Getting your Trinity Audio player ready...
|
Hace doce años, una niña de 12 con voz de gigante le decía a OnCuba que el escenario era su segunda casa. “Es donde más segura me siento”, confesaba entonces, pocos días después de ganar la primera temporada de La Voz Kids en Estados Unidos. Su interpretación de “I Will Always Love You” había estremecido al público y hecho girar las sillas de los tres coaches. Desde entonces, Cuba ha mantenido con ella un lazo invisible, pero firme, como el que une a una hija con su raíz.
Hoy, esa misma voz regresa más templada, más consciente, con una madurez que no traiciona su esencia. La Paola de ahora mira con ternura a aquella niña decidida que soñaba con tener un estilo único y emocionar con cada nota. “Absolutamente sigo sintiéndome así. Definitivamente creo que, mientras más crezco, más crece mi amor por la música, lo cual es algo hermoso de experimentar”, asegura. “Siento que todavía me estoy descubriendo sobre el escenario y ganando confianza, lo que representa un proceso de crecimiento para mí. Es como si cada cierto tiempo mudara de piel”.
En aquella entrevista de 2013 también declaraba que no quería parecerse a nadie, que aspiraba a marcar su propio sello. A más de una década de distancia, ese deseo no ha cambiado, pero ha ganado matices. “Sí, siento que soy muy única en muchos aspectos, y también encuentro consuelo en saber que hay muchas cosas de mi arte que están inspiradas en mis mayores influencias”, reflexiona. “Creo que, una vez entiendes que el arte se recicla, te sientes más en paz creando y expresándote”.
El paso del tiempo no ha domesticado su versatilidad: canta en inglés y español, se mueve entre géneros con soltura, y lo hace con un instinto que sorprende por su naturalidad. “Algo que creo que me distingue del resto es mi capacidad para cantar muchos géneros y hacerlo tanto en español como en inglés. Me divierte mucho poder moverme entre esos mundos”, afirma.
Aunque naciste en México y creciste en Estados Unidos, tu ADN artístico es profundamente cubano: tu madre, tu padre, tu tía Aymée… ¿Cómo se manifiestan esas raíces cubanas en tu música y en tu forma de vivir el arte?
De todas las formas posibles. Ser cubana se siente como un superpoder. Somos valientes, carismáticos, sin filtros… Me siento más cubana que cualquier otra cosa. Mi familia es cubana; crecí escuchando mucha música cubana, comiendo comida cubana, oyendo chistes y dichos cubanos… todo era cubano. Siempre estaré agradecida de venir de un país tan hermoso y rico como México, y eternamente agradecida de que mis padres hayan emigrado a Estados Unidos para darme una vida mejor.
¿Qué canciones cubanas marcaron tu infancia y siguen presentes en tu repertorio emocional?
Lágrimas negras, Qué te pedí… en realidad, muchas.
Después de tu triunfo en La Voz Kids y tu paso por La Voz México, ¿cuál fue el mayor reto de crecer bajo los reflectores?
Sentirme “normal” en medio de todo eso. Soy una persona muy reservada, y era difícil para mí estar en el centro de atención y luego regresar a la escuela, por ejemplo. Fue complicado, por decir lo menos; pero no lo cambiaría por nada porque, sinceramente, me obligó a desarrollar una piel muy gruesa.
Has interpretado baladas, pop, R&B, bolero… ¿Con cuál de estos géneros sientes que te identificas más hoy? ¿O estás en constante búsqueda?
Mi respuesta es R&B, sin pensarlo demasiado. Pero creo que, en este punto de mi vida, estoy muy contenta explorando un poco de todo, mientras reconozco qué es lo que mejor me funciona.
Tu primer EP fue Reencuentro. ¿Qué parte de ti misma estuvo en el centro de ese proceso creativo? ¿Cómo ha sido tu evolución desde entonces?
Mi primer EP fue un proceso hermoso. Gran parte de él surgió mientras vivía experiencias muy personales y pensaba: “Perfecto, voy a escribir sobre esto”. Fue una etapa intensa, pero muy gratificante, porque la música se convirtió en una vía para desahogarme y soltarlo todo.
¿Cómo eliges las historias que quieres contar en tus canciones? ¿Qué te inspira a escribir o interpretar letras?
Depende. A veces me ocurre algo y pienso: “Mis notas se van a llenar con esto”, y otras veces simplemente me invento algo. Hablo mucho conmigo misma y creo escenarios irreales en mi cabeza [se ríe], así que los convierto en canciones, porque, honestamente, hay días en que no tengo nada que decir.
Has sido nominada a los Latin Grammy y a los Premios Lo Nuestro, dos hitos enormes para cualquier artista. ¿Qué significaron para ti esos reconocimientos? ¿Lo viviste como validación, sorpresa o una nueva responsabilidad?
Definitivamente como una sorpresa. No diría que fue una validación, porque no creo que sea saludable verlo así. Para mí, la validación empieza y termina conmigo misma. Sí sentí una nueva responsabilidad. Es un honor estar en esa posición y, después de eso, uno se dice: “Wow, tengo que seguir empujando”.
Acabas de lanzar Dueña del universo, un tributo a Celia Cruz. ¿Qué representa Celia para ti?
Celia siempre ha sido un ícono, para mí y para muchísimas personas en todo el mundo. Me siento honrada de poder cantar su música y rendirle homenaje con mi voz. Ella representa fuego, resistencia, valentía y poder. Siempre estaré agradecida por el camino que abrió.
¿Hay algún proyecto en camino? ¿Estás trabajando en un álbum completo?
Muchas cosas están en proceso en este momento y estoy emocionada por lo que viene.
¿Te resulta difícil lanzar canciones que toquen fibras muy íntimas o es parte natural de tu forma de comunicarte con el mundo?
Mentiría si dijera que no me cuesta. Hay partes de mí que antes pensaba que nunca mostraría al mundo, pero creo que todo llega con el tiempo y el crecimiento. Aún soy muy tímida y a veces me da miedo exponerme, pero lo divertido es que termino hablándome a mí misma y diciéndome: “Ya, cállate y hazlo”.

***
Equilibrar la vida artística con la personal ha sido otro de los aprendizajes que Paola ha cultivado con los años. “Antes me costaba más, pero ahora, como ya pasé esa etapa de salir todo el tiempo y demás, no me resulta tan difícil. Me siento muy bendecida de tener amistades que comprenden lo que implica mi estilo de vida y de estar rodeada de relaciones que me permiten cuidar ambos aspectos de mi vida”, comparte con la sinceridad que la caracteriza. Ese equilibrio, más que un logro, parece una conquista cotidiana que sostiene su crecimiento integral como artista y persona.
Al mirar hacia atrás y pensar en aquella niña que conquistó un país con su voz, Paola no se limita a celebrar el pasado, sino que lanza un mensaje de esperanza y perseverancia. “Le diría: sigue adelante, no importa cuánto tiempo te tome. Eres muy afortunada de poder hacer lo que amas y de saber qué es lo que te hace feliz. No te rindas”, afirma, como quien habla con el corazón de su propio yo infantil, pero también con la voz firme de quien sabe que el camino es largo y valioso.
Paola Guanche se muestra así no solo como una artista en constante evolución, sino como un ejemplo de pasión, disciplina y autenticidad. Su historia, que empezó con la magia de una voz que hizo girar todas las sillas, continúa escribiéndose día a día, con la certeza de que su verdadera fortaleza reside en ser fiel a sí misma, en el escenario y fuera de él.