Tengo un amigo, villaclareño como yo, que vive en Orlando y es fanático de los Phillies. Cuando estaba en Cuba siempre se las ingeniaba para rastrear y ver los partidos del equipo. Me dijo una vez que su pasión por Philadelphia nació a principios de los 90, con aquella novena de ruda apariencia en la que resaltaban Mitch Williams, Darren Daulton, Pete Incaviglia, Curt Schilling y Lenny Dykstra.
Ese plantel llegó a la Serie Mundial de 1993, pero perdió contra los Blue Jays y después la franquicia pasó casi quince años sin clasificar a la postemporada. Pese a la mala racha, mi amigo siempre se mantuvo fiel y tuvo su premio con el título de 2008. Sin embargo, tras esa corrida victoriosa han sido agridulces las experiencias de los Phillies, alternando campañas negativas con otras en las que avanzaron hasta el Clásico de Otoño (2009 y 2022), aunque sin lograr la victoria final.
En 2023 parecía que Philadelphia estaba en condiciones de retomar la senda triunfal y ganar por fin otro anillo. Habían arrollado a los Braves, el mejor equipo del año, y se encontraban a solo un paso de eliminar a Arizona en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, pero ocurrió lo impensado: perdieron dos juegos seguidos en su feudo del Citizens Bank Park, donde habían ganado 12 de sus últimos 14 partidos.
Este lunes, antes del encuentro decisivo con los Diamondbacks, mi amigo de Orlando me decía que estaba tan emocionado como nervioso, algo comprensible, porque los Phillies nunca habían jugado un séptimo partido en una serie de postemporada. Perfectamente podían ir de la mano el entusiasmo por la posibilidad de salir airoso en un choque de vida o muerte y la preocupación por ser eliminados ante el equipo que menos victorias logró entre los 12 que avanzaron a los playoff en 2023.
Con el paso de la noche, la emoción se fue transformando en preocupación hasta convertirse definitivamente en frustración por la derrota de los Phillies, que cayeron eliminados ante Arizona contra los pronósticos de la mayoría. Cuando Paul Sewald retiró a Jake Cave en elevado al derecho y sacó el último out del partido, lo lamenté por mi amigo de Orlando; pero me alegré mucho: tendremos, sí o sí, un campeón cubano en la Serie Mundial del presente curso, incluso antes de que se tire la primera bola del Clásico de Otoño.
Adolis García y Aroldis Chapman por los Rangers, y Lourdes Gurriel Jr. por los D’backs serán los representantes antillanos en la gran final de MLB, que comenzará el próximo viernes con dos equipos que no ganaron más de 90 partidos en la temporada regular. Esto solo había ocurrido dos veces en campañas de más de 140 juegos:
* 1901: Pittsburgh Pirates (90 triunfos) vs. Chicago White Stockings (83)
* 1915: Philadelphia Phillies (90) vs. Chicago Cubs (86)
* 2014: San Francisco Giants (88) vs. Kansas City Royals (89)
El caso de Arizona, en particular, es muy llamativo, porque han logrado meterse en la Serie Mundial luego de conseguir solo 84 triunfos en la temporada regular, la tercera cifra más baja para cualquier equipo que haya llegado a la final de octubre en campañas de 162 choques. Los únicos que entraron al Clásico de Otoño con menos victorias fueron los Mets de 1973 (82 sonrisas) y los Cardinals de 2006 (83).
El éxito de los D’backs tiene un valor agregado, pues alcanzaron su pase a la Serie Mundial tras remontar la serie ante los Phillies en su casa, con un séptimo partido en el que también tuvieron que venir de atrás. Este martes, los anfitriones tomaron ventaja de 2-1 antes de la mitad del choque por jonrón solitario de Alec Bohm y la novena empujada de Bryson Stott en la postemporada.
A pesar de que el ruido aumentaba hasta generar un ambiente insoportable en el Citizens Bank Park, Arizona supo emerger en medio de la hostilidad con una extraordinaria cosecha de dos carreras en el quinto episodio, ambas remolcadas con par de outs en la pizarra. Corbin Carroll y Gabriel Moreno, dos chicos que no han cumplido 24 años, fueron los héroes de los Diamondbacks, que a partir de ahí ya no mirarían atrás.
El propio Carroll, con un elevado de sacrificio en el séptimo, se encargó de ampliar la ventaja de los visitantes frente al hermético zurdo José Alvarado, quien no permitía carreras desde el 15 de septiembre. Por su parte, el relevo de Arizona (Joe Mantiply, Ryan Thompson, Andrew Saalfrank, Kevin Ginkel y Paul Sewald) regresaba a la acción con una puesta en escena de altos quilates: cinco entradas en blanco con un solo jit permitido y cuatro ponches.
