Q&A: with Seven Cuban Artists (Preguntas y respuestas con siete artistas cubanos) es la primera muestra de arte contemporáneo de Cuba que se celebra en Washington D.C. en los últimos años.
La sala de arte del Banco Interamericano de Desarrollo acoge la exposición este diciembre, el mismo mes en que se cumple un aniversario del inicio de la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
OnCuba conversó con su curadora, la crítica de arte Cristina Vives, co-fundadora del proyecto independiente Estudio Figueroa-Vives.
¿Por qué jugar con la idea del “questions and answer” para nombrar la muestra?
Hacer una exposición de arte cubano con la avidez con que Cuba está siendo consumida hoy es muy fácil. Pones unos cuantos nombres de artistas claves, pones un poco de ingredientes de diferentes aspectos, como afrorreligión, imágenes estereotipadas, temas del exilio, etc. Un poco de obras amables, interesantes y que serían muy bienvenidas en este contexto. Muy fácil.
Pero si la idea es una exposición cubana colectiva en este momento no puede ser amable, tiene que cuestionarse cosas y ser hecha por una parte de artistas cubanos que estén interesados en problematizar y no responder a la imagen que se piensa o se tiene de Cuba. Que fuera algo que no se esperara.
A mí me interesaban temas con análisis y reflexión desde adentro. Cómo me veo y no cómo esperan verme. Revisitar la Historia y hacerlo críticamente. Me interesa los niveles de corrupción de mi país, los (des)niveles económicos, la manipulación de la opinión pública o cómo desde el exterior nos ven como fashion. Me interesa cómo vive la media en nuestro país.
Yo quería hacer preguntas, ¿qué pasa con Cuba como noticia? Q&A… es un ejercicio curatorial mediante el cual le pregunto a siete artistas contemporáneos cubanos acerca de sus obsesiones, sus dudas y sus intereses. Sus respuestas deberán desentrañarse, sin miedo, del interior de sus obras.
¿Podrían pensar desde la isla que se exporta una imagen negativa de Cuba?
Nadie con sentido común defendería una exposición amable, idílica. Este es un país con graves problemas y hasta el propio discurso oficial declara cuáles son esos problemas. El arte no puede estar ajeno a eso. Por eso ofrecemos una visión de asuntos medulares de la sociedad desde el arte.
La exposición no da un aspecto negativo de Cuba, sino un análisis lúcido de problemáticas reales. Esto habla de la capacidad crítica y reflexiva de estos artistas como ciudadanos cubanos.
¿Y no le gustaría exponerla aquí en Cuba?
Muchas de estas obras se han expuesto de manera individual en espacios institucionales cubanos, en bienales de arte…otras se crearon específicamente para esta muestra. Pero es la unión de las obras lo que las dota de ese sentido crítico y reflexivo que estaba buscando. Y es así que comienza el diálogo entre las obras y ganan en esencia. Sería muy interesante agruparlas y exponerlas en Cuba también, cómo no.
La galería
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) surgió en 1959 para financiar proyectos en América Latina. Cuenta con un Centro Cultural que promueve el arte y el intercambio en la región y está a dos cuadras de la Casa Blanca.
Pero, ¿por qué el BID se interesaría en una exposición de arte cubano? ¿Por qué, incluso, con un país que no participa de sus operaciones en el territorio americano?
Para Trinidad Zaldívar Peralta, Jefa de la División de Asuntos Culturales, Solidaridad y Creatividad la respuesta se une al espíritu de curiosidad hacia la isla que comenzó luego del 17D.
“Queríamos presentar una visión fresca y polifacética de la isla a un público más acostumbrado a imaginarse una nación, como si fuera una fotografía en blanco y negro detenida en el tiempo”, comentó Zaldívar a OnCuba.
Ocho meses transcurrió desde la decisión de llevar artistas cubanos a la capital estadounidense para exponer en la Sala de Arte del BID. “Las premisas eran claras: arte de muy alta calidad, un curador o curadora de primera línea, y artistas que no solo fueran jóvenes sino que vivieran y trabajaran mayoritariamente en Cuba. Nuestra intención fue ser parte del diálogo cultural que comenzaba lentamente en el país, pero que no veíamos en Washington, DC.”, explica.
La cultura cubana, a pesar de estar bien establecida y formar parte de la escena latinoamericana y caribeña, no cuenta con una presencia visible en Washington, según la especialista, donde la participación en los programas de arte de las organizaciones de la ciudad era inexistente o muy restringido. “Los acontecimientos de los últimos doce meses nos hacían pensar que esos muros eran ya más fantasmas que realidad”, dice Zaldívar.
“Nos parecía que traer una muestra de arte contemporáneo cubano y a jóvenes artistas de la isla al Banco y a Washington era un gesto, una contribución para construir puentes, derribar imágenes preconcebidas, abrir un diálogo”, concluyó.
La exposición se inaugurará el 9 de diciembre y estará en exposición hasta la primera semana de marzo de 2016.
Las obras
Fragmentos del catálogo de la muestra, preparado con sumo detalle por Cristina Vives, nos narra de qué va la exposición y toda la carga simbólica de la misma.
“Hoy las expectativas crecen a nuestro alrededor, tanto sobre la nación como sobre cada uno de nosotros…La instalación de Humberto Díaz nos lo recuerda, pues nos obliga a participar de una experiencia performática según la cual, momentáneamente, un halo de luz nos convertirá en el centro de atención de los que nos rodean. No podremos hacer nada contra ello, porque el artista ha previsto todas las variables: el halo es lo suficientemente potente y amplio como para no permitirnos escapar de él. Numerosas linternas Maglite, uno de los productos icónicos de la cultura material norteamericana, se encargan de crearlo”.
