Italia plantó cara, lo intentó, pero no en vano a Japón le han colgado el cartel de bestia negra del quinto Clásico Mundial. Los samuráis, con frialdad impresionante, se deshicieron (9-3) de los europeos y sacaron pasaje directo a Miami para su quinta semifinal consecutiva en el mayor show beisbolero a nivel de selecciones, algo que ningún otro país ha conseguido en la historia del evento.
De nuevo Shohei Ohtani acaparó las miradas con una apertura de 4.2 entradas en las que retiró a 5 por la vía de los strike, permitió 4 jits y par de anotaciones antes de dar paso a cuatro relevistas que mantuvieron a raya a los eléctricos italianos en la segunda mitad del choque.
Ohtani provocó la locura entre los más de 41 mil fanáticos que repletaron el Tokyo Dome cuando se encaramó en la lomita y comenzó a soltar bolas de fuego. Tan centrado estaba que le sacó los colores a Vinnie Pasquantino con un picheo de 102 millas, el más rápido que se le haya registrado en su carrera, según los datos de Statcast.
El derecho destrozó su marca (101.4 millas vs. Houston en septiembre del año pasado) y liquidó a Pasquantino, un grandesligas que promedia .316 frente a rectas. Ese aval no fue suficiente para el inicialista de los Royals, que se marchó a la banca con la sensación de haber sido impactado por un rayo.
El show de Ohtani fue descomunal si de velocidad hablamos. En total, registró los 29 envíos más rápidos del juego, 26 de ellos a más de 98 millas y 7 que se fueron por arriba de las 100. Por si fuera poco, también se apuntó el batazo más fuerte (115.4 millas) del duelo, una línea directa al guante del torpedero Nicky López.
Poco pudieron hacer los italianos contra esas rectas de humo y un repertorio diabólico del as de los Angels, quien los mantuvo casi todo el tiempo contra las cuerdas, salvo por un desliz en la quinta entrada, cuando aprovecharon para anotar 2 veces por par de pelotazos y 2 cohetes.
Sin embargo, ya en ese momento los samuráis habían marcado distancias con un jonrón de tres carreras del inicialista Kasuma Okamoto. Ese fue el punto de partida de un solapado ataque de los nipones, que en ocasiones dan la impresión de estar dormidos antes de darte la estocada mortal.
Con esa fórmula, volvieron a la carga en el quinto y pasaron tres veces por la registradora con dobletes remolcadores de Munetaka Murakami y de nuevo Okamoto, quien terminó el duelo con cinco impulsadas. La guinda del vendaval ofensivo la pusieron Masataka Yoshida (jonrón solitario en el séptimo) y Sosuke Genda, quien trajo la última con cohete al derecho.
Del resto se encargó el bullpen japonés, que tuvo un invito de lujo. Yu Darvish, estelar abridor de los San Diego Padres, hizo su primera aparición como relevista luego de 13 años y 242 aperturas en Grandes Ligas. De acuerdo con los datos de MLB, la última vez que el astro salió en rol de apagafuegos fue en 2010, cuando todavía militaba en los Nippon Ham Fighters del circuito nipón.
Darvish cumplió al liquidar séptimo y octavo, aunque permitió un cuadrangular de Dominic Fletcher, el primero del conjunto italiano en el Clásico. Del resto se encargó el taponero Taisai Ota, quien sacó los tres últimos outs y selló el boleto de los samuráis directo a Miami, sede de las semifnales.
En dicha instancia, Japón se medirá al ganador del duelo de cuartos de final entre México y Puerto Rico, dos de las potencias beisboleras de América. Los boricuas luchan por llegar a su tercera final consecutiva en los Clásicos y los aztecas por incluirse entre los cuatro grandes por primera vez.
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