Han pasado casi 22 años desde aquel noviembre en que Cuba quedó estremecida con el fallecimiento de Fernando Borrego Linares, Polo Montañez, en un accidente de tránsito. La muerte lo sorprendió cuando estaba en la cresta de la ola: movía hordas de fanáticos dentro y fuera del archipiélago, sus canciones animaban cualquier celebración y tenía dos discos publicados —Guajiro Natural (2000) y Guitarra Mía (2002)— que vendía como pan caliente. Podría decirse que Polo apenas empezaba su exitosa andadura creativa. Su legado fue corto, pero significativo.
En pleno 2024, el Grupo Polo Montañez —conformado por los músicos que acompañaron al artista desde sus inicios— acaba de presentar un nuevo material discográfico. Contiene diez canciones inéditas, cuyas letras fueron escritas por el Guajiro Natural y ya está disponible en las plataformas digitales. Joyas del Guajiro es una prueba de que quienes velan por la obra de Polo no han mostrado aún todas sus cartas al público.
El fonograma sale bajo el sello francés Lusafrica, marca discográfica que atesora la obra del autor de hits como “Un montón de estrellas” y “Flor Pálida”. Bis Music colabora en la distribución para el mercado nacional.
Grabado en el Estudio D’BEGA en La Habana, mezclado y masterizado en París, las Joyas… preservan la estética sonora que caracteriza las canciones de Polo en sus discos editados en vida, así como del CD póstumo Memoria (Lusafrica, 2004).
Forman parte del nuevo proyecto los músicos que fueron parte de la vida creativa del popular cantor, algunos unidos a él por lazos de sangre, como el actual director musical de la agrupación, Amaury Romero Borrego, su sobrino. El también bongosero asume los arreglos de esta producción y comanda el tándem, que una vez sirvió a la voz de Polo y ahora arropa al cantante líder Yosleny Chirino Vegas.
Al intérprete se suman la voz de Gladys Pérez Reyes en los coros y percusión menor, Luis Romero Hernández en los coros y José Ángel Padrón González en las tumbadoras. En calidad de invitados están el trío Trovarroco, integrado por Maikel Elizarde Ruano al tres, Rachid Abrahán López en la guitarra y el contrabajo de Alfredo Alexis Oquendo; Amaury Fernando Romero asume el bajo eléctrico y Raúl Verdecia Gallardo destaca en la guitarra eléctrica. Dayana del Carmen Rodríguez es la directora de cuerdas y violín, junto a Melisa Sosa Febles en la viola y Amaya Justiz Robert al violonchelo.
Todos ellos tomaron el encargo de José da Silva, director artístico del material —y presidente de Lusafrica— quien catapultó el talento de Polo Montañez al estrellato de la música cubana e internacional, después de descubrirlo en 1999 en el poblado de Las Terrazas, donde vivía el cantautor, a unos 70 km de La Habana.
Tras el fallecimiento del Guajiro Natural, Da Silva aseguró a la prensa que Montañez había dejado más de 60 canciones inéditas. Varias de ellas, grabadas en la voz del artista, nutrieron empeños discográficos póstumos como el CD Memoria (2004).
Pero también quedaron letras escritas que alguna vez fueron interpretadas por Polo a modo de descarga familiar; otras aún estaban a la espera de la música que les diera sentido, pero aún no habían sido escuchadas por el público. Tras el fallecimiento del compositor, aquellas letras durmieron el sueño de las cosas que esperan el momento oportuno para ser mostradas.
Esa oportunidad llegó el pasado 5 de junio, cuando familiares, amigos, artistas y los músicos de Polo se reunieron en el Cabaret Parisien del Hotel Nacional de Cuba para celebrar al cantautor, quien ese día habría cumplido 69 años. Fue el momento oportuno para presentar, en conferencia de prensa, Joyas del Guajiro, un material que al decir de José da Silva privilegia la calidad.
“Me interesó proponerles [a los músicos del grupo] hacer este disco porque Amaury era como un hijo para Polo y conoce perfectamente su música; lo sabe todo, tiene la historia y además procuró trabajar con la gente que conocía el sentimiento de ese legado, para hacer la música como Polo la hacía. Es el mejor homenaje que podíamos hacerle este día”, confesaba a la prensa el empresario francés, facilitador del exitoso camino de Montañez, que incluyó giras nacionales e internacionales, así como un disco platino en Colombia por las 60 mil copias vendidas de Guajiro Natural.
Joyas… es un disco que defiende una estética sonora muy similar a la lograda en los que grabara con su voz el Guajiro Natural.
