El Rogers Centre, la casa de los Blue Jays en Toronto, es un diamante mágico, más cuando está abierto el techo del estadio y la CN Tower, el emblema de la ciudad, se convierte en el espectador más imponente que jamás tendrá un juego de béisbol. Y justo ahí, en ese escenario idílico, vivió el fin de semana su debut en Grandes Ligas el pinareño Lázaro Estrada, quien regaló un relevo de nivel a la franquicia canadiense en su duelo con los Angels.
El lanzador cubano caminó cuatro episodios a ritmo de dos de imparables, una carrera limpia, ningún boleto y cuatro rivales retirados por la vía de los strikes, el primero de ellos el también cubano Jorge Soler. Su slider afilada, su recta “pesada” y las pinceladas de su gran curva le permitieron conseguir la mayor cantidad de swines fallados (10) entre todos los serpentineros que se encaramaron en la lomita del Rogers Centre el pasado sábado.

La historia de Estrada hasta su llegada a Grandes Ligas merece una pieza cinematográfica, esas que tanto se anhelan en la gran pantalla cubana sobre temáticas beisboleras. Siendo un adolescente salió de la isla rumbo a Haití y después cruzó a República Dominicana, donde buscaría colocarse frente a scouts de MLB.
Sin embargo, ojeadores de los Cardinals y los Rockies no le vieron demasiado potencial, teniendo en cuenta que su recta ni siquiera alcanzaba las 90 millas. Aparecieron entonces los Blue Jays, que lo encontraron de casualidad en el terreno de una base de la Fuerza Aérea en Boca Chica, donde iban a evaluar a otro jugador.
“Mientras esperaban, el chico empezó a lanzar curvas. Buenas curvas. Era obvio que la forma y el giro de la bola quebrada de Estrada eran diferentes. Harry Einbinder, subdirector de ojeadores internacionales de Toronto, llamó aparte a su jefe, Andrew Tinnish, vicepresidente de ojeadores internacionales de los Blue Jays, y le dijo que tenían que fichar a este chico”, relató en marzo el periodista Arden Zwelling de SportsNet.

Estrada, hijo de Federico (lanzador de cinco Series Nacionales) y sobrino de José Antonio (recordado utility de los equipos pinareños), arrancó entonces su larguísimo trayecto de con la organización canadiense por las Menores, en las que atravesó momentos muy amargos, como una lesión en el brazo de lanzar en 2021.
Ese año, justo en medio de la temporada, tuvo que someterse a una cirugía Tommy John que lo mantuvo inactivo durante más de 12 meses. Entre asunto y las dificultades por la pandemia, no llegó ni a 40 innings de labor en dos temporadas, lo cual limitó su confianza. Necesitó mucha fuerza mental y trabajo psicológico para retomar el rumbo y rendir a la altura de lo que buscan los Blue Jays.
Tras este calvario, Estrada ha llegado a Las Mayores y se ha convertido en el cubano número 400 en debutar en el mejor béisbol del mundo, de acuerdo con fuentes de amplio conocimiento sobre el juego como el periodista Francys Romero. Sin embargo, el sitio especializado Baseball Reference recoge en su base de datos a 398 jugadores de la isla, incluidos en ambos casos todos los que exclusivamente se desempeñaron en las Ligas Negras.
¿Dónde está el misterio? ¿Quiénes son los dos cubanos fantasmas que faltan en el conteo de Baseball Reference?
Ronnier Mustelier
Cuando se habla de la segunda versión de la “Aplanadora” santiaguera que ganó varios títulos nacionales bajo el mando de Antonio Pacheco, uno de los nombres que no se pueden obviar es el de Ronnier Mustelier. Fogoso, eléctrico, el infielder era de las piezas fundamentales de aquellos equipos junto a Alexei Bell, José Julio Ruiz, Luis Miguel Nava, Rolando Meriño o Manuel Benavides.
Mustelier era un látigo con el madero, capaz de desaparecer la pelota por encima del techo del Guillermón Moncada, de correr como una gacela por las almohadillas y de defender como un muro en la antesala. No exagero si digo que por aquellos tiempos lo visualizábamos como un pelotero completo, el clásico jugador de cinco herramientas que sumaba a sus habilidades competitivas una gran capacidad de liderazgo.
Aprovechando ese paquete, como muchos hombres de su generación, decidió salir de la isla y probarse en el béisbol profesional, donde llegó a firmar por los con los Yankees de Nueva York por un bono de 50 mil dólares en 2011.