“Jugaron bien, lanzaron bien, neutralizaron a nuestros chicos. Tuvimos varias oportunidades pero no las aprovechamos. Así es el béisbol. Hay que darle todo el crédito a Arizona. Ellos hicieron su juego aquí en Philadelphia cuando tenían la obligación de ganar dos partidos. El hecho de que nos hayan superado aquí, dos veces, en medio de esta atmósfera, es un gran logro”, dijo el manager de los Phillies, Rob Thomson, rendido ante el desempeño del rival.
Pedro Martínez, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown y comentarista en TBS, también elogió a los D’backs, un equipo capaz de generar caos a partir de la energía con que juegan. Una de las evidencias más claras fue su agresividad en el corrido de las bases, al punto de que se convirtieron en el primer equipo en la historia de la postemporada con al menos cuatro robos en los juegos 6 y 7. Los Cubs en 1907 y Oakland en 1989 también lograron dos partidos seguidos con al menos cuatro estafas en playoff, pero ellos lo hicieron en los dos choques iniciales de sus respectivas series.
Un papel fundamental en este modelo juega el explosivo Corbin Carroll, quien reapareció en el momento más tenso del año. Luego de pegar solo tres jits en sus últimos 30 viajes al plato, el patrullero se convirtió este martes en el jugador más joven (23 años y 64 días) que logra un partido de tres jits, dos bases robadas, dos anotadas y dos impulsadas en la historia de los playoff.
También tiene un rol muy importante en la dinámica de Arizona el dominicano Ketel Marte, nombrado Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato luego de pegar 12 imparables y terminar los choques contra los Phillies con un OPS de .987. El camarero lleva 16 partidos consecutivos bateando al menos un imparable en playoff, la segunda mayor racha de la historia en octubre, a solo uno de igualar a Manny Ramírez, Derek Jeter y Hank Bauer.
En materia ofensiva, a los Phillies les faltó dinamismo para competir contra los Diamondbacks. Dependieron demasiado del jonrón y cuando no se encontraron con su poder pasaron mucho trabajo para fabricar carreras. Además, no fueron oportunos a partir del tercer juego de la serie. En ese lapso de cinco partidos solo pegaron cinco indiscutibles en 34 turnos con hombres en posición anotadora.
El equipo acusó en exceso el pobre desempeño del cubanoamericano Nick Castellanos, quien desapareció después de ser uno de los hombres importantes en la espectacular victoria de los Phillies sobre los Braves. En sus últimas 26 comparecencias contra Arizona, el jardinero no pegó ningún jit, se tomó 11 ponches, remolcó solo una carrera con un elevado de sacrificio y apenas pudo entrar dos veces en circulación con par de boletos.
Arizona va a su primera Serie Mundial desde 2001, cuando derrotaron a los Yankees con aquel memorable sencillo definitorio de Luis González contra Mariano Rivera. Los Phillies, por su parte, se quedaron a una victoria de avanzar por segundo año consecutivo a la gran final de MLB. Como los Astros, perdieron dos juegos en casa cuando solo necesitaban una victoria para regresar al Clásico de Otoño. De esta forma, se frustró la posibilidad de reeditar una Serie Mundial con los mismos protagonistas, algo que solo ha sucedido nueve veces en la historia y que no pasa desde 1977 y 1978, cuando los Yankees y los Dodgers se vieron las caras por corona en campañas consecutivas.
Para Cuba, el duelo entre Diamondbacks y Rangers será una nueva vitrina para exhibir el potencial antillano por la presencia de Adolis, Chapman y Lourdes Jr., quien pegó al menos un jit en los cinco últimos partidos de la Serie de Campeonato ante Philadelphia. En esos choques, dejó un OPS de 1.032 y demostró que puede ser un bate importante para Arizona de cara a la instancia decisiva, fiel al legado familiar de su padre y de su hermano Yulieski, uno de los antillanos con mejores resultados en la postemporada de MLB.
Como quiera que se mire, en la Serie Mundial tendremos la clásica oportunidad de ganar o ganar, un privilegio del que no pueden presumir muchos países. De hecho, salvo Estados Unidos, las únicas naciones que también tienen garantizado su título son Venezuela y República Dominicana. Solo nos queda disfrutar, por la vía que sea, de otro episodio histórico. Hasta mi amigo de Orlando va a vibrar por Cuba, aunque sus Phillies estén durmiendo en casa.