Sonya Schubert es la única mujer detrás de la preparación del escenario cubano para el concierto que ofrecerán los Rolling Stones en La Habana el próximo 25 de marzo.
A Schubert, alemana, no parece molestarle el sol que pone al rojo vivo sus tatuajes, y junto a un equipo de nacionalidades diversas trabaja desde las primeras horas de la mañana hasta que anochece, desde hace varios días.
El escenario estará listo en dos días, asegura la “chica Rolling” a OnCuba. Luego vendrá el equipo de Producción a poner las luces, una tarea que puede tomar otras cuatro jornadas.
De la compañía Stage Crew, para la que trabaja Sonya, están en Cuba 25 constructores, más las chicas del catering, y quienes se encargan de coordinar la organización del espectáculo. Luego se incorporarán los de la Producción, alrededor de cincuenta personas, o más, calcula ella, hasta que finalmente sumarán más de 70.
Los cubanos no participan en estas tareas de construcción, aunque sí en el catering, y “la comida es asombrosa”, confiesa la alemana.
Sonya ha levantado escenarios en todo el mundo, en otras producciones para Rolling Stones, y para otras bandas como U2 y Madonna. Sobre su experiencia en Cuba, nos dice que a pesar del calor, venir a Cuba para construir este escenario ha sido muy agradable. “Todo el mundo es muy amistoso con nosotros. No he visto mucho de La Habana porque pasamos todo el día trabajando, tengo que ir al centro de la ciudad para ver algo más. Luego tendremos algunos días libres para visitar otros sitios de Cuba”.
Cuando le preguntamos si planea asistir al concierto, Sonya dice que no. “Es mi día libre y me gustaría relajarme un poco. Pero no sé aún si debo estar aquí o no. Pienso que habrá muchísimo trabajo que hacer porque será un concierto multitudinario”.
Aunque fuentes oficiales declararon recientemente al diario Granma que se espera la asistencia de 400 mil personas, otro de los constructores, el italiano Valentino Demonte supera esa cifra por mucho, y nos dice que espera ver allí un millón de personas, y que no hay duda de que el concierto será histórico. “Creo que sí hay espacio suficiente. Usualmente hacemos los conciertos en un estadio, pero ahora lo haremos afuera, porque adentro no hay lugar para toda la gente que vendrá”, asegura.
De cumplirse este pronóstico, las dos horas y quince minutos que se prevé durará el concierto de viernes santo en La Habana, podrían llegar a competir con los 1,3 millones de espectadores que reunió la banda británica en 2006, en la playa de Copacabana de Río de Janeiro.
Demonte nos cuenta sobre la manera en que se divide el trabajo de las brigadas, donde compañías distintas se encargan de una tarea específica a la vez. Él participa en el montaje del escenario, que tiene cerca de 80 metros de largo, 56 de ancho y 20 de altura, y que está casi terminado. Otra empresa se encarga de las barreras de seguridad, otra de las luces, otra del sonido. Al final tendrán que empacar todo y dejarlo justo como estaba antes de que llegaran.
Es increíble lo rápido que han levantado todo desde que empezaron a traer los primeros contenedores el miércoles 3 de marzo, asegura Polo, un vendedor de granizado. A pocos metros de la barrera de seguridad que limita ahora el área, Polo ha parqueado su carrito en un lugar estratégico, asequible tanto para transeúntes habituales como para miembros de la brigada constructora. Desde allí es testigo de la transformación del paisaje, y se prepara para asistir también al concierto, si consigue la licencia para vender su bebida refrescante. Si los Rollings gustan, también para ellos habrá granizado.
Ya tu sabes, granizado con giardias pa los Rolling Stones.
Siempre tiene que venir el clásico pujoso a tirar sus chistes sin gracia. Papa, comprate un bosque y pierdete en el. Le harías un gran favor a la humanidad.