Ahí comenzó su aventura por las Ligas Menores en Estados Unidos, peleando por ascender en una organización extremadamente competitiva. “Los Yankees son la organización más fuerte de béisbol que hay en el mundo y en Triple-A hice buenos números para jugar aunque sea un par de años en Grandes Ligas, pero eso era algo muy difícil en esa franquicia. Subir al primer equipo resultaba casi imposible”, comentó en 2023 al espacio Backstage Deportivo.
“Como novato, para debutar, debías estar al 200 por ciento seguro de ti mismo, porque Nueva York es una plaza complicada en cuanto a la presión: la prensa, los fanáticos… Y me tocó coincidir con una de las mejores generaciones de los Yankees: Derek Jeter, Alex Rodríguez, Robinson Cano, Teixeira, Suzuki, Granderson, etc… Yo jovencito, no tenía chance en ese momento. Sin embargo, te puedo decir que por números no fue”, añadió el santiaguero.
Mustelier terminó su vínculo con los Yankees en mayo de 2014 y pasó cerca de año y medio jugando en México, hasta que el 24 de noviembre de 2015 fue firmado por los Bravos de Atlanta con un contrato de Liga Menor. De nuevo batalló, fue al Spring Training y “quemó” las naves en Triple-A, donde consiguió una línea ofensiva (Average/Promedio de embasado/Slugging) de .293/.356/.381 en los primeros tres meses de 2016.

El 3 de julio los Bravos decidieron llamarlo a Grandes Ligas. Por fin se cumplía el sueño. Ahí estaba, en el banco de Atlanta con su uniforme de MLB para enfrentar a los Marlins en duelo histórico, pues sería el primer choque profesional celebrado en una base militar. El escenario era el Fort Bragg Park de Carolina del Norte, donde Mustelier fue suplente, no salió al campo y al día siguiente fue enviado nuevamente a las Menores.
“Hay dos cosas que se me quedaron por hacer: representar a la selección nacional en un Juegos Olímpicos y debutar en Grandes Ligas. Yo llegué a subir justo antes de un partido muy especial que se jugó en una base militar en Carolina del Norte, pero no debuté”, relató Mustelier, quien compartió aquel encuentro con al menos otros dos antillanos: el avileño Adonis García y su coterráneo Adeiny Hechavarría, con quien había jugado en Santiago de Cuba.
Miguel Romero
Si el caso de Ronnier Mustelier parece extraño, el de Miguel Romero no se queda atrás. El lanzador guantanamero trabajó cuatro temporadas en la Serie Nacional con los Indios del Guaso, a quienes les aportó siete victorias y ocho salvamentos en su última campaña antes de salir de la isla para pelear por un contrato profesional, el cual consiguió en febrero de 2017, muy pocos meses después de emigrar.
Romero firmó con Oakland y comenzó a batallar por los distintos niveles de Ligas Menores, hasta asentarse definitivamente en los Aviadores de Las Vegas, sucursal de Triple-A afiliada a los Atléticos. Aunque sus números allí estuvieron muy lejos del brillo que se exige a un lanzador de MLB, el derecho recibió el llamado del Big Show en septiembre de 2021.

“Fue una experiencia muy bonita. Yo me encontraba jugando en Triple-A, en Houston, y el último día ya nos íbamos para Las Vegas y me llama el manager a la habitación. Yo agarro el teléfono y le pregunté: ‘¿Qué pasa?’. Me dice: ‘Que ya eres grandesligas’. Yo no lo creía”, recordó Romero en una entrevista con Yussef Díaz, del sitio Pelota Cubana.
En el propio diálogo reconoció que pudo poner los pies en la tierra y asimilar la noticia cuando el gerente general de Oakland le envió un mensaje muy elocuente: “Bienvenido a MLB”. Solo entonces festejó por todo lo alto: “Enseguida lo que hice fue llamar a mi mamá a Cuba y llamar a mi esposa”, precisó.
Sin embargo, como le sucedió a Mustelier, tuvo que ver los toros desde la barrera y se quedó con las ganas de debutar oficialmente en el mejor béisbol del mundo. Romero fue activado por los Atléticos el 8 de septiembre de 2021 y estuvo con el equipo hasta el 21 del propio mes, lapso de 12 partidos en los que no recibió una oportunidad.

“Esas son cosas que uno no controla. No me molestó. El equipo estaba fajado para entrar al playoff y yo solamente llegaba, practicaba, hacia mi trabajo. Si me tocaba lanzar, pues a hacerlo. No me tocó y no pasó nada, me quedé tranquilo igual”, dijo Romero, quien luego fue enviado a las Menores y nunca más recibió un llamado desde Grandes Ligas.
Finalmente, fue cesado por Oakland en mayo de 2023, solo un par de meses después de brillar con Cuba en la quinta edición del Clásico Mundial de Béisbol. En ese evento fue seleccionado en el equipo Todos Estrellas como uno de los mejores lanzadores. Sin embargo, en el béisbol norteño no pudo mantener la línea y durante los últimos años ha trabajado en México, Venezuela, Nicaragua y Puerto Rico.