Por eso regreso a Cuba, mi país
Donde único yo soy feliz
Porque el amor me da esperanza.
“Regreso”, Reynier Mariño.
Con igual virtuosismo pasea entre lo clásico y lo popular como el guitarrista que destaca entre los mejores de Cuba de todos los tiempos. Premio Nacional de Música en el 2000, reconocido y querido por el público, qué más puede pedir Reynier Mariño para celebrar su cumpleaños 40 –este 20 de septiembre- y dos décadas de carrera en la música cubana.
Muchos piensan que su primer empleo fue en la Compañía Lizt Alfonso, pero su vida artística empezó en los restaurantes habaneros, donde con su amigo Héctor hacía “sopa” (término con el cual se conoce interpretar cualquier tema que los clientes pidan). “Él tiene una de las mejores voces que he escuchado, todavía no conozco otra igual”.
Las personas se sorprenden al verle interpretar un bolero o un son. “Me preguntan: ¿Dónde aprendiste a tocar tan variados estilos? Pues esa fue mi verdadera escuela”, asegura.
Aunque mejorar su economía le llevó por esos caminos, Mariño estudiaba guitarra clásica cuando su vida profesional dio un giro inesperado pero bienvenido. “El flamenco se lo debo a Lizt Alfonso –revela. Gracias a ella salí de La Habana por primera vez en un avión hacia Holguín. Gracias a ella también conocí España, con solo 18 años de edad. ¡No me lo creía! La admiro muchísimo, le debo bastante”, dice sobre la bailarina y fundadora de Lizt Alfonso Dance Cuba.
A los 23 años Reynier Mariño llenaba el Teatro Nacional. “No estaba preparado psicológicamente para el éxito, ni lo estoy –precisa. Me afectó ese top de popularidad. Como instrumentista estaba acostumbrado a un segundo plano en escena”.
La mayor alegría de su trayectoria musical la ubica en su última temporada en Cuba. “Tenía 25 años y no daba dos pasos sin que alguien me parara para felicitarme o tomarse una foto”.
“Y el momento de mayor tristeza fue, quizás, cuando se me acabó Cuba -prosigue. Éramos una agrupación muy joven, pero habíamos logrado una gira por cada municipio de la Isla. Los teatros se repletaban, incluso defendiendo un género musical que no es de los populares aquí”.
Cuenta que llegó a preguntarse: Y ahora, ¿cuál es el reto? “Al ver lleno el teatro Karl Marx decidí viajar a España, donde no me conocía ni el gato”.
La nueva realidad no fue impedimento para abrirse paso. “La suerte nunca me abandona, es una frase que repito, mis amigos lo saben. Creo sinceramente que la buena fortuna me acompaña”. Tan bien amparado, que en el segundo día al otro lado del Atlántico, Mariño y su hermana Dianelis estrechaban la mano del presidente español. “Una cosa de locos. Conocimos a unos congresistas que nos organizaron una gira. Eso fue en el 2006”, contextualiza el guitarrista.
Solo un tiempo después, cuando pasó la euforia, se descubrió llorando en Madrid y yendo a la Embajada para ver la bandera de Cuba. “Siempre he tenido lazos muy fuertes con mi país”.
Con emoción rememora su primer regreso luego de ocho años ausente. “La bailarina Irene Rodríguez me invitó al evento La Huella de España, la embajada española asumió los boletos y Omara Portuondo dejó claro que no cantaba aquellos temas españoles si no le acompañaba yo en la guitarra.”
“Fue una experiencia súper linda. Nunca olvido cuando me dijo que ningún artista grande de Cuba vive fuera de ella”, confiesa.
Las diversas geografías, los viajes, las vivencias, las alegrías y tristezas han marcado una filosofía que también comparte en esta entrevista. “He aprendido a vivir más tranquilo, la familia es lo más importante, la música es tu pasión pero es tu trabajo, debemos dejar que la vida ponga cada detalle en su justo lugar, el más rico no es el que más tiene sino el que menos necesita”.
Más adelante en el diálogo, Mariño sonríe mientras explica que un amigo le asegura que no es el músico más famoso, pero sí el que más trabaja. “En Canarias tenemos once conciertos por semana, fijos y llenos. Es el resultado de quince años, no es algo que se gana de la noche a la mañana”.
En estos años de música, hay canciones que le tocan fibras profundas. El tema “Si tú te vas”, que canta Lena, disparó la popularidad de Reynier Mariño y su grupo. “En España, ‘Moreno mío’, en la voz de mi hermana Dianelis. “El tango del tiempo”, que todavía lo baila y canta la Compañía Lizt Alfonso Dance Cuba.
“Instrumentales son muchos, especialmente ‘Inocencia’, incluido en el repertorio de varias escuelas de ballet del mundo. En Cuba lo han interpretado grandes estrellas como Rolando Sarabia y Sadaise Arencibia”.
En el breve recorrido por obras importantes tiene su espacio El Chacal. “Y llegaste tú” fue número 1 y “No te enamores de mí”, junto a Don Omar, fue primero en las listas de música hispano-urbanas. Escuchaba mi guitarra en todas partes”.
Antes de despedirse, Reynier Mariño hace una pausa y evoca cantando estos versos de su tema “Regreso”: Por eso regreso a Cuba, mi país/Donde único yo soy feliz/Porque el amor me da esperanza.
Eso el guitarrista lo sabía antes de recorrer el mundo. “Después de España, he estado en 57 países. Hay quienes me preguntan: ¿por qué siempre vuelves a Cuba? A ellos les respondo: porque es el único lugar donde soy feliz”.