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El 22 de octubre de 2005 estaba muy nublado en Chicago. Había riesgo de lluvia y frío —alrededor de 10 grados Celsius—, pero la zona sur de la Ciudad de los Vientos era una caldera ardiente en la jornada sabatina. Uno de los responsables de encender la llama fue el cubano José Ariel Contreras, quien se encaramó en la lomita del U.S. Cellular Field cinco minutos después de las siete de la noche y le cruzó una recta de 93 millas por el centro del plato a Craig Biggio.
Ese fue el inicio de la Serie Mundial entre los White Sox y los Astros, en la que la novena del sur de Chicago barrió sin misericordia a la de Houston para conseguir su primera corona desde 1917. Contreras, pinareño de pura cepa, se erigió como uno de los héroes de aquel partido inicial, en el que devoró siete entradas a ritmo de seis jits, tres carreras, un boleto y par de ponches.
Uno de los 41 206 fanáticos que presenciaron en vivo aquel desafío fue Robert Francis Prevost, el nuevo papa León XIV, quien por aquel entonces era solo era el padre Bob para sus conocidos en Chicago, aunque cuatro años antes había sido electo superior máximo de la orden agustina.

Esta conexión deportiva de Su Santidad fue puesta al descubierto el pasado jueves, cuando el periódico Chicago Sun Times mostró una foto de Prevost en las tribunas del estadio con una camiseta a rayas idéntica a la que usan los Medias Blancas, dirigidos en 2005 por el venezolano Ozzie Guillén y con dos cubanos en su nómina: el mencionado Contreras y Orlando “El Duque” Hernández.
La imagen llegó al medio como cortesía de Heidi Skokal, hija de Ed Schmit, amigo del actual pontífice. Los dos aparecen en la foto, tomada en las gradas del U.S. Cellular Field, en medio del júbilo por la carrera triunfal de los White Sox.
Posteriormente, la cadena FOX, que poseía los derechos para la transmisión de la Serie Mundial, también encontró imágenes del partido en las que se ve a Prevost expectante en la novena entrada, cuando Bobby Jenks estaba a punto de sacar el último out del partido contra Adam Everett.
Nacido en Bronzeville y criado en Dolton, dos barrios en el South Side de Chicago muy cercanos al U.S. Cellular Field (ahora Rate Field), Prevost fue siempre seguidor de los White Sox, a pesar de que su madre, Mildred Martínez, prefería a los Cubs, el otro equipo de la ciudad.
“Nunca fue fan de los Cubs, así que no sé de dónde salió eso. Siempre fue fan de los Sox”, dijo el pasado jueves John Prevost, hermano del pontífice, poco después de que comenzara el debate en redes sociales sobre las preferencias beisboleras del nuevo papa.
Pero la afición de León XIV por la franquicia del sur de Chicago es —podría decirse— milagrosa, porque, además de su madre, sus tías también eran del norte de Chicago y apoyaban a los Cubs, mientras que su padre era fan de los St. Louis Cardinals, según las declaraciones de su hermano John.

Tras su elección como nuevo pontífice, muchos ya hablan de una “bendición papal” para los White Sox, cuya coronación en 2005 se produjo justo unos meses después de la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI como nuevo Jefe de Estado de la Santa Sede. Sin embargo, la realidad es que hoy la novena del sur de Chicago es una de las peores de Grandes Ligas, con pronóstico de sumar más de 100 derrotas en 2025.
Una “señal divina” para los New York Knicks
Algunos fanáticos del deporte cargan con múltiples decepciones a cuestas. Los seguidores de los New York Knicks, por ejemplo, no ven a su equipo ganar un título de la NBA desde 1973, por lo que se agarran de cualquier indicio celestial para alimentar su fe.
Y justamente tras la fumata blanca del pasado jueves en el Vaticano, que nos dejó la elección del primer papa estadounidense de la historia, el famoso actor y director Spike Lee encontró una coincidencia que, a su entender, es una “señal divina” para confiar en que sus New York Knicks podrán ganar el título de la NBA por primera vez en más de medio siglo.
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Lee, habitual en las duelas estadounidenses, está viviendo al límite la postemporada del mejor baloncesto del mundo, en la que ahora mismo los Knicks llevan una ventaja de 2-1 sobre los Boston Celtics, campeones defensores, en las semifinales de la Conferencia Este.
Si no fuera suficiente esta corriente favorable, la elección de Prevost ha servido para alimentar la fe del actor: “Para mis fanáticos de los New York Knicks, su alma máter es la Universidad de Villanova (Brunson, Hart y Bridges ganaron anillos de la NCAA en Villanova). ¡Qué bendición! Es divina”, dijo Lee.
La referencia tiene que ver con los estudios de Prevost, quien en 1977 obtuvo una licenciatura en ciencias matemáticas de la Universidad de Villanova, justo donde estudiaron tres de los actuales jugadores de los Knicks. Esa casualidad parece bastarle a Spike Lee y a los fanáticos del quinteto neoyorkino, ausente de las finales de NBA desde 1999.
Villanova officially has representation in Vatican City ⛪️ pic.twitter.com/w9VAuAPMBS
— NCAA March Madness (@MarchMadnessMBB) May 8, 2025
¿Trae suerte a algún equipo deportivo la elección de un nuevo pontífice?
El inicio de un nuevo pontificado ha coincidido con buenas noticias para varios conjuntos en materia deportiva de primer nivel. En el fútbol italiano, por ejemplo, las dos últimas fumatas blancas (2005 y 2013) antes de la elección de León XIV el pasado jueves han coincidido con la coronación de la Juventus en la carrera por el Scudetto.
Los bianconeri ganaron en 2005 con una escuadra plagada de estrellas, desde Buffon, Cannavaro, Zambrotta y Thuram en el muro defensivo, hasta Del Piero, Ibrahimovic, Nedved, Camoranesi y Trezeguet en el frente de ataque. Sin embargo, poco después les fue retirado el título por el escándalo del Calciopoli, que se centraba en la manipulación de las designaciones arbitrales para favorecer a varios equipos de la Serie A y la Serie B.
Como consecuencia, la Juventus descendió y no volvió a lo más alto del fútbol italiano hasta 2012, cuando comenzaron una hegemonía de nueve scudettos consecutivos. Uno de ellos lo certificaron, precisamente, solo unos meses después de que Benedicto XVI renunciara y fuera electo Francisco, un gran aficionado del más universal de los deportes.
La buena suerte de la Vecchia Signora con los nuevos papas habría que extenderla a otras competiciones como la Coppa Italia, la cual ganaron en 1979 al Palermo tras 15 años de sequía, justo unos meses después que Juan Pablo II comenzara su pontificado.

