La crítica situación epidemiológica de Cuba ha llegado a la Serie Nacional de Béisbol. No se trata solo de algunos jugadores enfermos, sino de equipos lastrados por “el virus”, una situación que obligó a suspender partidos este fin de semana y amenaza la estabilidad del torneo.
Este fin de semana no pudieron realizarse encuentros programados entre Granma y Mayabeque, y también entre Pinar el Río y Villa Clara. Y aunque los medios oficiales no han abundado en las causas, la razón está justamente relacionada con las dolencias padecidas por los peloteros.
Una de las situaciones más complejas la presentan los Alazanes de Granma.
Según informó en sus redes el comunicador Wilber Pastrana, los juegos previstos para sábado y domingo en el estadio Nelson Fernández de Mayabeque no pudieron realizarse por la existencia de “varios atletas de Granma enfermos, entre ellos los tres receptores del equipo”.
De acuerdo con Pastrana, estos choques deben realizarse “al término de la etapa clasificatoria”, en tanto se evaluaba “la situación del equipo para tomar decisiones con relación a su traslado a la Isla de la Juventud”, donde tienen programados sus próximos partidos.
Hasta el momento no ha trascendido oficialmente el nombre de los beisbolistas enfermos ni cuál será la decisión que se tomará con las próximas presentaciones de los Alazanes, que no son los únicos golpeados por el o los virus que se extienden sin freno por toda la isla.
El elenco de Pinar del Río también está aquejado por estas enfermedades. Los comentaristas deportivos Ernesto Amaya Esquivel y Dairon Pérez Urbano confirmaron este domingo que el juego previsto entre pinareños y villaclareños en el estadio Augusto César Sandino debió suspenderse por “padecer de arbovirosis varios atletas de los Vegueros”, aunque sin ofrecer más detalles.
“El virus” no da tregua
Aunque los cubanos le llaman popularmente “el virus”, el actual escenario epidemiológico de la isla está marcado por la propagación de varias enfermedades infecciosas, principalmente el dengue y el chikungunya —impulsadas a su vez por un elevado nivel de infestación de mosquitos—, aunque también de dolencias respiratorias, digestivas y hepatitis.
Esta situación, ya de por sí muy compleja ante las serias dificultades que atraviesa el sistema de Salud de Cuba debido a la prolongada crisis económica, la escasez de divisas y las sanciones de EE.UU., se ha visto agravada por el catastrófico impacto del huracán Melissa en la zona oriental.
Las arbovirosis —y en particular el chikungunya— se han propagado por todo el país los últimos meses, azotando a familias y comunidades enteras, poniendo en máxima tensión a médicos e instituciones hospitalarias, y dejando un número indeterminado, pero muy alto, de enfermos.
Las estadísticas oficiales, que una semana atrás hablaban de unos 20 mil casos de chikungunya, son cuestionadas por numerosas personas en las redes y rebatidas por una realidad en la que muchos enfermos no acuden a los centros médicos y a los que acuden muchas veces no se les aplican métodos de diagnóstico efectivos, ante la falta de recursos y el sobregiro de pacientes.
También desde las redes y las calles cubanas se reporta la muerte de no pocas personas por estos virus, mientras las autoridades mantienen silencio sobre el posible número de víctimas mortales y cuando se han referido al tema han manejado cifras muy bajas, atribuidas al dengue.
Estas dolencias, que dejan su huella en el día a día de los cubanos, obligaron este fin de semana a cancelar funciones del Ballet Nacional por la enfermedad de un grupo de bailarines y, en paralelo, a suspender los partidos de la Serie Nacional de Béisbol ya referidos.
Ante estos visibles problemas derivados del escenario epidemiológico del país, aficionados en las redes han comenzado a abogar por una suspensión o posposición del torneo beisbolero. A la vez se han reportado casos de atletas enfermos en otros equipos y se teme por los efectos que estos virus de demorada recuperación pueden tener en la salud y el rendimiento de los peloteros.











