La rumba cubana vuelve a estar de fiesta. Su principal evento, el Festival Internacional Timbalaye, desarrollará su edición 26 del 18 al 31 de agosto.
Esta vez el festival se dedica a los Cabildos de Nación, las Casas Templo y al 30 aniversario de la declaratoria de la Ruta de las Personas Esclavizadas, en un país a donde arribaron, forzados por la trata, entre los siglos XVI y XIX, un millón 300 mil africanos.
Según los organizadores, citados por Prensa Latina (PL), todas las provincias del país tienen una propuesta para sus comunidades que incluye agrupaciones cultoras del legado de África.
El festival cuenta con el liderazgo de los bailarines Irma Castillo y Ulises Mora, y apoyos del Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, entre otras instituciones.
La rumba cobijada por la Unesco
En 2016, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró la rumba cubana Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Entonces el acta del Comité intergubernamental, reunido en Adis Abeba, la capital etíope, consideró que la rumba es “una expresión de autoestima y resistencia” que contribuye a la formación de la identidad nacional.
Formado por representantes de 24 países firmantes de la Convención de la Unesco, el Comité decidió incluir esa manifestación cubana en la lista de bienes protegidos porque es un símbolo de toda la isla y “defiende el derecho a la diversidad cultural basada en el respeto mutuo”.
Surgida en barrios marginales de ciudades como La Habana y Matanzas, así como en las proximidades de algunos puertos y en las zonas rurales habitadas por comunidades de esclavos africanos, la rumba está vinculada también posee elementos característicos de la cultura antillana y el flamenco español.
“En principio, la rumba era vista como una expresión marginal de negros y mulatos, libres o esclavos de diferentes ascendencias etnoculturales; pero luego y por adición la asume como un hecho de desplazamiento social el hombre blanco, tan humilde y desplazado como el negro”, escribió el musicógrafo cubano José Reyes Fortún.
“El solar pudiera ser considerado, como una localización socioeconómica, unificadora de la más raigal expresión cultural-popular de lo cubano”, añadió.
Timbalaye en Italia
En mayo pasado, tuvo lugar el VII Foro Internacional Timbalaye, un evento de impacto socio cultural que se desarrolló en las ciudades italianas de Tarquinia, Roma, Baia Domizia y Passo Oscuro.
Respaldado por la Embajada de Cuba en ese país europeo y la colaboración de la Asociación Semi di Pace y la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba, el evento se centró en el tema “Cuba en movimiento: Reflexiones en la antropología, la literatura, la música y la danza a partir de las Rutas de las personas esclavizadas”.
En esa edición, el invitado de honor fue el poeta, narrador, ensayista y etnólogo cubano, Miguel Barnet, quien también es presidente de la Fundación Fernando Ortiz.
El foro se alineó con el Objetivo Patrimonio Legado Africano (OPLA), adoptado por Timbalaye en enero de 2019, que busca reivindicar y valorar el patrimonio histórico-cultural de la herencia africana en Cuba hasta el año 2029.
En esa ocasión, el encuentro académico abundó sobre aquellas acciones que identifican los patrimonios vivos basados en movimientos como la danza, la música y la esclavitud como una migración forzada.
De igual modo, buscó mostrar la necesidad actual de reconocer y reivindicar el legado histórico y cultural de la presencia africana en Cuba, el Caribe y América Latina derivado de la trata de esclavos.
Desde su establecimiento en 2012, el Foro Internacional Timbalaye ha promovido un proceso permanente de diálogo e intercambio cultural de conocimientos, tradiciones, valores y expresiones artísticas.