Este 2025, en cambio, la llegada de León XIV al Vaticano no se produce en el mejor momento para la Juventus, sin opciones de pelear por el título de la Serie A y eliminados de todas las demás competiciones domésticas y continentales.
Otros clubes italianos han tenido suerte con los papas flamantes. Por ejemplo, en 1964 el Inter de Milán se proclamó campeón de Europa unos meses después de que fuera electo Pablo VI. Ahora los nerazzurri esperan que se repita el guion, pues disputarán la final de la Champions dentro de unos días en Múnich.
Como dato curioso, desde la fundación de la Copa de Europa en 1955 ningún equipo ha obtenido su primer título después la elección de un nuevo papa, lo cual es una mala noticia para el PSG, que justamente buscará contra el Inter el título de la Champions el próximo 31 de mayo.
Más allá de las fronteras italianas
Con un papa nacido en Chicago, salimos del ámbito italiano y futbolero para explorar cuáles han sido los equipos más exitosos en la historia del béisbol y el baloncesto, dos de los principales deportes profesionales de Estados Unidos, luego de la celebración de un Cónclave.
Si vamos a los diamantes, por ejemplo, los New York Yankees siempre llegaron a la Serie Mundial y ganaron tres de los cinco títulos que disputaron tras cada una de las elecciones de un nuevo papa entre 1922 y 1978. Podría ser una buena señal para los Bombarderos del Bronx en 2025, campaña en la que ya están inmersos en la pelea por avanzar otra vez al Clásico de Otoño (perdieron en octubre pasado contra los Dodgers) y romper su sequía de 16 años sin coronarse.
Siguiendo con el deporte de las bolas y los strikes, el último equipo de Grandes Ligas que ganó tras la muerte o renuncia de un Santo Padre fue Boston, en 2013. Los Red Sox conquistaron su tercer cetro en diez temporadas luego de sus carreras triunfales en 2004 y 2007.

En el baloncesto, los San Antonio Spurs han sido los últimos campeones en años de Cónclave (2005 y 2013), pero esta temporada resultaron eliminados de las batallas de postemporada. Desde la fundación de la NBA en 1946, de todas las franquicias que han ganado el título en años de muerte o renuncia del papa, los únicos que se mantienen con vida en la lucha por el campeonato en 2025 son los Atlanta Hawks (monarcas en 1958 cuando radicaban en St. Louis), Boston Celtics (ganadores en 1963) y Oklahoma City Thunders (campeones en 1978 con el nombre de Seattle Supersonics).
Conexiones papado-deporte: la maldición del Avellino
El pasado 21 de abril falleció el papa Francisco, solo dos días después de que el Avellino, un modesto club del sur de Italia, certificara su ascenso a la Serie B. Esto no atraería mayor atención si no fuera por el hecho de que 6 de las 9 promociones de este equipo de fútbol han coincidido con la muerte o renuncia de un Santo Padre.
La historia pone los pelos de punta. Su origen lo encontramos en 1958, cuando falleció Pío XII, tras casi dos décadas de pontificado. Ese mismo año, el Avellino consiguió una plaza en la Serie C luego de una reestructuración del fútbol italiano, algo que se repetiría en 1963 con el fallecimiento Juan XXIII y la coronación del club en la cuarta categoría, que le dio acceso a la tercera división.
Pasó el tiempo y quizá muchos no repararon en aquello, pero en 1978 el Avellino captó otra vez la atención, porque luego de su histórico ascenso a la Serie A (el único desde su fundación en 1912) en junio, fallecieron no uno, sino dos papas: en agosto murió Pablo VI y en septiembre Juan Pablo I, solo 33 días después de que el Colegio Cardenalicio lo eligiera.

La historia no termina ahí. El 2 de abril de 2005 falleció Juan Pablo II tras 26 años como papa —el pontificado más largo desde Pío IX en el siglo XIX—. Dos meses después, el Avellino ascendió a la Serie B. También a ese nivel escalaron en 2013, cuando se produjo la renuncia de Benedicto XVI.
Este año el cambio de categoría del equipo sirvió “de premonición”, pues como había sucedido en ocasiones anteriores, unas pocas horas después falleció el papa.