Cuentan que Antonio Helier Rodríguez Cintra, futuro propietario del Teatro América, iba todos los meses a Nueva York, porque era un gran amante del musical. En sus viajes periódicos visitaba siempre el complejo arquitectónico conocido como Rockefeller Center, en el Midtown Manhattan. Así nació la fascinación por el Radio City Music Hall, una de las edificaciones que lo integran y que fuera inaugurada el 27 de diciembre de 1932.
Poco tiempo después, Rodríguez Cintra les encargó a los arquitectos cubanos Fernando Martínez Campos y Pascual de Rojas el diseño de un complejo constructivo con grandes dimensiones conocido como Teatro América, emplazado en Galiano entre Neptuno y Concordia.
Considerado por la crítica especializada como una de las obras de mayor interés arquitectónico de La Habana, su impresionante belleza y el estilo Art Decó de su fachada e interiores llaman la atención de nacionales y foráneos. El complejo original incluía, además del cine-teatro, un restaurante-cafetería y una torre con 67 apartamentos de lujo.
En este edificio de diez pisos, considerado uno de los rascacielos de La Habana para esa época, hay referencias ineludibles al Rockefeller Center por la sencillez de sus líneas verticales en el cuerpo superior, que contrastan con la marcada horizontalidad de la marquesina en la fachada.
Una vez que se entra al vestíbulo principal se aprecia en el suelo una bóveda con la representación del hemisferio occidental rodeado de los signos del zodiaco. Tanto allí como en los aledaños salones de espera, decorados sobriamente dentro de las líneas del más estricto Art Decó, de inmediato se recuerda al Radio City Music Hall, cuyos diseños estuvieron a cargo de Edward Durell Stone, y que hoy se reconoce como el teatro más importante de los Estados Unidos.
La sala de espectáculos del homólogo edificio cubano, con excelente acústica y una luz libre de veintinueve metros, está cubierta por una sucesión de bóvedas en forma de concha que continúa hasta la cubierta del balcón donde llaman la atención las estrellas y la luna del techo, las cuales dan la sensación de disfrutar de un espectáculo a cielo abierto.
Del cine al teatro musical
El cine teatro América fue inaugurado el 29 de marzo de 1941 con capacidad para 1750 espectadores por lo fue uno de los más grandes cines–teatros construidos en Cuba. El primer largometraje que se proyectó en su pantalla fue El cielo y tú, protagonizado por Betty Davis y Charles Boyer. Ya en septiembre de ese mismo año ofrece su primer espectáculo musical con el debut en Cuba de Pedro Vargas, El tenor de las Américas.
Durante varios años se alternaron piezas del teatro universal con películas tales como: Bailando nace el amor, comedia musical con Fred Astaire y Rita Hayworth; Casablanca con las interpretaciones de Humpbrey Bogart, Ingrid Bergman, entre otros.
En su escenario se han presentado figuras de la talla de Chucho Valdés y Juan Formell, la norteamericana Josephine Baker, Los Chavales de España o Libertad Lamarque, quien fuera llevada en hombros, por sus fans, desde el escenario hasta el cercano Hotel Lincoln, donde se encontraba hospedada.
A partir de 1991, se caracteriza, definitivamente, como el Teatro de Variedades de La Habana. Sin embargo, no ha logrado consolidarse como epicentro de lo mejor del género musical en la Mayor de las Antillas. Una de las razones es que en la Isla no existe una carrera para los futuros comediantes, cantantes y bailarines de espectáculos musicales.
Hace seis años en este centro cultural funciona una Unidad Docente formadora de bailarines de teatro musical adscripta a la Escuela Nacional de Arte y al Consejo Nacional de Artes Escénicas. Bajo la guía del Premio Nacional de Danza Domingo Pau, se han graduado los bailarines que se presentan en cada espectáculo musical del propio teatro.
