Trinidad y Cesilio son dos dominicanos creyentes en “Papá Dios”, como dicen cuando hablan de su religión. Ellos viajaron desde Quisqueya hasta Philadelphia para ver lanzar a su hijo Cristian Javier, a quien le pronosticaron que tiraría un no hit no run en el cuarto partido de la Serie Mundial entre Phillies y Astros.
“Cuando ellos me dijeron eso, aumentó mi fe. Sabía que tenía un enorme compromiso, con la serie 2-1 (en contra). Tenía que dejar lo mejor de mí. Mis padres vinieron a disfrutar del éxito mío. Fue el mejor que podía darles, expresó Javier al periodista Ken Rosenthal tras el partido.
De cualquier manera, la profecía de los padres del derecho dominicano no tenía mucho sentido, a pesar de que el chico tiró un no hitter en la presente temporada de Grandes Ligas y no había permitido más de dos imparables en ninguna de sus aperturas desde el 7 de septiembre hasta la fecha. ¿Los motivos? Pues enfrente aparecía la mejor y más ajustada artillería de los playoffs.
Sin embargo, el derecho se aisló del bullicio del Citizens Bank Park y lanzó una joya durante seis entradas, para darles paso a tres relevistas que mantuvieron la lluvia de ceros en la pizarra de los Phillies.
“Simplemente nos mantuvimos enfocados, salimos motivados después de la derrota (del martes). Teníamos energía positiva en el clubhouse. Nos dijimos que vendríamos hoy para ganar”, apuntó Javier, el héroe que le devolvió la vida a los Astros.
Lo mejor
Cuando sales derrotado por una paliza de cinco jonrones en medio de una Serie Mundial, lo normal es que quieras buscar revancha al día siguiente y devolver el golpe con otros tantos vuelacercas. Los Astros hubieran firmado ese plan sin ningún tipo de problemas luego de su derrota ante los Phillies el martes en la noche, pero el destino les dio la oportunidad de desquitarse desde la lomita, un golpe todavía más cruel para sus rivales.
“Te dan una bofetada en la cara y quieres volver hoy y hacer una declaración”, aseguró el cerrador Ryan Pressly luego de sacar los tres últimos outs este miércoles y sellar el segundo juego sin jits ni carreras en la centenaria historia de la Serie Mundial, tras el perfecto de Don Larsen e 1956.
Luego de su apabullante victoria del martes, los parciales de Philadelphia no visualizaron ni en sus peores pesadillas que los Astros conseguirían esa prueba de vida de la mano de sus lanzadores, pero Cristian Javier, Bryan Abreu, Rafael Montero y Pressly captaron toda la energía contagiosa del Citizens Bank Park y dejaron en cero a una ofensiva desaforada que había estado intratable.
Ni una sola derrota en casa tenían los Phillies desde inicios de octubre, lapso en el que sumaban 17 jonrones, 29 extrabases y OPS de .978 como anfitriones. Todas esas credenciales solo realzan el valor de lo conseguido por los serpentineros de los Astros, quienes anularon a la artillería rival a ritmo de 14 ponches y 18 retirados de manera consecutiva entre el tercero y el noveno episodios.
Como ya decíamos, este es el segundo no hitter en la historia de la Serie Mundial y el tercero que se propina en postemporada. El primero que logró un partido de estas características fue Don Larsen (New York Yankees), quien retiró por su orden a los 27 bateadores de los Brooklyn Dodgers en el quinto choque del Clásico de Otoño de 1956.
Después hubo que esperar 54 años para presenciar otro juego sin jits ni carreras en postemporada. Curiosamente, este se produjo también en el Citizens Bank Park de Philadelphia, donde el derecho Roy Halladay maniató a los Cincinnati Reds en el primer duelo de la Serie Divisional del 2010.
Por cierto, en los dos no hitters que se han dado en casa de los Phillies, el mentor Dusty Baker ha estado presente. El 6 de octubre del 2010 era el timonel de los Reds y sufrió mientras su equipo era anulado, y ahora, 4410 días después, ha visto como sus lanzadores de los Astros se robaron el protagonismo.
Al margen del resultado puntual del partido de este miércoles, lo más trascendente es el impacto que el duelo tiene en la Serie Mundial. Si el martes en la noche todos pensaban que Philadelphia estaba a las puertas de una inevitable corrida triunfal, ahora las apuestas se han nivelado y muchos han vuelto a creer en la candidatura de los Astros.
El choque de este jueves, también en casa de los Phillies, será determinante. De acuerdo con los datos de MLB, 45 de los 64 equipos (70 %) victoriosos en el quinto juego de una serie al mejor de siete empatada a dos triunfos por bando ha terminando ganando al final. En este punto, prima el suspenso, porque lo único seguro es que la historia de la Serie Mundial 2022 escribirá su último capítulo en Houston.
Lo peor
De establecer una marca con cinco jonrones en un choque a quedarse sin jits, todo en cuestión de 24 horas… Así de voluble ha sido la realidad de los Phillies durante los dos últimos partidos de la Serie Mundial, en la cual salieron finalmente a flote sus lunares ofensivos, algo que parecía totalmente improbable dada su feroz producción desde inicios de octubre.
