El Ministerio de Cultura (Mincult) de Cuba informó sobre la decisión de nombrar a Susana Molina como nueva vicepresidenta del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), cargo desde el cual dirigirá esa institución.
El organismo publicó en sus redes sociales que la decisión fue comunicada este sábado al Consejo de Dirección del Icaic, en la que también trascendió la salida del cargo “por solicitud propia” del hasta ahora presidente de esa institución, Ramón Samada, de acuerdo con un reporte de la agencia Prensa Latina (PL).
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Antes de asumir la nueva responsabilidad, Molina, licenciada en Literaturas Hispánicas, se desempeñaba como directora de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (Eictv), ubicada en el municipio de San Antonio de los Baños.
Para dirigir a partir de ahora ese centro fue designado el realizador audiovisual Waldo Ramírez de la Ribera, quien ya fue presentado al equipo de dirección de la escuela y al Consejo Superior de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.
Precisa la información que Ramírez de la Ribera es uno de los miembros del Consejo, y hasta ahora se desempeñaba como vicepresidente primero del Instituto Cubano de Radio y Televisión, además de representar a Cuba en la cadena multiestatal Telesur.
Aunque la comunicación oficial no se refiere al tema, la sucesión se da en medio de la intensa polémica desatada en el gremio de cineastas cubanos, a raíz de la censura sufrida por el documental La Habana de Fito, y la posterior emisión de una copia no definitiva de la obra en la televisión cubana, sin autorización de su director, Juan Pin Vilar, ni del productor Ricardo Figueredo.
Esa postura institucional generó una carta abierta que suscribieron más de 600 profesionales del sector y otros importantes artistas como Silvio Rodríguez, José María Vitier y Rosario Cárdenas.
Luego tuvo lugar una reunión de los cineastas con representantes del Ministerio de Cultura, el Icaic, el gobierno y el Partido Comunista (PCC), en la que ambas partes dialogaron sobre lo sucedido y defendieron sus puntos de vista.
En ese encuentro los cineastas cuestionaron el papel desempeñado por la dirección del Icaic en este y otros conflictos que se han suscitado en los últimos años, y que impulsaron la decisión del gremio de formar la Asociación de Cineastas Cubanos (ACC) que agrupa a personas vinculadas al sector dentro y fuera de la isla, con el propósito de defender sus intereses ante las instituciones oficiales.
Recientemente la ACC informó sobre la conformación de cuatro comisiones de trabajo, electas por sus miembros, entre las que se destaca la de Censura y Exclusión, que pretende discutir con las autoridades situaciones como la ocurrida con la obra dirigida de Juan Pin Vilar.
Las otras tres se dedicarán a cuestiones de producción, políticas culturales y a la demanda del sector en el sentido de que se apruebe una ley de cine, algo que no está previsto en el cronograma de la actual legislatura del parlamento de la isla.