La música no salva al mundo; pero puede hacerlo un lugar mejor. Donde digo música podría decir Silvia Pérez Cruz, y el espacio geográfico podría ocuparlo Cuba.
La noticia del concierto de la cantautora catalana en La Habana ha sido un bálsamo para los seguidores de la canción de autor y de la buena música en general.
Si bien Silvia Pérez Cruz no es conocida por la mayoría del público en la isla, sus canciones han circulado en un viaje de ida y vuelta entre un segmento considerable de cubanos. La catalana ha sido una de las presencias cercanas que ha tenido la trova y la canción en el país. En diferentes momentos de su carrera ha viajado a Cuba para ofrecer conciertos, intercambiar con colegas y colaborar con músicos cubanos.
Con menos de 40 años de edad, Silvia nos remonta a las esencias de la canción de autor. Su obra trasluce un mundo interior que vive del deseo de la aventura y el contacto con la realidad. Logra universalizar emociones humanas con la honestidad y la fuerza de la nova cançó, la poesía del folklore, el jazz, el flamenco y otras músicas populares.
La catalana ha tenido Cuba cerca desde la infancia. En entrevista con AMPM lo declara así: “Cuba es parte de mi mapa emocional”. Su padre, investigador de habaneras, viajó a la isla varias veces durante nada menos que veintidós años. Buscaba canciones anónimas, desconocidas, perdidas entre la niebla del tiempo o la niebla impuesta por los hombres. Así se llevó Cuba a su casa y se la presentó a su hija, la pequeña Silvia, que encontraría su vocación con apenas 4 años.
Es difícil imaginar cómo sonaba Cuba para ella entonces, desde la distancia; cómo sonaban para ella las canciones que descubría su padre y que hablaban de un país que hoy ni de cerca es el mismo, pero aún alimenta su curiosidad y sus afectos.
Como joven cantautora visitó Cuba junto a su padre en 2010. Luego vendrían más visitas, en una de las cuales actuó junto a su padre. Nuevas emociones y nuevos amigos también forjaron su carrera.
Una de las colaboraciones la hizo con Haydée Milanés, con quien comparte líneas reconocibles de su generación. De la unión nació la versión de “Ya ves”, uno de los clásicos de Pablo, que ambas grabaron en el disco Amor Deluxe (2017).
El concierto más reciente de la catalana en Cuba ocurrió en 2016 en el Museo Nacional de Bellas Artes, que hoy la ve regresar. Fue otra memorable noche para aprender a vivir e ilusionarse; para intentar salvarnos del mundo al menos por el tiempo que dura una canción.
Una década después de publicar su primer disco, Silvia vuelve a Cuba con las resonancias de su más reciente álbum, Farsa y la expectativa por el lanzamiento del próximo. Además, lo hace envuelta en la estela de reconocimientos recogidos en el Premio Nacional de Músicas Actuales 2022.
El concierto de La Habana podría reservar un espacio al homenaje, conociendo la coherencia de la cantautora y el respeto que siempre ha mostrado por la música de la que bebió. Quizá recuerde con alguna canción a la gran Gal Costa y otros que han alimentado su condición de artista ecléctica, siempre dispuesta al descubrimiento, a la aventura y a salvarnos no solo de lo agreste del entorno sino hasta de nosotros mismos.