Tras la muerte del cantautor cubano, aseguran desde el grupo, pasaron varios años y distintas experiencias hasta que sus integrantes volvieran a reunirse con el propósito de mantener viva la obra musical de Polo Montañez. Lo hicieron interpretando canciones ya conocidas, otras de la autoría de músicos de la agrupación —CD Regreso (2015)— y manteniendo su peña habitual en la Casa del Campesino en las Terrazas, así como presentaciones nacionales e internacionales.
Cuesta escuchar Joyas del Guajiro sin imaginar cómo habrían sonado estas letras en la voz de su autor. Pero, aunque la evocación resulta exitosa —para ello la voz de Yosleny Chirino es imprescindible—, esta propuesta del Grupo Polo Montañez es otra cosa.
El disco es la celebración de la obra de quien fuera un autor auténtico, tanto desde su faceta como compositor como en su proyección como intérprete. Es una continuación de la obra de Polo, matizada por la madurez artística de los músicos que ahora integran el grupo.
En Joyas…, Polo Montañez, su música y sus músicos, provocan una sonoridad precisa y clara que rehúye de las estridencias.
A propósito del sonido del conjunto, la musicóloga María Teresa Linares remarcó en el documental tributo a Polo, dirigido por el realizador Claudio Izquierdo, que “en el momento en que aparece la música de Polo Montañez había en el entorno musical cubano sonoridades demasiado fuertes y rápidas, por la cantidad e instrumentos, sobre todo de percusión”.
En el caso del conjunto de Polo, detalla la investigadora, “el ritmo del bongó es tradicional, algo que se ha perdido en los grandes grupos, que tienen tantos instrumentos de percusión, que no permiten escuchar el bongó. Está marcando un ritmo que es fácil de bailar por todo el mundo. Y el empaste de las voces no era el empaste tradicional; es el […] que tenemos en la memoria, cuando estaba de moda el grupo Mocedades y se escuchaban por toda La Habana”.
Las Joyas… cumplen parte de lo dicho por Linares: música fácil de sentir para cantar y bailar. Y a esa costumbre compositiva se suman otros elementos, presentes en este disco, como el formato de cuerdas, reconocido por Da Silva como una obsesión de Polo en sus últimas creaciones.
Predominan en este material las letras de amor, escritas para la persona amada en distintas situaciones, como en “A ti mujer”, “Igual que tu” (defendido por la voz de Gladys Pérez), “No lo negarás”, “Distancia”, “Esa mujer”, “Que sabes tú”, un tema con todas las condiciones para convertirse en un hit, también están entre las Joyas.
“Amor del bueno” deja para la escucha una línea: “Y si pudiéramos volver atrás para revivir aquellos tiempos. Y aunque pasen 20 años más, siempre igual te seguiré queriendo”, y uno no puede evitar pensar, con una mezcla de orgullo y melancolía, que la música y la voz sobreviven al hombre, poco más de dos décadas después de su fallecimiento. Para voces y letras únicas está reservada la eternidad.
Completan el material crónicas como “Penas de amor”, con un acompañamiento de cuerdas que sabe a bossa nova, “La suegra”, una chanza para aliviar el aparente exceso de amor en este disco, y “Rumbero”, una oda guajira a la clave.
Cada una de esas canciones logra tomarnos de la mano y hacernos desandar Las Terrazas, como si el cantor estuviera ahí esperándonos, guitarra en mano, con la voz lista y el sombrero puesto como va, acompañado de sus músicos.
Una obra que no pasa de moda
En apenas tres años —desde que es descubierto por José da Silva en 1999, hasta su muerte en 2002— Polo Montañez se echó al público en el bolsillo. Solo hay que ver los videos de una presentación en Colombia o la transmisión del concierto en la Piragua (100 mil personas, atestigua Lusafrica), parte de su única gira nacional, para darse cuenta de que la mera presencia del artista y su grupo sobre el escenario era motivo de catarsis. Y la gente cantaba el disco Guajiro Natural completo.
Cuando uno constata lo que fue aquello y cómo las personas se apropiaron del disco —aunque fuera por una copia pirata—, resulta imposible no pensar todo lo que habría logrado el creador de haber tenido la oportunidad de desarrollar su arte por más tiempo. ¿Cuántos Latin Grammy habría ganado?, ¿Cuántas plazas habría llenado, dentro y fuera de Cuba? ¿Cuántas canciones habrían nacido e inspirado otras nuevas creaciones? Escuchar a Polo, su letras, es entender también que perdimos a un artista inmenso demasiado pronto.
Proveniente de una familia de carboneros del poblado El Brujito, en la provincia de Artemisa, Polo se crió en un entorno musical. Era autodidacta. A cantar, a componer, y a tocar la guitarra aprendió de la misma forma que los árboles aprenden a crecer y establecerse en el monte. Y con él, también aprendieron el resto de amigos y familiares que lo mismo cantaban que tocaban una clave, un güiro, una guitarra.
