Si hasta el día de hoy, los seguidores de Leonardo Padura podían poner a su personaje más famoso cualquier rostro, a partir de ahora lo tendrán un poco más difícil. Mario Conde, el detective más popular de la literatura cubana contemporánea, es llevado al cine en la piel de Jorge Perugorría, en la materialización de un viejo sueño tanto del escritor como del actor.
Vientos de cuaresma, una de las cuatro novelas policíacas que integran la tetralogía denominada por Padura como Las cuatro estaciones, ha llegado a la gran pantalla con el nombre de Vientos de La Habana. El filme, dirigido por Félix Viscarret, se estrena este viernes en salas de cine españolas.
En realidad Vientos… comenzó su peregrinar en el festival de cine de San Sebastián, donde tuvo muy buena acogida. Sus otras tres compañeras de viaje en la literatura: Pasado perfecto, Máscaras y Paisaje de otoño, se exhibirán como miniserie en la Televisión Española. Leonardo Padura, premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, fue junto a su esposa, Lucía López Coll, quien escribió los cuatro guiones.
La trama que se estrena hoy refleja a un Mario Conde enfrentado al crimen de una profesora de instituto –el mismo centro donde el ahora policía estudió durante su adolescencia–, a la par que vive una intensa historia de amor con una mujer casada, personaje interpretado por la actriz colombiana Juana Acosta.
OnCuba tuvo la oportunidad de conversar con Padura en Madrid, horas antes de la proyección del largometraje en los cines. Satisfecho y amable, el escritor ha revelado que se considera muy inseguro, y que esa característica se acentúa al escribir para el séptimo arte. “Cuando uno escribe una novela tiene todas las potestades y autoridades con respecto a la obra, pero cuando haces un guion, estás haciendo un trabajo de servicio que a la vez se condiciona por muchos factores, incluso económicos. Todo el tiempo, el gran sufrimiento mío y de mi esposa Lucía fue: ‘Si solo tuviéramos diez minutos más’”.
De las novelas que integran la tetralogía Las cuatro estaciones, ¿por qué se escogió Vientos de Cuaresma para llevarla al cine, mientras las otras se verán en televisión?
Fue una decisión de los productores. Nosotros, cuando preparamos el proyecto, hicimos los cuatro guiones respetando la cronología interior que tienen las novelas. Porque Pasado perfecto es la primera que ocurre en el tiempo y eso tiene consecuencias en el resto de la historia. Pero los productores pensaron que Vientos de cuaresma tenía más potencial para abrir el espacio que necesariamente debe tener esta trama, porque trata de un tema que es más universal, tiene que ver con una relación de amor y con las drogas. Esas fueron las condiciones que ellos vieron para que esta resultara la más apropiada.
No creo que en esencia ello altere mucho el proyecto. A mí me ha pasado algo con estas novelas, y es que la primera edición de Pasado perfecto salió en México en 1991 y en Cuba en el 95. La de Vientos de cuaresma se publicó en la Isla tres años más tarde. En España la que inicia la saga es Máscaras. En muchos lugares las novelas se han leído fuera de orden. Y por eso dije: “Creo que la lectura en el cine también puede tener ese ritmo, que no es exactamente igual al cronograma en el que escribí las novelas y ni en el año que vive de Mario Conde”.
¿Siempre fue Jorge Perugorría el actor pensado para dar vida a Mario Conde?
Perugorría es la primera opción para hacer Mario Conde desde hace quince años. En 1999 o 2000 fue a La Habana un director español con el proyecto de hacer una película basada en Paisaje de otoño, obra que se publicó un año antes en España. Desde que el realizador llegó apostó por Jorge Perugorría. No solamente porque es la cara más conocida del cine cubano a nivel internacional, sino por sus condiciones como actor. Y cuando me consultaron, dije que Perugorría tenía una enorme capacidad de expresar lo cubano desde ángulos muy diversos.
He escrito tres textos para él: el cuento que dirigió Juan Carlos Tabío en la película Siete días en La Habana, donde encarna a un viejo militar retirado; el papel del aparente cínico en Regreso a Ítaca, y ahora el de Conde. Todos estos son personajes muy cubanos, que él los ha sabido asumir, asimilar e interpretar muy bien.
Esta es la segunda película, basada en una novela suya (la primera fue Regreso a Ítaca) y también la dirige un director no cubano. ¿Puede considerarse eso como una ventaja o una desventaja?
Es distinto. No creo que sea ventajoso ni desventajoso. Pienso que es una pena que ningún director nuestro haya llevado alguna de mis novelas al cine, pero ello se debe a muchas condiciones.
He hablado con realizadores como Juan Carlos Tabío o Fernando Pérez, que son los mejores en activo de esa generación en Cuba –hay ahora una serie de realizadores jóvenes muy buenos–, y ambos me han dicho: “A mí me encantaría filmar cualquiera de tus novelas”. Pero ha habido problemas de producción.
