La música del joven Yolepsis Echevarría Bonilla, más conocido en el ámbito trovadoresco cubano como Yolo Bonilla, ha estado influenciada por el jazz desde sus inicios en el 2003. Sin embargo, en los últimos años los seguidores menos fugaces de este también amante de la literatura han percibido algunos guiños a la cultura brasileña en sus letras y arreglos musicales. Al parecer, los “discos eclécticos” de Yolo, al decir del propio autor, han ido perfeccionándose en pos de consolidar cada vez más su sonoridad universal.
“Al experimentar disímiles ritmos en los escenarios cubanos, llegué a la conclusión de que a pesar de que a la gente le gusta la música brasileña, le resulta enigmática. Es muy poco conocida. Y lo mismo sucede en Brasil. Más allá del Buena Vita Social Club y de los Orishas, el público brasileño solo conoce alguna canción de los trovadores Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. El país sudamericano es prácticamente virgen en música cubana.”
¿Por qué prefieres la música brasileña?
Eso es algo un poco gracioso. Al principio tuve muchos prejuicios. No me gustaba nada. Con el tiempo entendí que es una música muy compleja y que necesitas de mucha espiritualidad para entenderla y mantener un gran nivel de conexión. Es muy sentimental. A mí, por suerte, me provocó una vibración muy extraña cuando aprendí a escucharla. Entonces comencé a buscar, a explorar. Así incursioné en sus letras y músicas. Todos los días encuentro y aprendo algo nuevo de ella. Lo más importante es que trato de hacerlo sin perder la cubanía.
¿Qué géneros del gigante latinoamericano incluyes en tu música?
Los incluyo casi todos. Además del funk y el pop, otros ritmos como la pagode (una de las formas más difundidas de samba en Brasil), la timbalada y el forró (una mezcla de ritmos mexicanos y locales), entre otros. Trato de abarcarlos todos pero, principalmente, de fusionarlos con la música cubana. En nuestro país hay mucho desconocimiento de los géneros brasileños. La gente siempre piensa en samba y Bossa Nova, pero los brasileños también tienen un movimiento muy fuerte de música funk, pop y sinfónica. Es que ellos tienen una mezcla multiétnica, al igual que Cuba y la mayoría de los países latinoamericanos. Lo mismo tienen de Alemania o Italia, que de Portugal o España.
La cultura brasileña también está influenciada por la diáspora africana…
Ahí es donde se pueden localizar los puntos de contacto con la cultura cubana. Incluso, desde el punto de vista folklórico y religioso. Las raíces, principalmente nigerianas, hacen que tengamos muchas cosas en común. La santería y el Palo que se practican en Brasil son los mismos que se practican en Cuba. Los cantos y los toques de santo son muy parecidos. Brasil y Cuba son los únicos países de América que reflejan mejor en sus culturas las costumbres y tradiciones africanas. Y esa es la idea del proyecto que tengo en planes.
¿Hasta qué punto está presente lo brasileño en los intérpretes contemporáneos del patio?
Gerardo Alfonso, por ejemplo. Este cantautor es quizás el que más se acercó a la música brasileña en sus inicios. Él tuvo una etapa dentro de la nueva trova donde no se parecía a nadie. Y es que tenía raíces de la música brasileña. Hay otros que tienen influencia, pero menor. Está el caso de Raúl Torres, que además de que se preocupó por estudiarla, tuvo la oportunidad de vivir en Brasil durante tres años. Allí estuvo rodeado por algunos grandes del pentagrama actual como Toquinho, Gabriel o Pensador, entre otros. Cuando regresó a Cuba ya tenía todo un recorrido musical aprehendido. En ese primer momento los que lo escucharon pudieron darse cuenta de la influencia por su imagen, la manera de cantar y las sonoridades que buscaba con la guitarra y el acompañamiento armónico.
¿Cuáles son los principales autores brasileños que han influido en tu música?
Como autor, Djavan es el que más fuerza tiene. Y como intérprete, Caetano Gilberto Gil. Lo cierto es que me gusta tanto el estilo de los músicos brasileños que en ocasiones no sabes quién te influye más y quien menos. De alguna manera todos tienen que ver con el producto final que hago.