“La obra de Lorena Gutiérrez se centra en una investigación muy peculiar que se apoya en el estudio de la estructura del corpus legal cubano, especialmente el segmento de leyes relacionado con los delitos de corrupción conocidos internacionalmente como delitos de cuello blanco; y a partir de ese estudio, y de sus entresijos o ambigüedades, construye su posible visualidad”.
“Flanqueada por ambas entradas de la sala y las atmósferas de luz y sonido que las instalaciones de Humberto y Lorena han creado, encontramos un lienzo de grandes proporciones que invita a ser tocado para comprobar si existe realmente como una «pintura» o es solo la entrada a otro nuevo espacio. Y en realidad es una simbiosis de ambos: es el espacio que crea la pintura. En este caso un espacio de contemplación y calma, solo en apariencia (…) En su interior están ocurriendo múltiples historias, como sucede en todas las obras de Alejandro Campins”.
“Los años conocidos hoy como el «quinquenio gris» (1970-1975) forman parte de esa historia que este artista hoy revisita. Re-construye con minuciosidad casi obsesiva algunos de los escenarios en los que ocurrieron cruciales eventos políticos y culturales en tiempos en que el país se afiliaba al modelo soviético de desarrollo. Todo parece ser históricamente perfecto en sus fotografías, sus panorámicas dan la sensación de poder sustituir la realidad que imitan, excepto en una cosa: los materiales utilizados para sus maquetas son cartones reciclados y las figuras humanas de plomo. Todo uniforme, todo idéntico, como parte de la historia que hemos vivido”.
“Colectivización de Fidel García es una obra que habla de la corrupción, sí, pero tangencialmente. Contrario a lo que pensamos en un primer acercamiento, el centro de su investigación y sus verdaderas preocupaciones están relacionadas con los circuitos de distribución de la información en nuestro país; y a partir de aquí, pensar y hablar de ella a nivel global. Lo que digamos en esta latitud, tendrá también una resonancia en otras, parecen decirnos sus obras”.
“Dancing Bacardi de Alexandre Arrechea es parte de una serie mayor de esculturas de torres icónicas de la historia pasada y reciente de la arquitectura cubana. Ellas han sido reproducidas a manera de trompos, y por tanto sugieren la posibilidad metafórica de girar, de caer o de sostenerse, aunque sea en un precario equilibrio. No son remedo de sus referentes, sino los emulan por su sentido, los interpelan y les preguntan: ¿Qué ha sido de ti hoy, cuando el espacio social en el que estás ya no es el mismo?”.
“Es ya una convención que la frase «yo no le tengo miedo a la eternidad» es asumida en Cuba, en sus muy extendidas zonas de marginalidad, como sinónimo de rebeldía, desafío y valor. Sobre esto nos ha dicho el artista: «Cuando la ilusión y los múltiples intentos de supervivencia resultan vanos, muchos escogen la espera y permanecen sentados en una esquina mientras transcurre la vida»”.
Los artistas
Cuando ya era seguro que la exposición se realizaría, todos los artistas se hicieron un selfie para marcar el lugar y el momento que vivían, una especie de testimonio muy personal de qué estaban haciendo en esos días.
Algunos de ellos regalaron a OnCuba su opinión sobre la muestra.
“Sobre el proceso de “normalización” de relaciones con Estados Unidos, yo pienso, que todo suceso que acontece cada segundo en la vida está potencialmente cargado de enseñanzas. Los efectos dependen de los intereses que tengamos cada uno de nosotros”.
“Realmente no creo en los políticos ni en posturas políticas, me interesa interpretar, alterar o anular a través de mi trabajo los fenómenos que de una realidad surjan.”
“El arte cubano siempre ha estado presente en los circuitos artísticos norteamericanos. Ahora comienza el deshielo de las tirantes relaciones entre ambos gobiernos y Washington es la locación perfecta -en medio de esta coyuntura- para mostrar con arte algunos tópicos de la realidad cubana pasada, presente y su visión de futuro a lo cubano”.
“Vale decir que, a pesar de la histórica discordia entre nuestros gobiernos, el arte cubano ha estado presente durante estos años anteriores y mantiene una proyección internacional importante con un desarrollo y nivel conceptual que merece ser conocido en Estados Unidos. Me gustaría mucho que este acercamiento fomentara el interés en los artistas jóvenes que viven y crean, tanto desde la isla como en la diáspora, facilitándoles oportunidades que favorezcan su crecimiento profesional y desarrollo artístico”.
“Aunque este acercamiento no es fortuito tampoco creo que haya resultado inesperado para los ciudadanos de ambas naciones, este es un proceso al que se llegaría de cualquier modo, solo era cuestión de tiempo. Ciertamente se ha mostrado un incremento en los acercamientos a la plástica cubana por curadores y coleccionistas de relevancia, y, aunque este interés ya se hacía latente mucho antes del 17-D, pues los vecinos norteños se las ingeniaban para llegar a nuestro país y hurgar en los estudios de artistas con una obra de importancia o, en otros casos, artistas noveles, demostrando un acercamiento, y en algunos casos, un sólido conocimiento sobre la obra de los artistas del patio. Esta exhibición no será ni la primera ni la última pues aún falta mucho por ver y experimentar”.