La edición 39na. del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano podría ser memorable por varias razones. La fundamental: porque en los diez cines habaneros que permanecen utilizables para acoger a los más de 400 títulos que serán exhibidos entre el 7 y el 18 de diciembre, se verán algunas perlas. Y por un motivo no menos destacable: la enorme presencia femenina que en 2017 reúne el concurso de cine latinoamericano.
Un festival de ellas
Más de 30 directoras han sido incluidas en las cuatro secciones competitivas oficiales (largometrajes de ficción, operas primas, documentales y animación), entre ellas, figuras consagradas y otras nuevas. De las veteranas, la mexicana María Novaro (cuyo largo Danzón, de 1991, fue incluido entre las cien mejores películas de la historia del cine de su país) trae Tesoros; mientras que la brasileña Lucia Murat (Brava gente brasileña (2000) y Casi dos hermanos (2004) propone Plaza París.
Pero la buena noticia es que podremos tomar contacto con Zama, el cuarto largometraje de la argentina Lucrecia Martel, que desde su estreno mundial en el festival de cine de Venecia, no ha dejado de provocar discusiones entre los críticos. Después de nueve años sin filmar, Martel (La ciénaga (2002); La mujer sin cabeza (2008) vuelve a ostentar su estilo meditabundo y lírico, ahora con una película de época, adaptación de la novela homónima de Antonio Di Benedetto.
La cinta narra la historia de un funcionario español a fines del siglo XVIII, quien sufre la angustia de la espera en las costas del río Paraná, mientras aguarda por un ansiado traslado a Buenos Aires. Martel ha dicho sobre Zama: “Me fascinó la historia de un hombre atrapado en quien cree que es. El esfuerzo de nuestra cultura por querer ser alguien termina siendo una trampa”.
Otra película argentina a destacar es Alanis, de Anahí Berneri. Esta es quizás la obra más lograda de entre las muchas que presentan la cuestión del cuerpo femenino en las encrucijadas de los valores vigentes en sociedades patriarcales –que aparecen en Invisible (Argentina, Pablo Giorgelli); Una mujer fantástica (Chile, Sebastián Lelio); Medea (Costa Rica, Alexandra Latishev); todas en concurso. En su quinto largometraje, Berneri vuelve a abordar el tema de la prostitución femenina con honestidad e inteligencia. Berneri obtuvo el premio a la mejor directora este año en el Festival de San Sebastián, y su protagonista, Sofía Gala, también ha sido muy reconocida por su desempeño en Alanis.
La película cuenta la historia de una madre soltera de 25 años, oriunda de una provincia del interior, que trata de criar a su bebé en Buenos Aires. En el inicio del filme, el prostíbulo donde trabaja (y vive) Alanis es allanado y clausurado por la policía, tras una denuncia de los vecinos. Comienza entonces un peregrinaje por camas prestadas y trabajos precarios, con conflictos con las autoridades, la burocracia estatal, clientes perversos, colegas violentas y amigas.
Cinematografía y política
De México participa La 4ª Compañía, de Amir Galván y Vanessa Arreola. Basada en hechos reales, el largo fue grabado en la Penitenciaría de Santa Martha de la Ciudad de México, a lo largo de diez semanas. La historia de la película se centra en la vida de Zambrano (Adrián Ladrón), joven de 20 años que ingresa a prisión para cumplir una condena por robar carros. Como prisionero, su principal objetivo será formar parte de Los Perros, equipo de fútbol americano que fue un fenómeno mediático en la década de los setenta, pero también un exitoso grupo criminal.
La 4ª Compañía, llega a La Habana avalada por los 10 lauros en los premios Ariel de la Academia Mexicana de Cine este mismo año, entre ellos Mejor Película y Mejor Actor. En la edición de 2016 del Festival de Cine de Guadalajara, se alzó con las preseas de Mejor Actor, Premio Especial del Jurado, Premio de la Prensa y una recomendación para los Golden Globe Awards.
De Brasil, una cinematografía apreciada en Cuba, destaca Joaquín, de Marcelo Gómez, basada en la figura de Joaquim Jose da Silva, “Tiradentes”, considerado en ese país un prócer independentista, que lideró la primera rebelión contra el imperio portugués. Con esta, cierra la serie que, bajo el título de “Libertadores”, ha dedicado largos de ficción en varios países de América Latina a figuras descollantes de su historia, con motivo del bicentenario de la independencia regional.
Pero Joaquín es apenas un pretexto para referirse al presente político de la región y de Brasil en específico. Dice su director que “si la gente quiere entender la sociedad actual de Brasil, tiene que volver al pasado”, sobre todo en una época en la que “nunca se habló tanto de política, pero nunca de una forma tan superficial (…) En América Latina existe poca conciencia de lo que fue el proceso de colonización. Creo que nosotros tenemos que construir más sobre qué proceso fue ese para no cometer los errores del pasado. En Europa la falta de información es todavía mayor y espero que filmes como este arrojen luz a ese momento de la historia”.
Otro largo de mucho peso político es La cordillera (Argentina), de Santiago Mitre. Aquí se reúne un elenco internacional (encabezado por Ricardo Darín, el mexicano Daniel Giménez Cacho, los chilenos Paulina García y Alfredo Castro, más la española Elena Anaya y el estadounidense Christian Slater), para contar un thriller de alta política. Darín interpreta al presidente de Argentina, quien viaja a Chile para participar en una cumbre de jefes de estado latinoamericanos; pero su gestión está bajo la amenaza de un escándalo por corrupción que parece eclipsar su desempeño.
Del patio
De Cuba, la presencia es más bien pobre en este Festival. En concurso, se verán los largos de ficción Sergio y Serguéi, tercer filme de Ernesto Daranas (Los dioses rotos, Conducta), y Los buenos demonios, de Gerardo Chijona (Adorables mentiras, Boleto al Paraíso), así como el documental El proyecto, de Alejandro Alonso. Fuera de concurso, en Panorama Latinoamericano, se incluye la producción Los lobos del este, realizada en Japón por Carlos Quintela (La piscina, La obra del siglo), mientras que en otra sección aparece ¿Por qué lloran mis amigas?, de Magda González Grau. Hay además varios cortos documentales y de ficción.
Ver de nuevo y mejor
Entre los Clásicos Restaurados, serán exhibidos Sur (Fernando Solanas, 1988); Tres tristes tigres (Raúl Ruiz, 1968); Lucía (Humberto Solás, 1968); Tiempo de morir (Arturo Ripstein, 1966); Se permuta (Juan Carlos Tabío, 1983); Canoa (Felipe Cazals, 1976), Rodrigo D, no futuro (Víctor Gaviria, 1989) y Los motivos de Luz (Felipe Cazals, 1985). También se incluyen las esperadas muestras de cine alemán y español, el Panorama Documental, la Muestra de Cine Experimental, el Panorama Contemporáneo Internacional (que incluye, entre otras, la Palma de Oro del Festival de Cannes 2017, The Square, de Ruben Ostlund).
El Festival, que en 2018 celebra cuatro décadas de creado, entregará un Coral de Honor al cineasta brasileño Carlos Diegues (Ganga Zumba, Bye Bye Brasil, Tieta de agreste) y recibirá al estadounidense James Ivory (Regreso a Howard´s End, A Room with a View, The Remains of the Day) para homenajearlo. Esto, y mucho más.