España no aparece en el Top-20 de países con más títulos en Campeonatos Mundiales de atletismo. Siete coronas en 17 ediciones del orbe ha logrado la nación ibérica, cuyos éxitos se concentran mayormente en carreras de fondo como la maratón y la marcha, mientras en las modalidades de campo y pista solo han conquistado un metal dorado, hace ya 22 años, en la lid de Sevilla 1999.
Lo curioso de esta última presea es que la logró una muchacha cubana, hija de un estibador y una manufacturera que trabajaba en una fábrica de medias en La Habana. Niurka Montalvo, nacida en 1968, se convirtió en la reina de aquel Mundial en tierras andaluzas, donde impuso marca de 7.06 metros que perdura hasta nuestros días como el récord nacional de España en la especialidad.
Aquel no fue un resultado casual. Niurka, a mediados de los años 90, ya era la mejor saltadora de Cuba sin discusión. En 1995 había ganado el subtítulo del orbe en Göteborg y la corona de los Panamericanos de Mar del Plata, donde también conquistó la plata en el triple. Además, presumía de tres cetros en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, dos en Ponce 1993 y uno en México 1990, todo bajo la bandera de la Isla.
Sin embargo, después de 1996 su vida dio un giro radical. Ese año comenzó una relación con el español José Sanleandro, a quien había conocido en 1995 durante un vuelo de regreso a Cuba tras una gira europea. Niurka pensó en casarse y seguir compitiendo por su país, pero se le cerraron las puertas.
“La idea era casarnos en Cuba y al final de mi carrera deportiva ya decidir dónde nos instalábamos. Pero cuando me fui a casar vieron que era deportista de élite y empezaron a poner inconvenientes. Te falta un sello, luego que te falta este papel, y así cada vez que iba con todo. Yo tenía 26 años y tenía claro que nadie iba a decidir por mí cuándo y con quién me iba a casar. Y fue cuando decidí marcharme”, relató Montalvo en una entrevista ofrecida al portal de la Real Federación Española de Atletismo.
Cuando tomó la decisión, Niurka estaba en el zénit de su carrera, pero eso no le garantizaba nada. De hecho, sus primeros meses en Europa los pasó en el frío de Gelsenkirchen, en Alemania, donde residía su pareja. Durante mucho tiempo entrenó sola y sin muchas opciones de competir, porque estaba vetada por las autoridades cubanas para participar en los mitines de la Golden League.
“El organizador del mitin de París, por ejemplo, prefirió pagarme en función del puesto que hubiera logrado por ranking que dejarme competir”, recordó Montalvo, quien, a pesar de los contratiempos, no había perdido la esperanza de volver a representar a su país natal.
“Les dije que yo aún estaba dispuesta a competir por Cuba, que yo solo me había casado, que no había pedido asilo político, pero me dijeron que no. Ellos solo querían que le pidiera perdón a (Alberto) Juantorena y volviera a Cuba sin hacer ruido, pero yo soy rebelde y no entendía por qué tenía que pedir perdón, así que les dije que era mi profesión y que yo decidía qué hacer con mi vida”, apuntó la saltadora.
Casada y con nacionalidad española, Niurka tuvo entonces la oportunidad de competir en el Mundial de Sevilla 1999 bajo la bandera del país ibérico, y no decepcionó. El 23 de agosto de 1999 se robó el show en el estadio de La Cartuja tras ganar de manera espectacular el salto de longitud, con un intento final de 7.06 metros que destronó a la italiana Fiona May, líder del concurso hasta ese momento con marca de 6.94 m.
“Iba corriendo y todo el público me acompañaba. ¡Pum, pum, pum! Iba como flotando y tuve que frenar en los últimos apoyos. Caí, me levanté, vi que era muy bueno y que el juez levantaba la bandera blanca. Sabía que había superado los 6,94 de Fiona, entonces vi que había saltado 7,06 y se produjo una explosión”, detalló la saltadora, quien pasó del anonimato en el ámbito español a ser una auténtica estrella.
“Salí del estadio y no podía avanzar: la gente me asaltaba. La policía tuvo que intervenir para sacarme de allí (…) Me hice famosa. Un día iba con mi madre por el aeropuerto y unas adolescentes comenzaron a chillar al verme. Mi madre se moría de la risa. No lo podía entender. A partir de ese momento todo el mundo sabía qué hacía, a dónde iba y con quién”,
Han pasado ya casi 23 años desde aquel sonado triunfo. Desde entonces, España solo ha subido a lo más alto del podio en un Mundial durante la cita de Beijing 2015, donde Miguel Ángel González ganó los 20 kilómetros de marcha.
Ante tal sequía, no es de extrañar entonces que los españoles hayan visto renovadas sus esperanzas de volver a la cima del orbe en una especialidad de campo y pista con la llegada al país de un chico de 20 años, proveniente de Cuba y nacionalizado español, como Niurka Montalvo.
