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Rodrigo García nos tiene acostumbrados a las cosas buenas. Y no solo en su música. La sencillez, la dulzura, la entrega y la disciplina —tan visibles en él— hacen que lo que llega de sus manos venga acompañado de sensaciones agradables, de emociones, de valores que se suman a su talento.
A sus 27 años (que cumple este 11 de abril), es dueño de una carrera sólida, de un prestigio bien merecido, y en él reposan las certezas de muchos: en unas pocas décadas será uno de los nombres más importantes de la música cubana.
Con la certeza de quien está a punto de vivir un momento único, fuimos muchos los que llenamos el Teatro Martí el 24 de enero. Como parte del Festival Internacional Jazz Plaza, Rodrigo asumió el reto de rendir tributo a la nueva trova en un gran concierto que tituló “Los Días de Gloria”.
Por suerte, esa presentación —que, con toda razón, me atrevo a decir que fue uno de los momentos musicales mejor logrados del evento ese año, y posiblemente el más emotivo— fue grabada. Desde el pasado 31 de marzo está disponible en formato DVD en plataformas digitales y en el canal de YouTube de la disquera cubana Colibrí, que asumió la producción.
Rodrigo recalca constantemente que una obra de esta magnitud (el concierto y el audiovisual) no puede hacerse en solitario. Por eso agradece el trabajo de todos los que lo acompañaron: desde los autores de las canciones, hasta los músicos, cantantes y el equipo técnico. Rodrigo, además, tiene la dicha de poder llamar “familia” a casi todos ellos.
“Hoy quiero celebrar junto a ustedes estas vidas, este arte que nos ha dado la nueva trova. Ha sido dura, apasionada, incómoda, desgarradora y bella; es también la patria”, escribió en el programa de mano del concierto, que creó, dirigió y arregló musicalmente.
¿Qué significa la Nueva Trova en tu vida y en tu música?
Para mí representa mucho. Primero, por la importancia que tiene, naturalmente. Es la canción comprometida, como decía Santiago en alguna de sus letras. Yo creo que el artista tiene, obligatoriamente, una responsabilidad social, y la Nueva Trova ha sido vital en eso: en encontrar las cosas que necesita la mayoría y exponerlas con poesía, con arte, con una manera única de decir.
También, porque mis padres, desde que yo era chiquitico, me han ido adentrando en este mundo, directa o indirectamente. A veces con todo propósito; otras, simplemente porque era lo que escuchaban, y yo lo escuchaba con ellos. Están muy involucrados con la Nueva Trova, y tengo tíos y tías que han sido compositores del movimiento.
Entonces, este concierto fue muy importante para mí no solo como homenaje a un movimiento clave, sino también como pretexto para representar lo que esas canciones han dicho por generaciones. Porque, como muchas de esas problemáticas aún no tienen solución, siguen estando vigentes. No solo por el contexto en que se hicieron, sino por lo que siguen significando hoy: con nuevas dificultades, nuevos aciertos y nuevas formas de entenderlas.
¿Por qué justo este momento para hacer este homenaje?
Creo que es un momento crucial para este tipo de canción. Primero, porque no están demasiado comercializadas, desgraciadamente. Eso escapa al control de quienes estamos aquí; depende de un mercado mucho más grande, que muchas veces no promueve este tipo de canción tan importante por el impacto social que puede tener.
Y, por supuesto, por la situación que vive hoy el país. Mi aporte es tratar de conectar con el pueblo, asumir los problemas y pensar en las soluciones desde el concepto de unidad que nos dan estos eventos y estas canciones.

Las canciones que elegiste: ¿Cuánto hay de gusto personal y cuánto de descubrimiento?
Muchísimo de ambos. Muchas son canciones que ya conocía, y otras las fui descubriendo en el camino, porque es un proceso en el que llevo años pensando, de una forma u otra.
Incluso, parte de mis trabajos de tesis en la Universidad de las Artes (ISA) han sido sobre la Nueva Trova. Realmente es algo que me apasiona, no es algo impuesto.
En esa búsqueda constante de frases y canciones que me identifican, me inspiran o me motivan a cambiar o seguir pensando en positivo, las escogí. Algunas las redescubrí: ya las conocía, pero no me había detenido a pensar en todo lo que decían, desde el texto, la música, hasta el contexto en que fueron compuestas.
