Vivir para la religión y no vivir de ella

Entrevista a Antonio Castañeda Márquez, presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba 

El cubano es sencillamente un sujeto devoto, forma parte de nuestra identidad. Iniciamos cualquier ceremonia civil con un culto a los antepasados: ya sea la evocación a los héroes o la ofrenda floral en el centro de trabajo o escuela, la misa para el familiar muerto en la Iglesia o en la casa; religiosos y no religiosos, dedican la primera gota de ron o cerveza a  aquellos que nos antecedieron o los llamados orichas, para que los ayuden a fluir en la complejidad del presente.

En la actualidad llama la atención la gran popularidad y legitimación que han alcanzado las prácticas culturales religiosas cubanas, de origen africano, entre las que destacan la Regla Ocha* más conocida como Santería, el Ifá**  de matriz yoruba, la Regla Conga o  Palo Monte de ascendencia bantú y la sociedad secreta masculina Abakúa, las cuales desde el período de la colonia hasta las últimas década del siglo XX, sufrieron un procesos de marginación por su origen negro, su “salvajismo” y por ir en contra del progreso.

Si a finales de la década de los noventa del pasado siglo se estimaba que un 20 % de la población cubana estaba iniciada en esos cultos, en estos días cuanta con una alta tasa de adeptos.

Los años de oscurantismo quedaron atrás y surgen otras cuestiones en el presente relacionadas a cambios en la religión Santería e Ifá que suscitan polémicas tales como la capacidad de las mujeres para obtener poderes o escaños superiores  dentro de religiones exclusivamente masculinas como la Abakúa y sobre la ética religiosa que debe regir a la práctica de la Santería e Ifá.

A escasos metros de Capitolio Nacional se encuentra la Asociación Religiosa Cultural Yoruba de Cuba, institución fundada con  el objetivo de unificar a todos los practicantes, investigadores e interesados en general, sean nacionales o no, de las manifestaciones culturales y religiosas de origen africano en el país.  La existencia de este recinto es una consecuencia de la Reforma Constitucional de  1992 que aclaró el carácter laico del Estado Cubano y la libertad de culto en la Isla, condenando cualquier acto de discriminación en materia de religión.

Este centro cuenta con miles de afiliados provenientes de diversos contextos socioculturales, distintas edades e ingresos económicos; y con subsedes en todas las provincias de Cuba así como en Europa, los Estados Unidos y América Latina, además mantiene relaciones con entidades similares de Nigeria. Su sede principal en La Habana es visitada por cientos de turistas al año.  Cuenta con una biblioteca, un museo interactivo, una tienda de artículos religiosos y salas donde se imparten conferencias.

Acerca de la postura de la Asociación Religiosa Cultural Yoruba de Cuba, ante los caminos y derroteros que en nuestros días atraviesa la práctica religiosa  Regla Ocha e Ifá en la Isla, su presidente, el Licenciado en Economía Antonio Castañeda Márquez, conversó con OnCuba.

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Ante la enorme demanda que ha alcanzado en los últimos años la práctica de la Santería e Ifá ¿Se puede hablar de cambios? ¿La Asociación Yoruba como institución avalada por el Estado, se siente con derecho a discernir o estipular ciertas reglas, o es una garante de las tradiciones que han marcado la práctica de Santería e Ifá en la Isla desde los tiempos de la esclavitud?

El patrón nuestro es defender el legado que nos dejaron nuestros ancestros.  Nosotros no abogamos por los cambios. En África la religión Yoruba está relegada a un 2 %; es cierto que son millones de habitantes, pero prácticamente se ha perdido. También en ese país han cobrado mayor fuerza otras religiones como el islamismo, el protestantismo y el catolicismo.

Cuba es hoy una de las grandes potencias en cuanto a esta práctica,  de ahí que no consideramos ningún cambio; o sea como mismo la comenzaron a practicar los esclavos, una vez asentados en la Isla, así mismo la vamos a continuar haciendo.

¿Usted aboga por una yorubización de la Santería?

No. Si nosotros nos rigiéramos por  las pautas de esta religión similar al momento en que nuestros ancestros la profesaban antes de ser traídos a Cuba, entonces si la llamaríamos yorubización. Los orígenes de la Ocha o Santería son africanos pero es un producto cultural religioso cubano. La forma de ritual de la Santería es de un modo único para nosotros porque en Cuba se estableció como se hace.

La religión Yoruba contempla  401 orichas, 200 malévolos – no porque sean malos sino porque son de la parte mala de la persona- y 201 benévolos. A Cuba llegaron alrededor de sesenta o setenta orichas, no llegaron más y los demás están allá. Nosotros con los que tenemos nos vale.

A la llegada de los esclavos hubo que hacer cambios en los rituales para reacomodarla al nuevo contexto. Por ejemplo, allá en Nigeria  usted es hija de Ochún, el oricha que rige su cabeza, que es deidad femenina dueña del cobre, del río, del amor, y usted recibiría en la ceremonia ese único oricha. En Cuba no. Aquí además de Ochún,  usted recibe otros que la acompañan: Obatalá, Changó, Yemaya y  Oyá. Esa es una gran diferencia: tenemos nuestros patrones y nuestra forma de ritual. 

