Hace solo unos años, que el director Humberto Solás se fue del mundo de los vivos. Y como todo hombre que ha aprovechado el poco tiempo de estancia que se le ofrece, nos ha dejado en herencia un gran pedazo de sí, que se conserva y renace cada vez que se proyectan sus películas, su Lucía, su Manuela. Quedarán además miles de historias revoloteando de boca en boca hasta que no haya una voz que las saque y un oído que las capture.
Es precisamente ese el temor el que obliga al documentalista Miguel Torres a realizar Humberto Solás: Evocaciones, más bien un gran reportaje que recopila anécdotas de los días de filmación de este, uno de los dos directores más importantes del cine cubano. “Es una realidad que hay una generación que se extingue. Creo que el ICAIC tiene el deber de cuidar esa memoria, por eso me complace mucho que haya acogido este proyecto”, confesó durante la presentación del filme a la prensa.
Ante hombres tan complejos como el creador de Miel para Oshún se antepone siempre la pregunta de por dónde comenzar. Es difícil que 20 minutos de cinta logren capturar siquiera las estrategias estéticas de Solás, por este motivo Miguel Torres se concentra en la experiencia compartida de algunas actrices claves de la su cinematografía.
La mujer fue uno de los objetos de obsesión creativa de este director, por lo que parte sustancial de su persona puede describirse a través de tres de sus más renombrados filmes: Manuela, Lucía y Cecilia. Miguel Torres se concentra en ellos para definir a Solás como director y como ser humano.
Humberto Solás: Evocaciones, recoge testimonios muy emotivos de las actrices Adela Legrá, Eslinda Núñez y Daisy Granados. Vuelven sobre historias que un cinéfilo cubano habrá ya escuchado alguna vez, pero cada anécdota está marcada ahora por la reciente desaparición del cineasta y uno puede percibir, como más descarnado, el sentimiento de amistad que lo unía con estas mujeres.
Humberto Solás, más allá de ciertas técnicas de dirección de actores que fueron en él una constante como la improvisación, se acerca a cada una de manera diferente. Sabe ser el director que ellas necesitan.
Uno puede notar este hecho claramente en …Evocaciones, porque en la cabina de edición Miguel Torres no hizo que un testimonio esperara la conclusión del otro para comenzar, sino que lo interrumpe y desarrollara su historia. De este modo, se presentan alternamente muchos Solás y cada uno de ellos va conformando la idea única que el director persigue.
Además de las actrices, Torres entrevista otros miembros del equipo de realización de Humberto Solás. Livio Delgado, su director de fotografía. El antológico editor Nelson Rodríguez, unido siempre por más de un motivo a la figura de Solás. La diseñadora de vestuario María Elena Molinet.
No por gusto aparecen estas figuras en un documental sobre Solás, que prestó especial atención en sus filmes a la fotografía, la dirección de arte y la edición. Cada uno de ellos lo describe como un hombre culto, pero sobre todo sensitivo, capaz de llevar a sus últimas consecuencias una idea intrépida, aunque difícil de conseguir. En cada uno de ellos se percibe un sentimiento de respeto profundo hacia el director.
Las grandes figuras no necesariamente dejan una estela de amigos después del largo adiós. Solás, sin embargo, supo cultivar a la par de su condición artística, la humana. Es esta la impresión que nos deja Humberto Solás: Evocaciones, que concluye mientras nos quedamos pidiendo mucho más.