Getting your Trinity Audio player ready...
|
No hay desafío imposible de superar para las madres. Muestra de eso son estas tres artistas que lo han dado todo por sus hijos y son una auténtica representación de las madres cubanas. Las protagonistas de estas historias son el pilar de sus familias y una inspiración para su descendencia.
A Luisa María Jiménez la maternidad le cambió la forma de ver la vida. “Cambia completamente, de eso nadie duda. Eres la responsable de una criatura que no pidió venir al mundo, que necesita de toda tu entrega y amor incondicional. Todo pasa a un segundo plano, cambian las prioridades”, relata.
“Eso implica crecimiento personal, entendimiento, conocimiento para ser guía y timón. Aprendes más de ti y conoces de lo que eres capaz de hacer por tu hija. A esa altura entiendes más a tu propia madre, maduras, amas y perdonas. La maternidad es un desprendimiento absoluto y el amor más intenso, es una bendición para la mujer”, enfatiza.
La actriz, que encarnó el personaje de Lala Contreras en la emblemática telenovela Tierra Brava (1997), rescata los aspectos que aprendió de su progenitora y que puso en práctica. “Mi madre fue un ejemplo de vida, no porque fuera perfecta y no cometiera errores, sino porque, al quedar viuda con nosotros pequeños, mostró tenacidad y responsabilidad hacia sus tres hijos: mi hermana mayor y nosotros, los jimaguas. Nunca más se volvió a casar, aunque enviudó joven. Nos educó sola, nos dio de comer, nos dio educación, y sin saberlo nos enseñó las principales reglas de conducta”.
El cariño y agradecimiento hacia su madre María Luisa lo manifiesta de formas extraordinarias. “Muchas cosas le debo que, inconscientemente, pasaron a ser bases para la educación de mi hija. El ambiente familiar y su alta responsabilidad con nosotros fueron la base principal con la que conduje a mi hija en su crecimiento y formación de su personalidad. Vivo agradecida por ello”.
La mirada se le ilumina cuando habla de Amanda y de sus nietos, que la llenan de amor, alegría y aprendizajes. “Mi hija y yo tenemos una estrecha relación de vida a pesar de la distancia que nos separa. Nos parecemos en muchísimas cosas, de hecho, hasta físicamente. Tenemos gustos similares en el vestir y en el comer. Mi gran disfrute es verla convertida en una tremenda mujer y una excelente madre de dos niños preciosos”.
“Siento que mi esfuerzo, con errores y valores, no fue en vano. Algo bien debo haber hecho. Somos muy buenas amigas y adoro pasear y compartir juntas. Disfruto de su compañía, me divierte y también aprendo muchas cosas. Estoy muy orgullosa de la relación que tenemos hoy día; la sigo cuidando, aconsejando y velando como cuando era una adolescente”.
“Aunque también le enseñé a ser independiente, a saber pensar y valerse por sí misma, no la até a mi falda. Considero que se ha convertido en una gran mujer y madre”, resume.
Ahondando en las similitudes que tiene con su hija, la actriz reconoce que la segunda sabe cultivar su individualidad y tiene una personalidad fuerte. “Su libertad de pensamiento es también un punto en común. No repite lo que otros hacen por seguir las reglas. Responde sólo por ella a lo que quiere, siente y desea, aunque no sea lo que se espera. Pero no es tan transgresora e irreverente como yo. Es menos impulsiva, más cuidadosa, aunque llegue al mismo fin. Digamos que nos diferenciamos en los procederes, y eso me gusta”, puntualiza.

El arte es algo afín a ambas, algo que se sobreentiende por el recorrido y prestigio de la familia de actores a la que María Luisa pertenece. “Le fascina el arte; pudo haberse dedicado a la actuación y a la música. Se desempeñó en la danza; bailaba desde niña. Hemos transitado por caminos muy similares”.
Convencida de que la vida ha sido generosa con ella, Luisa María narra los desafíos que enfrentó para poder criarla y mantenerse vinculada a la actuación, simultáneamente.
“Tuve la suerte de contar con el apoyo de mi madre en los primeros años. Su ayuda fue vital para mí. Cuando salía de viaje también se ocupaba absolutamente de la niña. El círculo infantil fue una ayuda significativa, al igual que dos señoras magníficas que alternaban alguna que otra vez”.
Desde su experiencia, los largos periodos de filmaciones y ensayos que combinaba con el teatro fueron momentos difíciles para ella. “Es duro ser actriz y madre, pero pude encontrar cierta estabilidad con las diferentes ayudas que tuve en todos esos años. Reitero: sin mi madre creo que hubiera sido bien difícil. Tuve mucha suerte, y vivo agradecida eternamente por ello”, concluye.

