Varios años después de que Alexis Puentes “perdiera” su apellido para convertirse en el exitoso cantautor cubano-canadiense Alex Cuba, su sueño de reunir en un disco a artistas cubanos que admira, como Pablo, Kelvis y Omara, se convirtió en una realidad llamada Sublime.
“Cantar con ellos es un abrazo cariñoso de mi tierra”, dice Cuba, residente en Canadá desde hace más de 20 años.
El nuevo álbum, lanzado este 20 de septiembre, lo grabó en apenas 10 días, dividido entre Canadá, México y Cuba, donde produjo personalmente las voces de los artistas invitados. La interpretación de los instrumentos la hizo él completamente, algo que lo dejó con ampollas en las manos luego de grabar la percusión.
Nominado en tres ocasiones para los premios Grammys y ganador cuatro veces de la versión latina del premio, Cuba nos cuenta, entre otras cosas, su definición de amor, de “ser cubano” y de dónde surgieron las musas para crear su último disco.
¿Por qué el nuevo álbum se titula Sublime?
Nombrar mis discos es generalmente lo más difícil, porque siempre estoy buscando el título más fácil y que funcione en los dos idiomas español e inglés, para de esa manera poder llegarle también a quienes no hablan español. En el proceso de escuchar el disco para la masterización, me pasó por la cabeza la palabra “sublime” porque me pareció así lo que estaba escuchando. Esa palabra encerraba la intimidad, la dulzura y delicadeza del disco en general y me convenció de que era entonces y definitivamente el título. Luego, busqué el significado ya ampliado de la palabra y leí algo que me convenció más aún. “Solamente el arte puede hacer sentir lo sublime”.
¿Cómo llega Alex a la música?
Tengo la suerte de haber nacido de una familia musical. Mi padre Valentín Puentes, guitarrista graduado de guitarra clásica y posteriormente profesor de guitarra en la casa de la cultura de Artemisa, comenzó a enseñarme la guitarra a los seis años. Esperó a que mis manos fueran lo suficientemente grandes para poder desempeñarme con el instrumento. Pero antes de eso recuerdo que a los cuatro años participé en un programa de televisión llamado “Que Siempre Brille El Sol” tocando las claves al lado de una orquesta de guitarras que mi padre había formado. La música comenzó bien temprano para mí.
¿Por qué escoges Alex Cuba como tu nombre artístico?
Todo comienza por Alex Cuba Band, que fue el nombre que llevó mi primer disco Humo De Tabaco y con el cual me había propuesto crear un proyecto donde no me veía como el cantante principal, es decir, iba a ser como una institución en la cual yo sencillamente sería el director musical, compositor, arreglista y productor, teniendo así a diferentes cantantes en mis producciones. Pero todo cambió con ese primer disco, el cual alcanzó mucho éxito en Inglaterra y me dejó ver claramente que a mí me gustaba cantar mis canciones. Cuando llegó la hora de grabar mi segundo disco (Agua Del Pozo) ya yo tenía una identidad como cantautor bastante formada y se volvió muy claro que yo no era una banda sino un cantautor y decidimos entonces achicar el nombre de Alex Cuba Band a Alex Cuba solamente. Pensé en ese momento retomar mi nombre real, pero ya mucha gente me conocía como Alex Cuba, entonces decidimos que esa era la mejor opción.
¿Cómo fue el proceso de descubrir los ritmos hasta quedarte con una manera propia de cantar y tocar?
Como músico (bajista) pasé por muchas vertientes de la música cubana, tuve la gran suerte de tocar mucha música tradicional cubana en su infinita variedad de géneros, pero siempre estuvo muy claro para mí que me llamaba el jazz, la fusión etc. Fui bajista de Jazz en Cuba (Miembro fundador del grupo Temperamento, junto a Roberto Fonseca, Javier Zalba, Ruiz López Nussa, Emilio Del Monte Jr, Elmer Ferrer) antes de irme a vivir a Canadá y eso marcó mucho en mí. Cuando comienzo entonces a escribir mis propias canciones, pues ya venían naturalmente con influencias de muchos otros géneros y me propuse entonces salir a buscar una identidad musical, la cual mostrará todas esas influencias sin que necesariamente le diera la espalda a mis raíces. Nunca me consideré salsero o sonero y en Cuba nunca canté. Se me conoció solamente como bajista de las agrupaciones de Augusto Enríquez y Temperamento.
