La historia de las bandas municipales de concierto en Cuba tiene más de un siglo, parte de la cultura popular de diversas regiones del país se centra en estas agrupaciones, que han sabido mantenerse a lo largo de los años, con no pocos tropiezos.
Época dorada la de la primera mitad de los años ’50 del pasado siglo, cuando las bandas inundaban los parques y plazas del país con sus retretas para celebrar días feriados u otras fechas significativas del país o del territorio donde radican.
Lo cierto es que con el paso de los años ese movimiento de bandas provinciales decayó hasta el presente siglo, cuando el gobierno cubano decidió impulsar nuevamente estas agrupaciones, aunque en la actualidad muchas se mantienen olvidadas en sus municipios, sin la popularidad y calidad de antaño.
Estos proyectos eran el alma de la vida social de cada comunidad, presentes además en fiestas patronales o despedidas de personalidades, pero ahora es casi imposible verlas con regularidad, salvo algunas excepciones o en los encuentros provinciales que se organizan cada dos años, un pequeño incentivo para músicos e instrumentistas.
“Mantener un repertorio variado y que los municipios, un factor determinante este último, junto con las casas de cultura y las personas que trabajen en los gobiernos de cultura a ese nivel, confíen en el trabajo de las bandas, que las llamen más, que se interesen más por su trabajo para que también la población, que tanto lo necesita, en especial esta nueva generación que creció sin ver el trabajo de una banda, se logre identificar con esta propuesta musical”, nos dice Daya Aceituno, directora de la Banda Municipal de Conciertos de Boyeros.
Actualmente, existen más de un centenar de bandas municipales, representadas por la empresa musical Ignacio Piñeiro, una tarea titánica mantener y organizar las actividades de tantas orquestas, considerando que cada una responde a las actividades y conmemoraciones de su territorio, aunque varias se insertan en otras actividades culturales fuera de su zona.
La actual situación pudiera cambiar también “si se les diera las posibilidades a las bandas de grabar, para promocionarlas en la radio y pudieran hacer televisión con calidad sonora, o además si la prensa siguiera con sistematicidad sus trabajos y reconocieran los mejores al menos”, expresa Aleida Girón, al frente de la Banda de Regla.
Por otra parte, Arturo Quintero, director de la banda del municipio Diez de Octubre, expresa que “la dirección de Cultura municipal debe tener en cuenta que tiene a su disposición una banda que puede montar el repertorio que se necesite para cualquier ocasión y, aunque no dispongan de los recursos para trasladarnos a otras partes del municipio, puede programar actividades en la Casa de la Cultura que es donde ensayamos nosotros. Creo que es más un problema de interés que de recursos, sinceramente”.
Mujeres a la batuta
En el caso de La Habana, existen ejemplos de cómo se puede convertir dichas agrupaciones en atractivas propuestas culturales, atendiendo a la calidad de los músicos, el variado repertorio o formato de la banda y la integración de estas con otras propuestas artísticas.
Uno de los casos más populares es el grupo que lidera Daya Aceituno en Boyeros, quien ha sabido darle un vuelco atípico a la agrupación, incorporando un performance danzario y renovador a la banda, que les ha permitido romper esa inercia y solemnidad que suele acompañar a las orquestas de este tipo.
“El hecho de presentar el repertorio de una banda tocando y bailando nos hizo marcar la diferencia con el resto de las bandas de Cuba, pues somos la primera y única en hacerlo de esta manera. Además de eso tenemos un repertorio variado que va desde música clásica, a partir de lo que la cantidad de instrumentistas e instrumentos nos permita tocar, jazz, música cubana, cualquier variante de esta nos gusta interpretar y de la internacional cualquier género por igual, todo depende del tipo de evento que vayamos a enfrentar”, comenta Daya para OnCuba.
Con un videoclip grabado y la participación desde el pasado año en la pieza teatral Oficio de Isla, no solo en lo musical, también en lo performático, la banda de Boyeros se ha ganado su espacio en el panorama artístico de la isla, sin descuidar su raíz en su municipio.
