Redacción OnCuba
El XIII Festival Internacional Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in memóriam, conocido mundialmente como Havana Rhythm and Dance Festival, se desarrolla por estos días en la capital cubana con la participación de unos mil seiscientos artistas nacionales y extranjeros.
Esta fiesta lleva su nombre en honor al percusionista cubano Guillermo Barreto (1929-1991), pionero del estilo Be-Bop Jazz y quien acompañara con sus tambores a grandes como el cantante estadounidense Nat King Cole, Benny Moré o Chico O’Farrill.
En declaraciones exclusivas a Oncuba, Giraldo Piloto Barreto, su sobrino, y director del Festival, destacó que se debe musicalmente a su tío, lo cual significa un doble compromiso como organizador del evento. “Mi tío me regaló el primer par de baquetas a los 4 o 5 años, fue mi influencia más temprana y directa. Con él aprendí a tocar danzón, chachachá, y muchos otros géneros. Fue además mi patrón a la hora de crearme un estilo propio”.
Agregó que este año se rinde homenaje también a José Luis Quintana (Changuito), uno de los más conocidos percusionistas cubanos, a los 75 años de vida artística del compositor, y director de orquesta Leo Brouwer y al 20 aniversario de la compañía de baile Banrrarrá.
El programa comprende clases magistrales que impartirán de martes a jueves en el Palacio de la Rumba reconocidas figuras nacionales e internacionales, entre quienes sobresale el baterista suizo radicado en Estados Unidos Jojo Mayer, uno de los más destacados percusionistas de todo el mundo. “Su presencia es un lujo en cualquier festival, así como la de Aldo Mazza de Canadá y el joven tumbador Takafumi Nikaido, de Japón”, declara Piloto.
Añadió que “las conferencias son una oportunidad para que los jóvenes aprendan de los más experimentados virtuosos en la materia. La inscripción tiene un precio de 10 pesos moneda nacional y es gratuita para los estudiantes de música”.
A ritmo de baterías, pailas, tambores y bongoes, la música y el baile se mezclan en esta fiesta, y es por eso que como característica particular, se incorpora el Concurso de Casino donde podrán participar bailadores de cualquier nacionalidad.
“La eliminatoria de los concursantes nacionales se realizó el pasado 27 de febrero resultando 15 parejas finalistas. Pero quisiera convocar a las parejas de otros países que están a tiempo de incorporarse hasta el viernes 14, día de la final, en el Teatro Mella”, exhortó Giraldo.
Paralelo al Festival se desarrolla cada año el Concurso de Percusión, que en esta jornada cuenta con más de cien competidores y se celebrará el sábado 15 a las dos de la tarde igualmente en el Mella. Para el director de la Fiesta del Tambor “es una manera única que permite a percusionistas profesionales y no profesionales, de cualquier edad y de cualquier parte del mundo competir como iguales”.
“Además, este concurso nos ha permitido descubrir nuevos talentos, jóvenes sobre todo, con condiciones para insertarse en la enseñanza artística, y los hemos propuesto a las escuelas. Con agrado te puedo decir que muchos de ellos actualmente son alumnos destacadísimos en las academias de arte”.
“Y aunque cada día son más los desafíos para quienes se forman en la percusión, a causa de las carencias, de la falta de instrumentos, y otras necesidades, el nivel es más alto cada año. Este festival es un excelente momento para que no solo los cubanos, sino cualquier persona que se identifique con este país, se acerque y participe de la música que nos distingue”.
El evento incluirá también varios conciertos, entre los que destacan el 15 de marzo en el Teatro Karl Marx la celebración por los 50 años de la casa discográfica EGREM, con la presencia del Buena Vista Social Club, Yoruba Andabo, Manolito Simonet y su Trabuco, Havana D’Primera, Klímax y la compañía de baile de Santiago Alonso.
El teatro Mella, el Palacio de la Rumba, el Salón Rosado de La Tropical y el Hotel Habana Libre son algunos de los espacios para apreciar la Fiesta del Tambor en su XIII edición, sin dudas una opción para los cubanos y extranjeros que visitan estos días la Isla.
Por Elcira Martínez Adán