Varias instituciones y personalidades reclaman que se retome esa especialidad que antaño cosechó tantos éxitos en la Mayor de las Antillas. No obstante, cada cinco años se realiza un encuentro teórico, en la Casa de la Música de Galiano, que forma parte del inmueble del Teatro América, donde personalidades y estudiosos del mundo del espectáculo en la Isla, reflexionan sobre el tema desde distintas aristas.
“Cuba llegó a ser el mayor exportador de espectáculos musicales del hemisferio. Los grandes hoteles tenían un cabaret donde se presentaban dúos, orquestas y otros formatos musicales. Todo eso ha ido desapareciendo y se ha incrementado el intrusismo profesional en el sector del turismo”, advierte Jorge Alfaro Samá, actual director del Teatro América.
Otras voces
Alfonso Menéndez, arquitecto devenido director artístico, ha realizado una labor encomiable, desde su cuartel general en el Anfiteatro de La Habana, a favor del género lirico y por el rescate del teatro musical en Cuba.
Desde que en 1996 asumiera la dirección general del Anfiteatro del Centro Histórico habanero, allí se han presentado con dignidad los musicales: Cats, Cabaret, El fantasma de la ópera, El Rey León, La Bella y la Bestia, El jorobado de Notre Dame, Chicago y, ahora, Aladino, con gran aceptación de todo tipo de públicos.
“Son casi veinte años de trabajo en favor del Teatro Musical. En Cuba, se considera como un arte menor pero, realmente, se requieren muchas ganas, mucho intelecto y personas versátiles que sepan actuar, cantar y ser carismáticas”, dijo Menéndez quien en 2014 fue el director artístico de la gala inaugural de reapertura del Teatro Martí.
Cuando en el año 2011, el señor Robert Nederlander, Jr., anunciaba en una conferencia magistral, durante el 14 Festival Internacional de Teatro de La Habana, su intención de trabajar con artistas cubanos en un musical, la noticia levantó grandes expectativas entre el numeroso público asistente.
Desde entonces a la fecha han visto la luz varias colaboraciones entre la compañía Nederlander Worldwide Entertaiment y el Consejo Nacional de las Artes Escénicas en materia de teatro musical. Dos veces se han presentado los Embajadores de Broadway en el Festival Internacional de Teatro de La Habana. Además se estrenó en la Mayor Isla del Caribe el musical Rent, con producción norteamericana y artistas cubanos.
La renovada propuesta de Luis Ernesto Doñas, como director artístico de la ópera barroca Alcina, estrenada el pasado año en Cuba, ha sido uno de los más recientes esfuerzos del Teatro Lírico Nacional para conquistar al público más joven de la Isla, un intento valioso que debe seguir ensayándose en las tablas. Igual empeño acomete desde hace una década Ulises Aquino, director de la compañía Ópera de la Calle.
Ahora, la Compañía Musical Habana del Teatro América anuncia el espectáculo Víctor/Victoria, en versión del director artístico Raúl de la Rosa, sobre el original que se estrenó, en 1995, en el Marquis Theatre de Broadway.
“Este clásico de Broadway nunca se ha montado en Cuba. Para esta gran producción contaremos con la ayuda de muchos amigos. Será un espectáculo de dos horas de duración, con un intermedio audiovisual de siete minutos. La obra estará en cartelera desde finales de marzo hasta el domingo 1ro de mayo en los horarios habituales del teatro América”, adelantó de la Rosa.
Por lo pronto, el Teatro América llega a su aniversario 75 con la majestuosidad de su estilo arquitectónico y ostentando el sobrenombre de Templo de las variedades y el espectáculo musical en Cuba.
Cuando estuve en ese teatro hace algunos años aprecié su esplendor arquitectonico, pero me dió pena ver el estado de alfombras, cortinas, paredes y asientos. Parecia que habian pasado 56 años sin mantenimiento…….
TEATRO AMERICA ORGULLO EMBLEMATICO DE CULTURA HABANERA,ES UN ICONO DELMUNICIPIO CENTRO HABANA,DONDE ESTA EN ENCLAVADO,cuanta nostalgia nos provoca los que crecimos asistiendo a sus diferentes espectaculos de todo tipo