También parecía una quimera que los Astros lograran silenciar a más de 40 000 fanáticos que hacían vibrar el Citizens Bank Park, pero Cristian Javier y compañía lo consiguieron con una salida para la posteridad.
“Es genial”, le respondió sarcásticamente Kyle Schwarber a la prensa tras el partido. “Supongo que estaremos en los libros de historia”, afirmó el máximo jonronero de la Liga Nacional, quien, quizás, tuvo la conexión más cercana de un jit en la noche del miércoles, cuando en la tercera entrada sacó un trueno por primera base que terminó siendo foul.
Fuera de esa conexión y una línea fuerte de Jean Segura al guante de Kyle Tucker en el jardín derecho, los Phillies no encontraron la manera de descifrar el enigma de los lanzadores de Houston, quienes evitaron los golpes sólidos con una estrategia inesperada.
Los Astros cambiaron el guion y le recetaron una buena dosis de rectas a la novena dirigida por Rob Thomson, que justamente había aniquilado los pitcheos rápidos. Para tener una idea, los chicos rudos de Philadelphia tenían 14 cuadrangulares (de 22) contras rectas en la presente postemporada, con un slugging de .488 frente a dicho envío, el más alto para cualquier conjunto que jugó playoff.
Pese a ese detalle, Javier, Abreu, Montero y Pressly asumieron el riesgo: 89 de sus 141 lanzamientos (63.1 %) fueron rectas de cuatro costuras y la fórmula les dio resultados. La maquinaria de batear pitcheos rápidos se fueron de 24-0, con ocho ponches incluidos, ante los misiles de los tiradores de Houston.
Así transcurrió la noche para los bateadores de Philadelphia, luchando para conectar las rectas que veían, la gran mayoría de ellas, en el centro y lo alto de la zona. En general, solo pusieron ocho bolas en juego y apenas sumaron cuatro golpes fuertes, en cambio, conectaron 35 fouls. De esa manera, se consolidó el segundo no hitter en un choque de Serie Mundial.
Ahora los Astros han logrado dos partidos sin jits ni carreras en el presente año, uno en la campaña regular y el otro en una Serie Mundial, pero tenga en cuenta algo, los dos lo lograron con la misma estrategia y el mismo protagonista: Cristian Javier. Los Yankees, al igual que los Phillies son un equipo que conectan muy bien los envíos rápidos, sin embargo, no pudieron contra ninguna de las 91 rectas de cuatro costuras que vieron en la tarde del 25 de junio.
La clave
De los últimos 18 innings que los Astros han consumido en materia ofensiva durante los dos partidos de la Serie Mundial en Philadelphia, solo han logrado fabricar carreras en un episodio, lo cual no es un buen síntoma. Sin embargo, esa quinta entrada de gloria les sirvió para nivelar las acciones y garantizar el regreso del Clásico de Otoño al Minute Maid Park de Houston.
Como mismo sucedió en el segundo choque el pasado sábado, la tanda alta de los siderales cargó con el peso productivo, sobre todo Alex Bregman, quien castigó un pitcheo de 101 millas y logró un crucial doblete de dos carreras.
El antesalista mostró otra vez su poder y máximo enfoque para batear un envío de mucha velocidad, algo que ha logrado hacer varias veces en la presente postemporada. Para tener una idea, los tres pitcheos más rápidos que ha bateado el toletero de los Astros para conseguir un jit en su carrera (incluido postemporada) han llegado estos playoffs:
* 101.4 millas vs. Andrés Muñoz/sencillo (Juego 2 de la Serie Divisional)
* 101.8 MPH vs. Andrés Muñoz/doble (Juego 2 de la Serie Divisional)
* 100.7 MPH vs. José Alvarado/ doble (Juego 4 de la Serie Mundial)
Antes y después de ese batazo, Yordan Álvarez y Kyle Tucker se apuntaron sendos remolques sin conectar de jit, mientras Yulieski Gurriel sellaba el racimo de cinco carreras del quinto capítulo al pegar cohete al izquierdo, su segundo del duelo, con el cual se reafirmó como el segundo jugador de los Astros con más partidos multijits (23) en la historia de la postemporada, únicamente superado por José Altuve (30).
El espirituano, además, llegó a 12 empujadas en Series Mundiales y superó al miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, Tany Pérez, en la cima del listado de los mejores empujadores cubanos en Clásicos de Otoño.
Por si fuera poco, Gurriel también se robó una base y se convirtió en el quinto jugador más longevo (38 años y 146 días) con una estafa en Series Mundiales, solo superado por Doc Cramer (40-080), Jimmie Wilson (40-077), Joe Morgan (40-023) y Paul O´Neill (38-247).
Yulieski ha sido una de las figuras más consistentes de la ofensiva de Houston durante la presente postemporada, en la cual no lo han podido retirar por la vía de los strikes luego de 47 comparecencias al plato. Esta es su segunda mayor racha en postemporada, luego de que lograra 14 juegos y 56 turnos sin ponches entre 2018 y 2019.
