Por Raquel Martiori, EFE
Agresiones sexuales; feminicidios; transfobia; pedofilia y el miedo de las víctimas a denunciar son algunos de los temas que aborda la serie cubana Los gatos, las máscaras, las sombras, el primer material dramatizado que aborda de forma tan directa estos flagelos en la televisión estatal.
En entrevista con EFE, su directora y guionista, Elena Palacios, asegura que Los gatos, las máscaras, las sombras, cuyo equipo es, casi en su totalidad, femenino, tiene como visión “dejar un respiro real desde el punto de vista humano”.
“Intenté focalizar el conflicto de cada historia. Preferí centrarme en una violencia concreta, mostrarlas de manera suave, sugerida”, subraya.
Lisy, Amelia, Sandra, Chelo, Verónica e Inés personifican las historias que tienen como hilo conductor a Laura, la psiquiatra de una consejería para víctimas de violencia machista, el protagónico de la serie, de 12 capítulos.
Palacios asumió la tarea tras haber recibido el encargo del canal Cubavisión. Para la directora y guionista, la violencia machista “es un problema universal” que tiene su base en “la desigualdad o el desbalance de poder” que abarca desde la actitud violenta —”la muerte”— hasta las microviolencias “psicológica” y el “micromachismo”.
Para la guionista, los comentarios en redes sobre la serie es algo que considera “un éxito”. Los favorables son principalmente de mujeres, pero también “hay muy buenos análisis y críticas masculinas”.
De hecho, Palacios opina que los productos audiovisuales “pueden aportar muchísimo más que cualquier programa de orientación social, campaña o evento teórico, porque la gente disfruta la ficción y, ese es su poder: incidir en las emociones y hacer pensar de una manera directa y profunda”.
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Los personajes
En el primer episodio se presenta el caso de Lisy, una joven que vive presa del miedo con una pareja violenta. A Palacios le pareció que la historia era “dramatúrgicamente aprovechable” dado que transcurre durante la pandemia, que fue “un disparador de la violencia doméstica”.
En otro capítulo aparece el personaje de Amelia, quien expone una “mirada colonizadora” de un europeo hacia la mujer cubana.
Palacios enfatiza con EFE el cuidado con el que tuvo que tratar el caso que retrató a un abuelo pedófilo con su nieta: “Eso ocurre más de lo imaginable”.
Chelo, cuenta la directora, es la mujer trans, que en la serie representa a las que “enfrentan un montón de violencias cotidianas”, por lo que su intención fue “sensibilizar al espectador” con “lo familiar y la aceptación”.
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Título simbólico
“Los gatos es una licencia artística mía, porque me gustan [estos animales]. Algunos personajes del serial los tienen y eso me ha permitido demostrar que una de las primeras manifestaciones de violencia son las represalias contra las mascotas o la propiedad”, puntualiza Palacios.
Las máscaras las relaciona con “la imagen y los roles que se intentan cumplir, como el de la profesional y madre (la psiquiatra)”.
A las sombras las define como “un elemento psicoanalítico. Es esa parte oscura del ser humano, cosas que tiene escondidas, guardadas”.
Pero advierte que algunas, como las de los maltratadores, son “más peligrosas”, sobre todo los que llegan a un “peor momento” en la serie, cuyo sexto capítulo se emitirá este domingo.
Los gatos, las máscaras, las sombras llega a la televisión cubana en un momento en el que la violencia machista se ha colocado en el centro de la discusión en redes y, aunque a menor ritmo, en los círculos y medios oficialistas.
El Gobierno ha declarado “tolerancia cero” contra la violencia de género, a lo que ha sumado pasos como la campaña ‘No más,’ enfocada en la prevención y respuesta a la agresividad contra las mujeres.
El año pasado, según el registro de las activistas independientes de Alas Tensas y Yo Sí Te Creo, se registró un total de 54 feminicidios, en su mayoría cometidos por las parejas o ex compañeros sentimentales de las víctimas.