Trabajando “de lo que fuera” en el campo, como él mismo decía, llegó a Las Terrazas. Allí armó el Sexteto Cantores del Rosario, con quienes se presentaba en la Casa del Campesino de ese complejo turístico.
En septiembre de 1998 ocurre su primera aparición en la Televisión Cubana junto al sexteto —aunque solo aparecían cinco en escena—. El grupo era la unión de componentes de tres familias: tíos, primos y sobrinos, unidos por la sangre, los afectos y la música.
Eran, eso sí, artistas de probada estatura artística y autenticidad, capaces de defender la música tradicional campesina que conocían a la perfección. Ahí estaban Amaury, Gladys y los otros, arropando desde ese momento a Polo Montañez y defendiendo, tras su muerte, su legado hasta este reciente material, Joyas del Guajiro.
De aquellos momentos iniciales, estas letras compuestas por Polo ahora se nos revelan como recuerdo de su obra. Y ponen a bailar y cantar al más rígido de los públicos.
Ver al grupo ahora sobre el escenario del Caberet Parisien, interpretando las Joyas del Guajiro, produce esa mezcla de goce y nostalgia. Lucían pletóricos, apropiados del palco. Cuando llega el estribillo de “Qué sabes tú”, Amaury Romero suelta el instrumento y se pone a bailar, busca la mesa donde está su familia, les lanza un beso en la distancia y se reincorpora —“dónde tu vayas yo te seguiré y estoy seguro que no aguantaré. Mi verdadero amor, solo tú”—. Esos diez temas son una verdadera declaración de amor.
“Polo Montañez no ha pasado de moda”, asegura a Oncuba Gladys Pérez, luego de la presentación del disco. Ella cantaba con Polo desde que tenía cuatro años, en los guateques familiares donde tíos, primos y sobrinos coincidían y celebraban el descanso en medio del campo.
Gladys recuerda haber escuchado algunas de las letras que hoy conforman Joyas del Guajiro. “Estos temas inéditos de Polo tienen unos 45 años. La mayoría de estas canciones ya las había tarareado en algún momento con él. O sea, han formado parte de mi vida”, asegura la intérprete, quien ganó reconocimiento por ser la segunda voz en la agrupación del Guajiro Natural.
“Cuando llegaron las letras a nosotros —explica— tuvimos que memorizarlas y refrescar vivencias, recordar algunas melodías también. Amaury y yo éramos los más pegados a él y nos enterábamos de lo que andaba cocinando. Son canciones bellas que en algún momento tarareamos, pero no pensábamos que ahora José da Silva nos fuera a dar esta sorpresa de hacer un disco después de 22 años y darnos la oportunidad de cantar esos diez temas”.
Tras la muerte de Polo Montañez los músicos vivieron distintas experiencias hasta recomponer el grupo con la incorporación de Yosleny Chirino en 2008 y la posterior grabación de un disco —Regreso (2015)—, con canciones de la autoría de cada uno de los componentes del grupo, a modo de búsqueda de un camino nuevo con composiciones propias de los integrantes. “Pero ahora Joyas… es como si fuera el cuarto disco de Polo, porque ahí están sus hijos, sus letras, sus canciones, ahí está todo y estamos nosotros“, asegura.
Gladys Pérez es sobrina de Caridad Pérez, la primera esposa de Polo Montañez —no es la musa que inspiró la canción “Flor Pálida”—. Ella asegura que parte de estas canciones del nuevo disco, “quizá dos o tres”, fueron dedicadas a su tía, algo que la hace sentir más implicada en el proyecto.
“Polo era un niño grande”, rememora la intérprete mientras evoca los momentos compartidos con el Guajiro Natural.
“Todos los días para él eran diferentes, porque vivía el día a día. Polo no pensaba en mañana. Esa forma de mirar la vida él me la enseñó y es lo que intentamos seguir defendiendo en el escenario. Cantar y compartir la vida con él fue una experiencia maravillosa”.
Gladys celebra la obra de Polo Montañez y la labor artística de la agrupación. “La música foránea que está llegando ahora mismo a Cuba, que se mueve por el mundo, no ha influido mucho en nosotros porque seguimos un legado. La gente indiscutiblemente ama esta música y nos reconoce como los músicos de Polo. Para nosotros no ha cambiado nada, todo sigue igual. La gente sigue cantando “Guajiro natural”, “Un montón de estrellas”, “Flor pálida”. La obra de Polo ya pasó la prueba del tiempo”.