El héroe
El nivel de urgencia de los Astros para el cuarto partido de la Serie Mundial era realmente alto. Llegaban al duelo con desventaja (1-2) y a riesgo de colocarse al borde del abismo si perdían, por lo que necesitaban a toda costa encontrar las vías para igualar el match con los Phillies.
En esas circunstancias, Dusty Baker pudo apostar por entregarle la bola a su as, el derecho Justin Verlander, quien ya tenía el descanso necesario para hacer su segunda aparición en este Clásico de Otoño. Sin embargo, el timonel desechó esa opción y puso toda la responsabilidad sobre un chico de 25 años, muy talentoso, pero con un historial nada sugerente en Series Mundiales (efectividad de 12.00, con tres jonrones en tres episodios de labor).
La jugada no pudo salirle mejor al manager de Houston, quien vio como Cristian Javier se adueñaba del escenario y escribía una de las páginas más espectaculares en la historia de la postemporada de MLB. “Estuvo eléctrico. Tiró la pelota hacia arriba, hacia abajo, y eso te demuestra que el mejor lanzamiento en el béisbol sigue siendo la recta bien ubicada. Estaba tranquilo, fresco. Christian Vázquez tuvo un gran partido junto a él”, dijo Baker tras el choque.
Javier fue amo y señor de un partido con mucha tensión añadida por la situación de los Astros. El derecho lanzó seis entradas de alto calibre, en las que retiró a nueve por la vía de los strikes, regaló par de boletos y concedió dos bases robadas que al final no comprometieron su faena, pues logró sacar esos outs con corredores en posición de anotar.
Con esta línea, se convirtió en el primer lanzador que liquida seis entradas sin permitir jits a sus rivales en un partido de Serie Mundial desde que Jerry Koosman (New York Mets) lo consiguiera en el segundo duelo del Clásico de Otoño de 1969 ante los Orioles.
De cierta manera, esta salida de Javier es un calco de la que materializó en junio pasado en New York, donde también consiguió un no hitter combinado contra los Yankees junto a Héctor Neris y Ryan Pressly.
El villano
Aaron Nola venía de dos aperturas mediocres, la última de ellas en el inicio de la Serie Mundial, por lo que ahora tenía la oportunidad de reivindicarse. Sin embargo, el derecho no aprovechó su segundo chance al permitir tres anotaciones y siete imparables en cuatro innings de labor. En sus últimas tres salidas, el co-as de los Phillies se combina para 13 episodios y 11 carreras en su cuenta. ¡Señal de alarma!
Pero Nola no fue el único villano del juego. El zurdo José Alvarado, quien solo había golpeado a un bateador en la pasada temporada regular, salió de relevo y su primer pitcheo de la noche fue un pelotazo contra Yordan Álvarez, el primer bateador zurdo que golpea desde el 30 de septiembre del 2021, hace ya más de un año, cuando disparó directo a la anatomía de Freddie Freeman.
Ese deadball abrió el marcador para los Astros, que se encontraron entonces con un escenario ideal: bases llenas, sin outs y Alex Bregman en el rectángulo. En esas circunstancias, Alvarado le sirvió una sinker en el nivel medio de la zona a 101 millas y el antesalista lo alineó al jardín derecho para obtener un doble que puso el partido 3-0.
El calvario continuó para José Alvarado, pues Kyle Tucker le conectó un fly de sacrificio, mientras Yuli Gurriel pegaba sencillo que dejaba marcador definitivo de 5-0. ¡Los siderales al fin pudieron batear oportunamente en Philadelphia!
En cambio, Nola aumentó su debacle en esta Serie Mundial, y Alvarado, quien estaba intratable, cedió las primeras carreras del inmaculado bullpen de los Phillies, que vio rota su racha de 12.2 innings sin permitir carreras, la más larga para iniciar el Clásico de Otoño desde 1992 (Blue Jays).
La polémica
El romanticismo deportivo no va de la mano con el béisbol que se juega en MLB en este 2022. Ya no hay tantos lanzadores dándole tres vueltas a un lineup ni sumando 120 pitcheos en una salida, al contrario, estamos en la era del bullpen y en la era donde las figuras no juegan para un solo equipo. Así se mueve este negocio, impulsado mayormente por los datos y la analítica.
“Lo importante es ganar, da igual como sea.” Eso dijo Rob Thomson después que su equipo ganó el tercer choque de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional mostrando una mala defensa. El timonel canadiense estaba en lo cierto, y eso fue precisamente lo que Dusty Baker hizo anoche: trató de ganar de la manera más segura y dirigió diferente a los tres choques anteriores.
A esta altura de la temporada, no se trata de apostar por un lanzador para que consiga un no hitter, se trata de ganar un partido de vida o muerte de la manera más audaz.
En la temporada regular, Cristian Javier solo hizo 97 o más envíos en seis de sus 25 aperturas. Teniendo eso en cuenta, Dusty no tenía necesidad de arriesgar en un choque trascendental, sobre todo si dispones de un bullpen consistente y descansado. Ese razonamiento fue el correcto, pues los tres relevistas se enfrentaron a diez bateadores y retiraron a nueve (cinco por ponche), con solo un boleto. Mejor no pudo salir la decisión.