De la unión en 1976 de Mike Porcel con los entonces integrantes del cuarteto vocal Tema 4 –Carlos Alfonso y Ele Valdés–, y otros instrumentistas, saldría uno de los proyectos musicales más interesantes de cuantos se hayan visto en la escena nacional cubana: Síntesis.
El grupo que ha liderado Carlos Alfonso por cuatro décadas celebró este miércoles sus cuarenta años sobre los escenarios con un espectacular concierto en la Plaza de la Catedral de La Habana. La presentación, antesala del Festival Internacional Jazz Plaza 2016, ostentó un programa muy bien curado y una exquisita selección de invitados que remontaron a la multitud reunida para escucharlos a los días iniciales del grupo, a la vez que mostraron parte de su trabajo más reciente.
La elección de la Plaza de la Catedral no fue casual. Estaba garantizada una asistencia que acaso otra sede no hubiera podido acoger. Por miles se cuentan los seguidores de Síntesis.
El concierto, como si fuera el primero de la banda, fue de entrega total, y de nuevo demostró que las fronteras entre la música de origen africano, popular cubana, el jazz, el rock, el funk y el pop no son inamovibles –al menos para ellos–, y que sus límites solo pueden ser impuestos por los músicos mismos.
Públicos diversos fueron a disfrutar de Síntesis frente a la centenaria Catedral de La Habana. Se recordaron los días en que José María Vitier, Ernán López-Nussa, Pablo Menéndez y Fidel García fueron parte del proyecto. También estuvieron Silvio Rodríguez, Amaury Pérez y la flautista Niurka González.
Desde su aparición misma, Síntesis fue sui generis en su búsqueda de nuevos derroteros sonoros, algo que los llevó a concretar un trabajo (con el que anteriormente habían coqueteado algunos) que desde las raíces primigenias de la cultura de la Isla estableció armónicamente una relación con una amplia gama de géneros que hizo suyos, y a la postre constituyen la columna vertebral del sello que los identifica.
De tan altas pretensiones artísticas ponen en circulación el álbum En busca de una nueva flor (1978), con el que debutan en el ámbito discográfico y marcan el nacimiento del rock auténticamente cubano en un fonograma que hay que escuchar una y otra vez para valorar a plenitud.
Hasta hoy Síntesis ha recorrido un largo camino que han transitado no sin varios cambios en su alineación y una permanente exploración. De esas etapas nos legaron las placas Aquí estamos (1981) e Hilo directo (1984), catalogadas por los críticos como transicionales hacia una nueva época, aunque ya en esos acetatos se puede reconocer a la banda que escuchamos hoy, la de la fusión cuajada de rock con la música que llegó desde África.
Durante esos años esa tendencia ya era trabajada con notable éxito por grupos como Oru, dirigido por el finado Sergio Vitier; e Irakere, el all star de Chucho Valdés que puso a Cuba en planos estelares a nivel global, pero ninguno se adentró en ese mundo de mezclas desde el rock, y es ahí donde Síntesis da primero y se mantiene.
Es entonces que llega la trilogía Ancestros (I, II y Orishas), la cual adentró a la banda en los complejos años 90 del pasado siglo, pero que en resumen dejaron un saldo más que positivo para su trabajo. La agrupación allí moldea definitivamente su sonoridad, acuña su sello y públicos eufóricos corean a voz de cuello rezos a las deidades del panteón yoruba, lengua que muchos no entendían, pero que no podían obviar por la fuerza que trasmitían Carlos Alfonso y sus muchachos sobre la escena.
Arreglos transgresores, notables combinaciones instrumentales y pegajosos estribillos hicieron posible que canciones como Aguanileo, Opatareo, Asokere, Iyamile, y muchas otras recorrieran la Isla y levantaron de sus asientos a melómanos de casi todos los continentes.
Pero el universo Síntesis va mucho más allá, encasillarlos como un grupo que fusiona rock con sonoridades africanas es un error garrafal, y para probarlo están los discos en los que se apropian de la obra de otros autores que poco o nada tiene que ver con las corrientes anteriores.
En El hombre extraño (1990) redimensionan la poesía de Silvio Rodríguez, mientras que en otros compactos, la banda incorpora canciones de Amaury Pérez, Carlos Varela, Iván Latour, Alberto Tosca y Francis del Río; al tiempo que musicalizan textos de Félix Pita Rodríguez y el chileno Pablo Neruda.
Por otra parte, en el álbum En los límites del barrio (1995) discursan sobre lo urbano con canciones como Amalia y Todo por dinero, intensión que consolidan con el compacto Habana a flor de piel, por el que resultaron nominados al premio Grammy Latino en 2002; y que extendieron a su última entrega Traigo para dar (2010).
Cuatro décadas han pasado, pero Síntesis sigue despertando la preferencia de multitudes. No es un grupo más, hablamos de una institución de la música cubana, de un laboratorio sonoro al que hay que agradecerle por todo los que nos ha brindado y por cuanto les resta por dar.