por último aparecen cosas mías en Siete Días, que son siete historias dirigidas por siete directores, entre ellos Juan Carlos Tabío y Benicio del Toro.
En estos momentos das los toques finales a un nuevo disco, ¿sobre que va este material?
Este es un disco que comencé a grabar a mediados del año pasado, pero por diversos compromisos aun no está finalizado. Es un CD al que le tengo mucho cariño porque pienso que es el trabajo más completo de mi carrera, bien fresco y esta compuesto por canciones que hacen un recorrido por todo mi trabajo. Va desde los ritmos tradicionales hasta la música popular cubana más actual. En él aparecen congas, guarachas y sucu sucu por su puesto, entre otros géneros.
La placa, bajo el sello Bis Music y titulada Dolor con amor se cura, tiene 11 canciones, todas inéditas, excepto una, que es de la autoría de Pavel Ulquízar, llamada En la penumbra y que canto junto al nicaragüense Luis Enrique, el único invitado del disco.
La canción es un bolero son y, por suerte para mí, en su grabación pude trabajar con Aldito López Gavilán, que se encargó de los arreglos de cuerdas y Dayana, su esposa, que las asumió junto a su camerata. Ha sido muy interesante trabajar en este disco, en el que comparto con músicos amigos como Oliver Valdés, Rolando Luna, Gastón Joya, Rodney Barreto, Yaroldis Abreu, también pude contar en los metales con la ayuda de Alexander Abreu y Carlos Miyares.
El video clip promocional será con el tema que da nombre al disco, una especie de sucu sucu, y lo estoy haciendo con un grupo de jóvenes realizadores que le están metiendo muchas ganas. La portada corre a la cuenta del joven artista de la plástica Esteban Capote y su equipo de trabajo.
¿Qué otros proyectos mueven a Kelvis Ochoa?
Hace solo unos meses fue estrenado el musical El Caballero de París, cuya música compusimos Descemer Bueno y yo. Fue un verdadero reto combinar la música, con el canto, la danza y la actuación, pero por suerte para nosotros fue un éxito.
Ahora estoy en el trabajo de producción del nuevo disco de la cantante Rochy Ameneiro, responsabilidad que asumo por primera vez y que estoy disfrutando mucho. La selección de los temas fue de mutuo acuerdo, ella me propuso algunos, otros los propuse yo y resulto en una lista bastante exigente, con temas que le piden mucho como cantante. La autoría de las canciones es muy variada, hay títulos de Pavel Ulquízar, Gerardo Alfonso, David Torrens, Raúl Torres, del uruguayo Jorge Dressler, la mexicana Julieta Venegas, míos y de Diego Gutiérrez.
Se hicieron muy buenos arreglos a cada tema y para su grabación contamos, entre otros músicos invitados, con Harold López Nussa al piano y Oliver Valdés en la batería.
Pero, además de todo esto, tengo muchos proyectos entre manos. Manejo la idea de preparar un disco en vivo y acústico, algo que nunca he hecho, y para lo que tengo una serie de composiciones hechas para ese formato específico.
Quisiera hacerlo al aire libre porque quiero recoger en él, aparte de la música, el ambiente de un atardecer en La Habana y filmar de paso un DVD. para cuando llegue ese momento tengo 14 temas compuestos, algunos a guitarra, otros solo con piano y voz, busco que se trabaje bien con el sonido de cada instrumento y se logre también una atmósfera bien íntima con le público y los músicos invitados.
Y para finales de año quisiera comenzar a grabar un nuevo disco en el que he estado trabajando y que será exclusivamente de mambo, un género que me interesa muchísimo y utilizarlo en un gran espectáculo a principios de 2014.
¿Cuánto le falta a Kelvis por hacer?
Aún no puedo decir que he llegado al punto que deseo, ni decir de manera definitiva que es esto lo que quiero hacer, como quiero sonar, todavía estoy en una gran búsqueda porque es un camino muy largo el que hay que transitar para que la gente sepa quien es uno y para eso trabajo mucho, para llegar a ese punto de lograr un sello propio.
Mi oficio, cantar, es lo más importante para mí, es mi vida y en ese sentido están presentes todos los Kelvis, los de las diferentes etapas, me han ayudado mucho a elegir por donde quiero ir, a mezclar las cosas y sonar de una forma auténtica.