“La banda se integra a la comunidad con las retretas que realizamos todos los viernes en el portal del cine Sierra Maestra. También, de coordinación con la dirección de cultura del municipio, hemos organizado giras a lugares como el Hospital Julito Díaz, conciertos para los pacientes y doctores, una experiencia enriquecedora, pues los pacientes sienten la música como una especie de rehabilitación”.
Escuelas de diferentes enseñanzas y especializadas como Solidaridad con Panamá; la escuela Machaco Ameijeiras, en el leprosorio de El Rincón; el sanatorio de los Cocos, hogares de ancianos, son espacios donde también ha interactuado el grupo, presentaciones especiales todas a decir de Aceituno.
“Fuera del municipio nos insertamos en cuanto proyecto nos llamen, siempre que sean propuestas agradables y divertidas, como cuando nos convocaron para el festival de boleros, en festivales de jazz y en la obra Oficio de Isla, que tanto nos ha aportado a nuestro desarrollo y formación como músicos y artistas”, añade.
La Banda de Boyeros es un caso de cómo con un repertorio cubano e internacional variado, se puede hacer un buen trabajo y lograr que el público e instituciones se interesen en su obra.
Otros casos similares podemos encontrarlos en el entorno citadino, como es el caso de la banda del municipio Regla, territorio con fuerte tradición cultural. Sus músicos tuvieron la oportunidad de grabar Brisas, un disco que recoge parte del repertorio musical de la agrupación.
Desde los géneros cubanos que componen el programa de una banda tradicionalmente, así como temas internacionales muy conocidos, “pero hace énfasis en nuestra música, respondiendo a la necesidad de defender y promocionar la música cubana”, es el sello que distingue la banda que dirige Aleida Girón.
De ahí que Brisas constituya “un viaje por diferentes estilos y géneros de la música cubana. Nuestra orquesta en el lV Encuentro Provincial de Bandas obtuvo el Premio a la Excelencia Artística, es decir alcanzó el 1er lugar, por lo que fue interés de la EGREM realizar un trabajo fonográfico”, comenta su directora.
“Son temas muy conocidos —explica— pero con muy buenas adaptaciones, arreglos contemporáneos que refrescan su sonoridad y con la ayuda de los jóvenes que la integran, con su interpretación y ejecución la convierten en una banda de nuestros tiempos”.
El fonograma, en palabras de la directora de la banda, “es un homenaje que hicimos a todas las bandas del país que trabajan día a día, semanas tras semanas, de una manera incógnita. Podemos hacer todos los estilos y géneros, adecuarlos a todo lo que nos propongamos, pero si no tenemos metas, nos quedaremos siempre donde estamos”.
Otra música, mismo formato
Las posibilidades musicales que ofrece un formato de banda de concierto son muy ricas, considerando el amplio repertorio que existe para este tipo de formación, no digamos en el panorama sonoro cubano, también en el internacional.
Con un sólido repertorio de obras cubanas y otras del archivo clásico de las bandas del país, la agrupación del municipio de Diez de Octubre también ha apostado por recrear e incluso componer bandas sonoras de videojuegos y del universo anime, de gran popularidad entre la juventud cubana.
“La música para videojuegos es considerada desde hace años como un género y no son pocas las orquestas de renombre que han dedicado conciertos a destacados compositores. La mismísima Filarmónica de Londres ha dedicado conciertos al género”, comenta a OnCuba Arturo Quintero, al frente de la banda.
“En mi caso, además de ser un gamer apasionado, como músico he dedicado tiempo a estudiar a fondo la obra de destacados compositores como Nobuo Uematsu y Joe Hisaishi, también sé que existe una cultura otaku, gamer y geek bastante grande en Cuba que cuenta con muy pocos espacios dedicados a sus gustos, por lo que decidí, en forma de experimento, montar un repertorio para un concierto con bandas sonoras de videojuegos y animes que tuvo muy buena acogida en este sector, por lo cual decidí vincular la banda a este mundo, compaginando su objetivo principal que es el rescate de la música creada para este formato”, nos cuenta.