Sobre el papel de las las mujeres en la Santería…

No aceptamos la Iyanifa, a la mujer sacerdotisa de Ifá. En Nigeria existe -te lo dice alguien que vivió nueve años en Nigeria, en el lugar donde se desarrollaron los hechos que heredamos-, allí está la Iyanifa, que es una ceremonia que se hace a señoras mayores que no deben tener la menstruación  y luego de mucho estudiar el Ifá. Este ritual no fue introducido en Cuba.

Sin embargo, en nuestro país lo que sucede es que le dan una cantidad de dinero a ciertos practicantes quienes le  hacen la ceremonia a cualquier muchacha. Nosotros respetamos lo que entró a Cuba y lo que no entró no se hace.  No podemos importar ceremonias de Nigeria porque alguien diga u opine que la debemos establecer aquí. Esto no nos interesa. Nosotros como institución no admitimos a la Iyanifá.

No es sólo mi opinión, lo expresan los viejos sacerdotes y yo soy su vocero.  Cuando ellos dicen que alguna cosa no va, no va.

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Quiero referirme a la cuestión de las mujeres santeras, no a las Iyanifa, ¿usted cree que las mujeres santeras se encuentran en una posición subalterna en la Santería?

Para nada. Para nosotros la mujer es lo principal, todos nacimos de una mujer. Cuando entró esta religión a nuestro país, las que dirigían en la Santería las ceremonias, los rituales, esas actividades que hoy hacemos nosotros los hombres, eran mujeres. Las mujeres después no quisieron continuar asumiendo estas funciones y las fueron abandonando por lo que  tuvieron que asumirlas los hombres. Aquí las que tiraban en verdad el caracol eran las mujeres. No hubo ningún desplazamiento porque nadie las excluyó, al contrario, lo más grande que tenemos nosotros son las mujeres.

¿Usted que piensa sobre el papel relevante que tienen los babalawo en estos momentos? ¿Es exacerbación del patriarcado en la Santería?

El sacerdote es un hombre normal, con principios éticos, del cual no tiene que hacer alarde. El babalawo solo no es nadie: el babalawo no hace “santo”, lo hacen los santeros. El babalawo es el adivino de la religión, el que hace las profecías y el ordenamiento de la misma. Un babalawo no es dios, este tiene a sus ahijados, los orienta y hasta ahí llega su función.

Los hombres en la vida deben tener dos cosas: criterio para escoger su credo religioso y su lineamiento ante la vida.  El hombre que diga que hoy es bautista y mañana es protestante o pasado que es babalawo, para mi no es nada. Uno debe tener una definición en su vida. No somos dioses, somos seres humanos, que tenemos virtudes dadas por Olodumare: una iniciación como sacerdotes de Ifá para poder salvar al mundo. Esa es la visión.

Es un deber de del babalawo ayudar a través de la consulta con Orula tengas o no tengas dinero, no se debe estar pidiendo lo que no es, lo que no está estipulado. Por ejemplo: para iniciarte en la Santería, hacerte “santo”, le entregas a tu madrina o padrino una cantidad exorbitante de dinero. Aunque tengas dinero, es tuyo, Dios te lo dio a ti, no me lo dio a mí; y basado en esta religión, no te lo puedo quitar.

Son criterios y conceptos. Hay 16 mandamientos que te dicen como tú debes ser: no llevar a las personas por malos caminos, ser respetuosa, atender a tus mayores; ahora a los mayores los quieren sacar de sus casas, llevarlos para un asilo. No, igual que te puso el pañal, que te cuidó, te toca a ti  ponerle el pan. No debes revelar secretos, no romper tabúes, etc, eso son los 16 mandamientos.  Si tú lo rompes, no eres religioso, no crees en nada de eso.

Por ello se deben tener conceptos, criterios. Se lo digo a las personas: los padrinos y las madrinas hay que escogerlos bien, hay que saberlos elegir. No son tus padres biológicos, son padres y madres religiosas. ¿Qué te estafen o te roben? Esto en el marco religioso no puede existir pues entonces no somos religiosos. Es un fraude.

¿Qué expectativas tiene la Asociación Yoruba de Cuba para los próximos años?

Seguir manteniéndonos. Nosotros lo que exigimos es seriedad y fe, pero el respeto tiene que primar por encima de todo. La religión no es para vivir de ella: uno vive para la religión. Hay quienes están cobrando por cosas que no se cobran.

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Escrito por: Yeniela Cedeño

Fotos: Roberto Ruiz

*La Regla Ocha o Santería es el culto a través de rituales y ceremonias a los orichas o santos,  que simbolizan fuerzas naturales y  también sociales. El que se denominen santos a los orichas y por ende Santería fue resultado de la necesidad de las negras y negros esclavos, traídos a las fuerza desde África,  por continuar el vínculo religioso asociado a sus países de origen. Tras los santos de la Iglesia Católica escondían sus cultos. Por ejemplo, Santa Bárbara devino Changó: rey guerrero, dueño de los tambores, de las fiestas, del rayo.

** Ifá es un complejo sistema de adivinación que da soluciones a las inquietudes de los seres humanos en los avatares de sus existencias. Mediante la consulta a Orula cada persona puede establecer una comunicación con su destino, escogido antes de nacer, y que quizás por las circunstancias o malas decisiones perdió en el transcurso de su vida y debe restablecerlo para poder dar cumplimiento al rol que debe desempeñar en su entorno social.

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