Si comparamos un poco tus canciones anteriores y estas del disco Sublime, se nota un ritmo menos pop, y una expresión más relacionada con la tradición de nueva trova cubana y de la novísima trova ¿esa diferencia fue intencional?
En Sublime me propuse lograr más intimidad, destacar las canciones casi que al desnudo. Creo firmemente en el poder de una canción, sin que dependa de una amplia orquestación. Esto es algo que nació en mí hace unos años, cuando comencé a sentirme aún más seguro como cantautor.
Sublime es un disco muy peculiar dentro de mi discografía por varias razones. La primera es el hecho de que en este disco me decidí a grabar yo mismo todos los instrumentos, por una cuestión de gusto y sonoridad. La segunda, que es un disco que indiscutiblemente me lleva de regreso a mis raíces, después de 20 años viviendo en Canadá y después de haber expresado mi habilidad de hacer pop, rock, jazz, blues, etc. Esto no quiere decir que Sublime sea menos pop que los discos anteriores, porque la sensibilidad del pop está en muchos de los temas de este disco, en canciones como “Dividido”, “Ciudad Hembra (La Habana)”, “Está Situación”, entre otras. Lo único que cambió fue el concepto sonoro, quizás por el carácter íntimo y trovadoresco de estas canciones. Y sí, fue intencional ese cambio de sonoridad. Sublime es un disco completamente acústico y para mi sorpresa ya ha demostrado ser mi disco más crossover. Es realmente increíble para mí ver como mi canción “Hoy Como Ayer” que escribí con mi amigo y gran compositor Fernando Osorio y que tuve la suerte de grabar a dúo con nuestro maestro Pablo Milanés, hace llorar a las personas, incluso a muchos de mis fans en Canadá que no hablan ni una palabra en español.
Luego de tus primeros éxitos, colaboraciones con artistas internacionales como Nelly Furtado, y los premios que vinieron, ¿cómo se reinventó Alex Cuba?
Siempre estoy escribiendo canciones y buscando más allá, me gusta el atrevimiento en el arte y tengo la suerte de tener una relación muy “cool” con mis fans. Ellos esperan de mí siempre “lo diferente” y “lo atrevido”. Eso lo considero muy saludable para un creador. Con esto quiero decir que el reinventarme lo llevo siempre presente y no siento presión ni miedo en hacerlo. Sublime definitivamente es mi disco más “a lo cubano” hasta el momento.
¿Cómo es tu relación con el público joven cubano? Quiero decir, ¿cómo competir con los ritmos más “comerciales” y los valores que trasmite el reguetón y sus letras, y lograr que un público joven se acerque a tus canciones desde la isla?
En realidad, yo casi no he tenido presencia en el mercado cubano. No me he sentido cómodo con ir a promover mi música en Cuba, porque siente que puede verse un poco forzado, pues yo no vivo allá. Esto es algo un tanto espiritual para mí, pues no me gustaría llegar a imponer mi presencia, cuando hay tantos increíbles artistas allá que no se fueron y que por su talento se han ganado su lugar en su tierra natal. En el arte soy un tanto tímido y no me gusta impresionar, me gusta convencer, es por ello que le he dejado al tiempo el que se me llegue a conocer en Cuba o no.
Definitivamente se me escucha más fuera de Cuba. En Spotify mi público más grande está en México, pero también en Canadá y en Europa.
Con respeto a toda la nueva ola del reguetón y demás géneros dentro de la música urbana latina, pienso que todo tiene su tiempo, su lugar y su público. En mi caso nunca me atrajo la música urbana y por ende no pretendo convertirme en un artista urbano, sino hacer lo mío y hacerlo de la mejor manera posible. Como dice Cimafunk, “Ponte pa lo tuyo”. Yo creo que si uno logra transmitir quién es dentro del arte, pues encontrará su público, ya sea joven o de cualquier edad.
¿De dónde vienen tus “musas” cuando compones canciones?
