En el primer aniversario de la muerte de Pablo Milanés, amigos, familiares y discípulos le rindieron tributo en Madrid de la mejor manera posible: con su música.
La Casa de América de Madrid, donde se le despidió hace un año, volvió a convertirse en la casa de Pablo, esta vez para acoger una de esas descargas entre amigos que tanto disfrutaba. Como si se tratara de una de aquellas fiestas en el patio de su casa habanera, una veintena de músicos pasaron por el escenario para celebrar su vida.
Para un hermano de tantos años como José María Vitier, fue una suerte vivir y “compartir música en tiempos de Pablo Milanés”. El reconocido compositor y pianista cubano recordó las veces que hicieron música juntos en la intimidad del hogar. “Y yo tocaba el piano, así que, Pablito, estamos en casa tocando”, dijo antes de interpretar magistralmente “El breve espacio en que no estás”.
Justo antes de deslumbrar a todos con “De qué callada manera”, la española Ana Belén recordó que se conocieron en La Habana cuarenta y siete años atrás. “Fue tan generoso; aquellas noches en su casa, haciendo aquellas descargas de todo tipo de música, de la nueva trova, de la vieja trova. Y a lo largo de los años, cada vez que nos hemos encontrado ha sido de una generosidad… que espero que esté orgulloso esta noche”.
Su esplendidez la recuerdan también con especial cariño músicos de otras generaciones, como el gallego Andrés Suárez. “Pablo me abrió las puertas de Cuba, de su familia, me trató mejor que nadie en toda mi carrera de veintidós años y me ayudó a cambio de nada. No me volví a encontrar a nadie que hiciera eso por otro en este oficio”, destacó.
Para Liuba María Hevia está claro: “Soy trovadora gracias a dos grandes maestros, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés”. “Son mis dioses”, comentaba después en petit comite. En el escenario recordó también la historia de la Fundación Pablo Milanés, que en los años 90 ayudó a numerosos músicos olvidados. “Mucho antes del Buenavista Social Club, Pablo los grabó y también nos dio oportunidad a muchos jóvenes. Fui una de las afortunadas, que grabé mi primer disco gracias a su generosidad, a su amabilidad y a esa Fundación que desgraciadamente en algún momento no siguió, pero merecía seguir y que él defendió con tanto amor”.
Por su parte, Carlos Varela confesó que Pablo fue como un padre del que aprendió tanto que, si no hubiera sido por él, “no habría existido”, dijo. “Como sé que me está escuchando esta noche, pipo, donde quiera que estés, que tu voz siga flotando en el viento”.
Frank Delgado, Iván Melón Lewis y Roberto Carcassés fueron otros de los cubanos que le rindieron homenaje. También los argentinos Clara Cantore y José Edelstein.
De España, grandes voces como Rosa León, Pedro Guerra, Marwán y Uxía interpretaron temas antológicos como “La vida no vale nada“, “Yolanda“ y “Para vivir“.
Miguel Núñez, su director musical durante décadas, y Cary Varona (quien tocó junto a Pablo en su última etapa) acompañaron a Mariana Núñez para interpretar un hermoso y casi desconocido tema de Milanés, “Réquiem por un amor”.
Emocionada hasta las lágrimas y pudiendo apenas hablar, la hija mayor de Pablo, Lynn Milanés, pasó directamente a cantar una de sus canciones más dulces, ”Comienzo y final de una verde mañana”.
“Gracias, Pablo, por tantos años de amistad, de cariño, por tantas y tantas canciones. Por tanto”. Así resumió Víctor Manuel, amigo junto a Ana Belén durante casi cinco décadas, las emociones del público, y más allá, de los millones que en Cuba y el mundo aman y recuerdan, eternamente, a Pablo.