Ha sido un viaje lindísimo, que no termina. Hay muchas canciones que aún quisiera incluir en algún proyecto fonográfico futuro. Y estoy muy contento de que la canción de los créditos del DVD sea una composición mía reciente, que trata de adentrarse también en este género de canción de autor.
¿Cuán importantes fueron dentro de esa selección las propias temáticas que abordan estas canciones?
Las temáticas fueron seleccionadas con muchísima precisión. Este era un concierto con una gran carga social.
Teníamos muchas más canciones que nos parecían igual de importantes, pero por una razón u otra —a veces puramente musical— quedaron fuera. También pensábamos en la dinámica del show: que tuviera altibajos emocionales, variaciones de ritmo, momentos de calma, de tensión…
A los intérpretes les di a escoger entre cuatro o cinco canciones. Siempre he creído que en un proyecto de esta envergadura todos deben aportar no solo talento, sino creatividad, sentirse cómodos con lo que están diciendo.
A cada uno le pregunté: “¿Esta canción te dice algo? ¿Te conecta a nivel personal?”. Y todos fueron eligiendo en base a eso.
Eduardo Sosa fue uno de los casos más especiales. Le propuse cinco o seis canciones, y la primera que eligió fue justo la que menos esperaba: “Los días de gloria”. Estaba muy reciente la muerte de Pablo Milanés, y para mí fue un regalo porque quedó una versión hermosa, y porque tuve la oportunidad de hacer este concierto con Sosa antes de que, lamentablemente, falleciera.
¿Cuál fue el mayor reto de escoger el Jazz Plaza para realizar este concierto?
El principal reto fue homenajear a la Nueva Trova dentro de un festival de jazz, lo cual no es tan sencillo a primera vista, porque no son géneros que suelen mezclarse.
Sin embargo, muchos de los músicos más importantes del jazz cubano contemporáneo han estado vinculados, de una manera u otra, a las carreras de estos trovadores. A todos los que convoqué les pregunté si podían participar o al menos aportar sus consejos, para que el concierto tuviera un valor añadido desde la experiencia y la historia viva de nuestra música.
Muchos de los músicos que participaron son figuras clave del jazz cubano actual, y me pareció hermoso sacarlos de su zona habitual, y que entre todos rindiéramos homenaje a un género que ha sido esencial para la historia de la música cubana, desde otra óptica.
Por ejemplo, David Faya, que está muy activo con su agrupación en el mundo del jazz, es hijo de Alberto Faya, uno de los fundadores de la Nueva Trova. Muchos traen ese legado en su ADN, y otros nunca habían tenido la experiencia de participar en un homenaje como este, donde el concepto, el mensaje, incluso el silencio, tienen tanto peso como la música. Les agradezco profundamente a todos, porque lo asumieron con muchísimo cariño y respeto.
¿Cómo se hace una selección respetuosa y justa de autores de la Nueva Trova para un solo concierto?
Justa, no. Imposible. ¿Respetuosa? Bueno…puede ser.
Me parece que es imposible hacer una recopilación justa de Nueva Trova. Hay muchísimas recopilaciones espectaculares que, aun así, se quedan cortas. Es un género con un trabajo excepcional en diferentes generaciones, tanto a nivel poético como musical. En la Nueva Trova esas dos cosas van siempre de la mano.
Cuando hablamos para coordinar esta entrevista, mencionaste que este es un disco para conectar con el público cubano. ¿Por qué?
Porque la mayoría de los discos se piensan desde el inicio con una proyección internacional. Pero este, desde el primer momento, fue pensado para Cuba: para su gente, para los cambios que estamos viviendo, para el rumbo que tomamos y el que queremos tomar.
Me encantaría que lo escuche gente de toda Latinoamérica, de España, del mundo hispanohablante en general. Ojalá se identifiquen con estas temáticas. Pero el corazón de este disco late en Cuba.
Y cuando digo que este es un disco hecho para Cuba”no hablo solo de quienes están en la isla. Hablo también de todos los cubanos que están regados por el mundo.
¿Cuál es el mensaje más importante que quieres transmitir a todos los cubanos con este disco?
El mensaje más importante del DVD es el familiar. Está hecho desde la familia y pensando en la familia. Y es lógico que esa foto, a veces, contenga ausencias. Pero al final del día, creo que este núcleo eso es lo más importante. Ojalá ese mensaje llegue con fuerza.