Gracias a esta iniciativa, han logrado captar la atención de varias instituciones “lo cual nos ha brindado la oportunidad de tocar en el Teatro América para un espectáculo de variedades” —por ejemplo— además de efectuar un concierto Anime en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro, con el apoyo de la embajada de Japón en Cuba.
“Nuestra empresa, Ignacio Piñeiro, también nos ha tenido siempre en cuenta para grandes eventos como lo fue la celebración por los 500 años de La Habana y un sinfín de presentaciones importantes para nosotros como artistas”, expresa.
Para este año también estaba prevista una presentación con este repertorio en la Vitrina de Valonia, espacio del cómic cubano con sede en el Centro Histórico habanero “el cual, junto a la Embajada de Bélgica, nos brindará un espacio para hacer nuestra música”, afirma Quintero.
https://m.youtube.com/watch?v=HgNzPOcTIrU&t=35s
Para dicho concierto, presentarán la banda sonora original de Ethernium, videojuego indie cubano realizado por KrystApp, un proyecto independiente de artes gráficas que dirige este joven clarinetista y director de orquesta hace apenas un año, otro ejemplo de cómo pudieran ser utilizado el talento de estos músicos.
Recursos vs realidad
Falta de músicos, carencia de instrumentos, pobre repertorio y poca atención por parte de las autoridades de los territorios, son algunos de los problemas que presentan desde hace años las bandas municipales, contra lo cual luchan músicos y directores.
Pese a esto, apuestan por mantener la tradición y se mantienen activas en sus comunidades, una labor visible en provincias y municipios fuera del entorno habanero, donde el trabajo en las comunidades se hace más presente y se mantiene activa la tradición de las bandas de conciertos en la vida cultural de las ciudades.
También se encuentran los encuentros provinciales de bandas de conciertos, que realiza cada provincia con sus bandas municipales, encuentro en el cual se integran las bandas provinciales de cada territorio, una suerte de intercambio de experiencias entre homólogos.
Allí se crean escenarios en lugares céntricos de La Habana donde se presentan dos y tres bandas por día, nos cuenta Daya Aceituno, incluso precisa que “en un año se hizo competitivo y fue muy agradable porque todas las bandas nos presentamos en la Plaza Vieja. Sería una experiencia que pudiera hacerse todos los años, una mejor manera de intercambiar experiencias, inquietudes y conocimientos, muy engrandecedor para los artistas”.
Sin embargo, estos encuentros pudieran enriquecerse con una mejor preparación. Resulta común “llegar al Festival de Bandas a exponer nuestro trabajo y ver cómo se repiten algunos números en un mismo concierto debido a que todos contamos con el mismo repertorio y de alguna forma no nos sorprendemos”, narra Arturo Quintero, deficiencias que dificultan no solo la calidad del evento, sino que además menoscaba la atención del público.
“A quien más le aportaría sería al público, para el cual trabajamos y servimos, que pueda identificarse y empaparse en una jornada de bandas, de buena música y repertorio el cual no estamos acostumbrados a escuchar, acercar a las personas, el público y el artista, porque cuando estamos en un teatro siempre está esa barrera inconsciente que separa al músico del público, pero en una retreta en un parque, casi que esa línea imaginaria se pierde”, añade la directora de la banda de Boyeros.
Habría que replantearse entonces hasta qué punto resulta viable mantener tantas agrupaciones de este tipo en todo el país, pues para nadie es secreto que mantener una banda de conciertos resulta costoso y poco factible, considerando el número de actividades y la calidad de muchas de estas agrupaciones en el país porque, más allá del tema económico, el público se merece un espectáculo de calidad, más aquel cuya vida cultural muchas veces depende de estos proyectos municipales que muchas veces cumplen la máxima de trabajar por puro “amor al arte”.