Escribo mis propias canciones y también escribo con otros artistas ya sea para mí o para otros cantantes. Mi musa la encuentro en todos lados, tengo la suerte de ser muy creativo y sentir la inspiración venir de muchas formas. Pero sólo escribo cuando estoy alegre y no cuando estoy deprimido o molesto por algo, como sé que hay muchos compositores que prefieren escribir de esa manera. Para mí la música es el regalo más grande que Dios nos ha dado y lo utilizo para elevar la belleza de la vida, para transmitir lo positivo.
¿Por qué cuando te presentas en redes sociales dices que eres un músico cuba-canadiense, se puede considerar tu música canadiense?
A Canadá vine a vivir en el año 1999, después de haberme casado con Sarah, quien es canadiense. Ella vivió dos años conmigo en Cuba y luego decidimos irnos a vivir a Canadá. Cuando Sarah vivió conmigo en Cuba, del 96 al 98 esos fueron años muy difíciles por allá y sentí que nuestra relación estaba un poco en riesgo, pues no mucha gente creía que teníamos un amor de verdad, legítimo y profundo, lo cual me hizo decidir marcharnos en aras de cuidar mi matrimonio. A Sarah le gustó mucho Cuba y de haber sido por ella nunca nos hubiéramos ido, pero como dije, yo sentí que era necesario por el bien de nuestro amor y con mucha alegría te digo que este año cumplimos 24 años de casados. Ella es mi mayor éxito en la vida al igual que los tres preciosos hijos que me dio. Por ella y por ellos soy capaz de hacer lo imposible. Me siento profundamente adaptado a Canadá, me siento tan canadiense como cubano y puedo decir que este país me ha dado mucho desarrollo espiritual. Hay mucho de Canadá en mi música. Aquí aprendí el poder de lo simple en el arte, a hacer más con menos, a darle la prioridad a la canción sobre todas las cosas. El invierno es mi estación favorita para escribir música, aunque no lo creas. Se siente una gran paz y tranquilidad y eso me inspira mucho.
¿Cómo llevar entonces lo cubano de ese binomio cubano-canadiense como músico, fuera de la isla?
Cuba estará en mí por siempre, eso será imposible de borrarlo. Por extraño que te parezca aprendí a no extrañar a Cuba, aprendí a nutrirme del universo sin necesariamente depender de un lugar en específico para sentirme pleno y completo. He tenido mucha suerte en Canadá, lo cual me ha inspirado mucho y disfruto mucho tocar mi música para muchas personas que no suelen escuchar música cubana/latina. Eso para mí es un reto muy saludable y lo disfruto por extraño que parezca. También creo que me ha hecho crecer como artista.
¿Cuál es tu opinión sobre los nuevos artistas de la isla?
Creo que los nuevos artistas de Cuba que han surgido y que van surgiendo vienen ya dotados no solamente de gran talento sino también de una visión mucho más clara y universal, refrescando una vez más lo que el mundo conoce como música cubana. Cimafunk es un muy buen ejemplo de esto que he dicho.
El tema “Voz de Corazones”, incluido en el nuevo álbum, habla de volver a empezar, de reorientar el rumbo para retomar la ilusión. Ahí hablas de brindar tu definición de amor, ¿cuál es esa definición de amor para ti?
Mi definición de amor es el amor incondicional, el que no pone condiciones y perdura para siempre.
¿Por qué La Habana es una ciudad hembra, como dices en tu canción, un lugar “donde nada es mentira ni es verdad”?
A mi manera de ver, la hermosa ciudad de La Habana tiene mucha fertilidad en ella, mucha creatividad y de allí nacen muchas cosas, por eso para mí es una ciudad hembra, madre de mucho y de tanto. La Habana es uno de esos lugares que genera muchas maneras de leerla o entenderla. Unos ven una cosa y otros ven otra. Por eso para mí en la Habana no existe el tiempo y nada es mentira ni es verdad.
¿Qué viene para Alex Cuba luego de este álbum?
Ahora viene la parte de llevar este disco al escenario, de hacer giras y llevar esta nueva música por el mundo entero, con el objetivo de siempre seguir alegrando corazones.