Realmente nunca desde Cuba me han propuesto llevar mis novelas al cine. Han sido extranjeros, como el director francés Laurent Cantet y el español Félix Viscarret quienes me lo han pedido.
¿Está contento con el resultado?
Me pasa con mis novelas y con casi todo lo que escribo. Siempre pienso que pudo haber quedado mejor, pero estoy satisfecho. Se trabajó con un presupuesto bastante limitado y con un tiempo muy pequeño para la magnitud del proyecto: cuatro películas en cuatro meses de rodaje. Es una cosa realmente brutal para los que realizaron la filmación. Pero Félix Viscarret es un director con una gran capacidad de trabajo. Él supo entender qué había querido decir yo en las novelas y qué habíamos querido decir en los guiones. Visualmente están muy bien resueltas las películas.
Creo que el nivel de actuación, salvo uno o dos papeles en la serie, que no me convencen, en general está muy bien. Por ejemplo, el papel de Mario Guerra me parece extraordinario; Aramís Delgado interpreta al marqués, ese personaje tan difícil de Máscaras que es un poco una reencarnación de lo que pudo haber sido una vida posterior de Virgilio Piñera, y así… Pienso que el 95 por ciento de los actores lo hicieron muy bien y que la película está muy bien rodada y muy bien fotografiada.
¿Por qué los personajes femeninos de Vientos de La Habana son interpretados por actrices no cubanas?
En este caso, los productores tomaron la decisión de hablar con Juana Acosta, colombiana, porque necesitaban un rostro bien conocido. Ya después, en la serie, aparecen varias actrices cubanas en los papeles principales, mujeres bellísimas con las que se va a encontrando Conde. El personaje de Tamara lo hace Laura Ramos, y el de Poli, en Máscaras, lo hace Yuliet Cruz. Las dos están fantásticas.
También hay problemas de financiación, de ayudas y de contratos que exigen una cierta cantidad de personal no cubano. Por ejemplo, fue muy importante para poder montar la producción con Televisión Española el hecho de que Perrugorría, Lucía y yo, tuviéramos también ciudadanía española. Ello nos permitió introducirnos como españoles en el proyecto, porque para obtener determinadas ayudas eso es muy importante.
En la década de 1990 se le otorgó la ciudadanía española a Perugorría, a Tomás Gutiérrez Alea, a Senel Paz, a Juan Carlos Tabío, a Vladimir Cruz, porque la SGAE y TV Española hicieron un trabajo muy importante de conseguir esta doble ciudadanía para artistas: directores, guionistas y actores, todos latinoamericanos, por este tema de la financiación.
¿Cuándo se estrenará Vientos de La Habana en Cuba?
Hasta ahora, la noticia que tengo es que en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano deben exhibirse la película y la serie. Cuando lo vea, lo creo. Ya nos pasó hace dos años, que Regreso a Ítaca estaba programada y fue desprogramada. Después finalmente se vio durante la semana de cine francés, a lunetario lleno. Espero que esta vez no ocurra lo mismo. Nada, que a veces las decisiones que se toman en Cuba, son decisiones que se toman en Cuba.
cuantos novelistas hay en el mundo que no le han llevado su nov elas al cine teatro o cine y aun sin mundoi y mejor que el
Cierto Ricardo. Y a estas novelas de Padura la llevan los españoles al cine porque sus tramas son siempre críticas destructivas a nuestra sociedad. No soy crítico literario ni mucho menos pero considero que a Padura escribir se le da bien. En mi criterio, siento que logra dejarnos ese sentimiento de derrotismo que es tan celebrado en esa parte de España tan presta a premiar obras que reflejen una Cuba oscura, sórdida, apocalíptica, destruida por el comunismo. Una Cuba de viejos obstinados y jóvenes sin aspiraciones. En fin, una Cuba sin salida (o una sola, la emigración).
Si Padura fuese libio, o rumano, o italiano, o español, habría que ver que caso le hacían. Lo más probable es que no le concediesen ciudadanía española, ni siendo español.
No me molesta que se critique todo lo malo que tenemos dentro de casa, Buena Fe lo hace y lo hace fuerte, (a ver quién le da un premiecito español?). Lo que me j.. es que se lucre vendiendo una imagen de Cuba que para nada considera lo positivo, ni se detiene a ver el trasfondo de todo lo negativo, (que si bien una buena parte es de nuestra cosecha, otro tanto no).
Que me disculpen los fan de Padura, que reconozco que los tiene, pero a i que no me pongan en la lista. Hay otros mucho mejores, aunque nunca los pongan en la pantalla grande.
BIEN POR PADURA PUES SIEMPRE FUE MUY SINCERO CON SUS ESCRITOS,CON SU VISION