La consagración de Yudexi
Yudexi de la Torre se convirtió en madre cuando tenía 19 años, y aunque contó con el apoyo de la familia, esa experiencia fue sin dudas retadora. “Desde el momento en que una siente que se está gestando algo dentro de sí, y que va a tener tu sangre y tus genes, la vida luce diferente. Las prioridades cambian. Yo puedo ser temerosa de muchas cosas como persona, pero todos esos miedos desaparecen si tengo que ponerme en frente para salvaguardarlos”, expresó la actriz con notable alegría.
Sus hijos llegaron a cambiar su mundo y, desde ese momento, se convirtieron en la fuente de motivación para seguir luchando por sus objetivos. “Son mi mayor, mejor y único patrimonio. Sin ellos, mi vida estaría vacía, aun con todo lo bonito que puedo tener en mi vida personal y profesional”, afirma con admiración.
“Tenemos una relación estrecha, disfruto su compañía, sus logros y conversaciones. Es una manera de fomentar nuestra relación. Para suerte, también los tengo viviendo bajo mi mismo techo”, comentó.
Emocionada por la celebración del Día de las Madres, el domingo 11 de mayo, señaló que ser mamá es motivo de orgullo para ella y abordó las cualidades que la conectan con sus hijos. “Los tres somos actores y, en la actualidad, pertenecemos al mismo grupo de teatro. Eso es algo que nos une, inevitablemente. Cuando me celebran o corrigen algo me hace muy feliz, porque veo su crecimiento. Es nuestro momento de espacio e intimidad”.

Con inmenso orgullo, expone sus logros y su mayor desafío en el rol de la maternidad. “Disfruto acompañarlos y allanarles el camino. Sacrificaría cualquier cosa que fuera en bien propio para regalársela, o sea, para darles felicidad. No siento ningún pudor en decir que son lo primero; están por encima de mi profesión, porque todo lo que hago en la vida lo realizo para ellos. Mi éxito está en ser feliz para que ellos puedan serlo también”, recalca.
A la intérprete, que estamos disfrutando actualmente en la telenovela Sábados de Gloria, se le dibuja una sonrisa en el rostro cuando se refiere a sus retoños. “Cuando se es madre una enfrenta a muchos desafíos. No hay reglas, parámetros o libros que te digan los puntos a seguir para hacer esto bien. Uno va aprendiendo en el transcurso; el amor te va allanando el camino”.
Yudexi rememora su infancia junto a su madre. “De mi madre aprendí disciplina, orden y comportamiento. Desde el afecto, les inculqué eso a mis hijos; creo que te libra de muchos problemas en la vida”.
Había iniciado una carrera en Psicología cuando la actuación llegó a su vida por azar. “Cuando mi hijo tenía un año empecé en un grupo de teatro. Fue muy complejo: él era pequeño y el grupo giraba por todo el país”. Compaginar maternidad y carrera no fue fácil. “Logré equilibrio con ayuda de muchas personas: mi madre, una nana, compañeros de trabajo. Yo era madre soltera; tenía mucha responsabilidad, pero salí adelante. Pude disfrutar de mi hijo y también construir mi camino profesional”.
Raquel Mayedo: corazón tenaz y maternal
Raquel Mayedo es una mujer apasionada, que ha sabido conjugar su amor por el arte con la tarea de guiar a su “Ángel”.
“Tengo una relación muy estrecha con mi hijo. Gracias a eso, hoy puedo ser una cibermadre. Aunque esté lejos, comparto su familia y él me aconseja. Sabe cazar la felicidad y, como yo, sabe que la vida es hoy”, contó Mayedo a OnCuba.
Conocida por haber sido el rostro de programas como De tarde en casa y Contra el olvido, Raquel vive el presente sin buscar complacer expectativas ajenas y disfruta cada momento como madre: “Desde bebé hasta su graduación, su boda y el nacimiento de mis nietas. El mayor desafío fue verlo partir de casa para no regresar”.
Reconoce que la maternidad cambió su forma de ver la vida. “Modificó mi relación con la pareja, con la sociedad, con la entrega. Muchas cosas cambiaron después que lo tuve en mis brazos, pero no me arrepiento ni un tantico”.
Da crédito a su madre, quien según cuenta la preparó para esta etapa. “Cuando yo tenía seis años, mi madre sabía que iba a morir. Hasta los 13 me crió para ser independiente y fuerte”.
Galardonada como Artista de Mérito de la Televisión Cubana en 2021, Raquel es una mujer tenaz, y esa cualidad se intensificó cuando se hizo madre. “Tuve una adolescencia dura, pero salí adelante. Gracias a mi madre crié a mi hijo con esos mismos valores. Hoy me enorgullece cómo organiza y disfruta su vida”.

Raquelita, como le dice con cariño su público, es locutora, asesora y artista en toda la extensión de la palabra, eso lo sabemos bien. Pero sobre todo es una madre admirable.
Su consejo para las madres o quienes pretenden serlo: “Disfruten cada momento con sus hijos. Lo que no haces en los primeros años es tiempo perdido de amor verdadero, entrega y crecimiento”.