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Salamanca es una especie de paraíso cuando se habla de grandes marcas en el atletismo, sobre todo en especialidades de salto. Allí, en las Pistas del Helmántico, Javier Sotomayor despegó hasta los 2.43 metros de altura en 1988 y, luego, cinco años más tarde, puso la varilla más alta al pasar por los 2.45 como si nada, dibujando un récord del mundo que apunta a la eternidad.
Si eso no fuera suficiente, Salamanca también fue testigo del mejor brinco oficial del “Saltamontes” Iván Pedroso, quien se estiró hasta los 8.71 m el 18 de julio de 1995. Ese mismo día y en el mismo escenario, el triplista británico Jonathan Edwards consiguió una marca de 17.98 m, tres semanas antes de implantar en Göteborg el récord absoluto (18.29) de la modalidad.
Aunque todavía no alcanza el nivel de esas marcas, Jordan Díaz también ha dejado su huella en Salamanca. En su segunda competencia como “español” tras obtener la nacionalización por carta de naturaleza a principios del presente mes, el chico de 20 años rompió el récord nacional del triple salto durante la cita doméstica de la categoría Sub-23, en la que se estiró hasta los 17.27 m.
Ahora en España, Jordan mira hacia atrás y reconoce que la calidad de los cubanos en las especialidades de salto responde, en gran medida, al trabajo y la metodología de los entrenadores: “Es asombroso todo el talento que sacan de élite con las pocas cosas que tienen para entrenarse”, dice el habanero, hijo de un basquetbolista y una enfermera.
Como Niurka Montalvo, Jordan ha explotado ese talento para romper una barrera. Ninguna mujer española había saltado más de siete metros en la longitud hasta el récord de la antillana en el Mundial de Sevilla, y tampoco ningún triplista español había pasado sobre los 17.20 metros hasta que el joven habanero quebró la marca en Salamanca.
Sin embargo, este es solo el punto de inicio en el nuevo camino que ha escogido el atleta. A diferencia de Niurka, que fue a España en la cumbre de su carrera, Jordan llega como una joven promesa con una historia por escribir, aunque ya tiene páginas destacadas por sus títulos y récords en categorías menores.
Ese cartel fue suficiente para sumarse al equipo de trabajo de Iván Pedroso en Guadalajara, probablemente el lugar donde quisiera estar cualquier saltador con máximas aspiraciones en la actualidad. El “Saltamontes” cubano se ha convertido en un gurú de los entrenamientos, al punto de conducir hasta la cúspide a la venezolana Yulimar Rojas, consagrada ya como la mejor triplista de la historia.
“Es un ídolo, un superatleta y una superpersona. Estar con él es increíble. Entrenarme a sus órdenes es un plus que necesitaba en mi carrera. Es muy ambicioso. Es el entrenador ideal. En realidad, lo fantástico es entrenarse con este grupo, uno de los mejores del mundo. Es más, me tiro al agua y digo que es el mejor grupo de entrenamiento del mundo. Sin ninguna dudas es el Dream Team de los concursos de saltos del mundo. Más que un grupo somos una familia”, asegura el joven triplista al diario MARCA.
Jordan sabe que está en buenas manos y se deja querer por su entrenador, que no quiere ir con prisas. “Es lo bueno de Iván Pedroso, que me ha dicho que me va a tratar como un niño, que hay mucho tiempo por delante. Me dice: ‘Lo de nosotros no es ahora, más adelante’.
“Mi mentalidad ha cambiado. A veces es chocante, porque mi chip es saltar mucho y el de Iván es estar tranquilo. Desde que he llegado a este grupo lo he cambiado todo, hago más carrera. Estoy mejorando mis déficits”, dice Jordan en unas de las tantas entrevistas que ha concedido desde inicios de este mes.
Su figura se ha colocado en el epicentro de los debates sobre el atletismo en España, donde le consideran una de los mayores talentos del campo y pista a nivel mundial. De momento, ha cumplido con las expectativas al romper la marca nacional de Pablo Torrijos, y todos esperan su ascenso continúe en los próximos compromisos.
Todavía no se sabe cuándo podrá competir por España en eventos internacionales, aunque todos apuntan a finales del 2022 o inicios del 2023, cuando ya se habrán cumplido los tres años de su última aparición oficial con el equipo cubano, en el Mundial de Doha 2019. Hasta que llegue el momento, Jordan seguirá concursando y entrenando tierras ibéricas, a la espera de su momento.
Y cuando llegue la hora, ¿podrá llegar a la cima del orbe y optar también por una presea olímpica? ¿Tendrá la misma fortuna de Niurka Montalvo representando a España? Por talento y condiciones, Jordan puede convertirse en la próxima estrella del triple salto a nivel mundial, pero no conviene ir a la carrera. Tiene muchísimo trabajo por delante…